Despertó en la bañera, desnuda e inmersa dentro de la suave espuma de las sales de ródenas y eucaliptos. La sacudió el silencio de su i-pod nano y recorrió el espacioso baño con la mirada. Allí estaba la cortina de helechos y tras ellos, el amplio ventanal con vista a un jardín interior tachonado de rosas, margaritas y azucenas. La sauna marcaba los 45 grados preestablecidos y desde el inmenso tragaluz del techo se colaban miles de rayos multicolores filtrados por el hermoso vitral italiano, instalado para darle una atmósfera bucólica a todo el recinto sanitario.
Cuando llegó el sargento Meléndez ni se turbó. Salió de la bañera, tomó su reproductor y les entregó el cordel de nylon. La placidez de su rostro y la parsimonia de sus movimientos desconcertaron a todos. Se dejó poner una bata que ocultara su desnudez y al bajar por la escalera de mármol travertino esquivó, sin inmutarse, los cadáveres de sus tres hijos.
Cuando llegó el sargento Meléndez ni se turbó. Salió de la bañera, tomó su reproductor y les entregó el cordel de nylon. La placidez de su rostro y la parsimonia de sus movimientos desconcertaron a todos. Se dejó poner una bata que ocultara su desnudez y al bajar por la escalera de mármol travertino esquivó, sin inmutarse, los cadáveres de sus tres hijos.
Este relato forma parte del Volumen I de "Relatos Para Contárselos a La Muerte" ® Depósito legal lf06120088001563 ISBN 9789801231622 / Radicación internacional Nº 7572 del 21-04 2008 - Todos los derechos reservados © Andrés Simón Moreno Arreche Editorial Eróstanus™
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