Después de la llamada telefónica, Simón Hearth se reunió con Antonio y José Del Rey frente a la cripta que resguarda el despojo mortal de Santa Rosa de La Guajira, traídos a la Santa Sede hace 30 años desde La Misión de La Caridad Extrema.
.- Disculpen la interrupción ¿Podemos reunirnos ahora?
.- Por mí no hay problema - dijo cansonamente José Del Rey.
.- Entonces, vamos que el tiempo apremia - manifestó Antonio, con entusiasmo - y en relación con sus inquietudes Hermano José, las respuestas son: Ninguna vez, ninguna visión, ningún éxtasis.
El estadounidense arqueó las cejas y se quedó como en el limbo, hasta que Antonio le rompió el encantamiento.
.- Vamos, pues, a concentrarnos en nuestro acertijo y en lo que ha investigado el hermano José.
Continuaron por el largo pasillo de las Secretarías hasta alcanzar el ‘Balcón de Las Meditaciones’, un saliente del pasillo desde el que se podía observar el campus de la antigua Universidad Javeriana Pontificia de Bogotá, convertida en sede terrenal de la Iglesia Episcopalística. En total, más de dieciocho hectáreas que se deslizan suavemente hacia el Sureste, en las que cincuenta y seis edificios ofrecen más de doscientos cincuenta mil metros cuadrados de salones, oficinas y despachos. Desde el pasillo, y a pesar de la neblina, Simón Hearth pudo identificar la Biblioteca General, la construcción más antigua del campus; el Centro de Audiovisuales con su propuesta arquitectónica Art Deco en la fachada y el Domo Lumiere al fondo, una fantástica sala de cine tridimensional, con sonido e imagen envolvente, y más hacia la ciudad, como en un lejano segundo plano, el Hospital Universitario, el Centro Editorial y a un costado de éste, las oficinas de correo de la Santa Sede con la inscripción en altorrelieve ‘Coram Populo’. A medida que avanzaban por el pasillo, y tal vez por esa mágica majestad que tienen las noches bogotanas cuando la neblina del cerro Monserrate la cobija, la Santa Sede Episcopalística se ofreció ante sus ojos con el sereno despliegue de una grandeza que contrasta dramáticamente con la actitud, la conducta y el desenvolvimiento simple y austero de aquellos hombres y mujeres que abrazaron el episcopalismo como un reflejo de la austeridad de Jesús, y como una visión organizacional de iglesia nueva, según la cual la Asamblea de Obispos es superior al Vicario; austeridad y visión que precipitaron el cisma más grande en el cristianismo, más grave aún que el provocado por las iglesias cristianas orientales, separadas de Roma en el año 1054 de esta Era, pero fieles a las doctrinas definidas en el Concilio de Caledonia del año 451.
Llegaron hasta las oficinas de la Secretaría de Operaciones Administrativas y al traspasar las altísimas puertas de nogal y palorosa, se desplegó ante ellos otro largo pasillo, tachonado de puertas silenciosas y paredes olorosas a misterio. Los pasos de los tres hombres retumbaron sobre el piso de mármol y en el techo con un eco exagerado, hasta llegar a la puerta de la oficina privada de José Del Rey, que se abrió con un modernísimo clic bancario, luego que el hermano colocara su mano derecha sobre el escáner digital de una pantalla embutida en la pared. Una sólida puerta de acero, disfrazada externamente con el maderamen arquitectónico de las demás puertas, se desplegó suavemente y a Simón Hearth le pareció estar frente a una de las bóvedas bancarias de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Ahora comprendía la dimensión de las palabras recientes del hermano José cuando le respondió: ‘Esas paredes me lo cuentan todo a mí, sólo a mí. Se lo garantizo’.
Penetraron a una cámara que se presurizó de nuevo al cerrarse la compuerta de acero, y después de ésta, entraron a una oficina inesperable en una sede santa: Mobiliario de exquisito acero y vidrio laminado, tecnología de punta y el minimalismo ecléctico de cualquier oficina en las Petronas Tower de Kuala Lumpur, el actual epicentro financiero del mundo. Para acentuar más el contraste y desubicar parcialmente al visitante, detrás de un amplísimo y falso ventanal, una holografía tridimensional reflejaba una vista de la Santa Sede a todo color y con la luminosidad acorde con la hora del día, como si se tratara de una vista desde el piso 50 de una inexistente torre. A medida que el hermano José penetraba espacios, éstos se iluminaban a nivel de piso y por las luces indirectas del techo, mientras el cauto hermano episcopalístico se transfiguraba ante ellos en un poderoso magnate, acostumbrado a ejecutar vertiginosas transacciones con un aplomo y sangre fría nada clericales.
.- Por favor, tomen asiento y permítanme unos instantes.
Antonio y Simón Hearth ocuparon los únicos asientos de fibra sintética y de vanguardista diseño ergonómico ubicados frente al solitario escritorio de acero que parecía flotar porque no tenía una sustentación visible. De allí emergió la proyección de una modernísima pantalla de hologramas en la que se podía ver la misma imagen por ambas caras; un rayo de luz rectangular, inicialmente verde, que se convirtió en una foto aérea y tridimensional de la Santa Sede, que quedó flotando y rotando suavemente a menos de treinta centímetros sobre el escritorio. José Del Rey pulsó una clave sobre las teclas ‘one-touch’ embutidas en el vidrio de su escritorio y la imagen tridimensional de la Santa Sede desapareció, para reaparecer como una holografía gigante en el falso ventanal.
.- Por ahora, las pesquisas dentro de la Santa Sede no nos permiten precisar con exactitud quién es este ‘Absalón’. Como supondrán, tenemos un grupo bastante extenso de posibles indiciables.
En ese instante, los veintiún metros cuadrados de la holografía se dividieron en doscientos diez segmentos, uno por cada presunto sospechoso, y en cada recuadro, una foto de un rostro se alternaba con una foto a cuerpo entero y con segmentos de película obtenida con cualquiera de las 500 cámaras digitales del circuito cerrado de la Santa Sede. Al pie de cada una de las doscientas diez imágenes apareció una banda azul sobre la que estaba el nombre, el cargo y la sección a la que pertenece el preseleccionado, junto con una cifra en destellante rojo cardenal.
.- Este es el primero de los tres grupos de preseleccionados. Son los que han salido de la Santa Sede de permiso, dispensa o vacación durante los seis meses previos a la fecha del dossier. La cifra que ven debajo es el guarismo probabilístico que la computadora arroja, basada en tres docenas de baremos, entre los que se incluye el perfil de la conducta de cada candidato y su historial de promoción y amonestaciones dentro de la Iglesia.
Antonio y Simón se reacomodaron en sus sillas. Antonio manifestó su satisfacción con una casi imperceptible sonrisa. El estadounidense echó mano instintivamente a su bolígrafo, pero al no tener dónde escribir ni la comodidad para hacerlo desistió de su reflejo reporteril y se concentró en la explicación del José Del Rey.
.- Como podrán notar, ninguno de ellos sobrepasa el diez por ciento de probabilidad. Seguidamente veremos el segundo grupo de preseleccionados.
La pantalla de hologramas se barrió con una suave ola diagonal y ochenta y seis imágenes suplantaron las doscientas diez precedentes.
.- Este es el grupo de los que han viajado al exterior en los últimos seis meses. Junto al nombre pueden apreciar el destino desde Bogotá y el porcentaje probabilístico que, les recuerdo, incluye otros baremos distintos pero complementarios al viaje. De este subgrupo extraemos los quince que tuvieron en sus viajes conexiones con otras líneas y trasbordos intercontinentales. Pueden observar que estos hermanos y hermanas tienen, individualmente, una probabilidad por encima del quince por ciento de ser nuestro ‘Absalón’.
De nuevo el efecto en diagonal; esta vez barrió las ochenta y seis imágenes y dividió el espacio tridimensional en dos segmentos: A la izquierda, los quince preseleccionados anteriores, con una banda amarilla de esquinero superior izquierdo de cada imagen. A la derecha, un tercer grupo de ciento noventa y tres individuos.
.- Este tercer grupo está integrado por aquellos hermanos, hermanas y laicos que trabajan en la Santa Sede y que han tenido algún tipo de contacto o relación con grupos que a su vez tienen vinculación con guerrilleros, con políticos de izquierda, con personas o instituciones vinculadas con las embajadas de Israel, Palestina, Siria, Marruecos, Irán o Irak. A la izquierda están los preseleccionados del grupo anterior. Quiero acotar que el grupo es numeroso porque incluimos a todo aquel que haya tenido cualquier tipo de contacto con ciudadanos de esos países, o con personas relacionadas con ciudadanos de esos países, tanto de visita en la Santa Sede como en sus actividades privadas y particulares fuera de aquí: Desde un saludo inocente, una llamada telefónica, algún correo electrónico, recibido o enviado, hasta el tipo de amistades personales y vecinos que tengan cualquiera de las nacionalidades de países del Oriente Medio, y contactos con personas de viaje frecuente con destino a cualquiera de esos países. Bajo cada imagen verán ahora, además del nombre, el cargo y la sección en la que prestan sus servicios, cinco cifras, una por cada baremo, y de este universo seleccionamos a veintitrés individuos, aquellos que presentan en uno o más parámetros, una cifra probabilística superior al quince por ciento.
Simón estaba sorprendido y Antonio estaba complacido. El plan de inteligencia y de contrainteligencia que estaba detrás de esa investigación suponía una red de información y seguimiento comparable con la del FBI., la ‘Inteligenza’ italiana o el mítico G2 cubano. Automáticamente, ‘El Terror de Washington’ comenzó a tomar notas en su ‘Blackberry’ de última generación, pero el efecto de sonido que acompañaba a cada barrido de la pantalla tridimensional de la proyección holográfica le distrajo constantemente y no le permitió anotar la cantidad de datos y cifras que le llamaban la atención.
.- Pero tengo un cuarto y por ahora, último grupo. Es el de los altos funcionarios y dignatarios de la Santa Sede, incluidos usted y yo, don Antonio, y Su Santidad también, a los efectos de la investigación. Como podrán suponer, se trata de un programa concebido por nosotros y en ningún caso pretende arrojar culpabilidad alguna ni señalamiento de ninguna índole sobre nadie. Lo aclaro porque…
.- Le entendemos perfectamente, Hermano. - interrumpió Antonio - Tenga la seguridad que estamos conscientes que se trata de preliminares probabilísticas que arroja uno de sus programas y no de resultados finales ni de acusaciones o señalamientos. Así que, adelante, prosiga con la exposición.
.- Gracias, don Antonio. Prosigo: En este cuarto grupo estamos todos los Secretarios, los Preceptores, la mayoría de los Directores de unidades y los tres Asesores, entre ellos usted, don Antonio. Igual que en los casos precedentes, bajo cada imagen está el nombre, el cargo y el guarismo probabilístico que varía de acuerdo con el único baremo considerado: La proximidad y el acceso a Su Santidad, el Vicario de Cristo. El resultado debe interpretarse como la probabilidad estadística de ser blanco de un ataque, en el supuesto negado de una agresión contra el Vicario o contra la institucionalidad de la Iglesia. A la izquierda están los treinta y ocho preseleccionados por el programa.
Después de unos segundos retornó el holograma inicial sobre el escritorio, la imagen de la Santa Sede a la inmensa pantalla del fondo y una impresora láser a color, oculta en el estilizado y sobrio escritorio de acero y vidrio comenzó a lanzar hojas de tamaño carta, una por cada preseleccionado, sobre una bandeja de rejillas cromadas que literalmente brotó de la nada.
.- ¿Entonces todo se resume a estos cuarenta y ocho sospechosos? - Resumió el periodista norteamericano al recibir de manos del hermano José las hojas recién impresas.
.- Son treinta y ocho - corrigió con desdén José Del Rey - y no son ‘sospechosos’: Son preseleccionados. Y no, nuestro trabajo no se circunscribe solamente a este estudio probabilístico. En este momento desarrollamos un intenso seguimiento de contrainteligencia con gente externa a la Santa Sede pero de nuestra absoluta confianza, en cada una de las ciudades donde se han producido recientemente las explosiones contra mezquitas, incluyendo Irak, para precisar si esa guerra fratricida entre suníes y chiíes está relacionada con la cadena de actos terroristas en Teherán, Egipto, Palestina y Marruecos. Como puede imaginar, lo que he mostrado acá es el resultado de las primeras cuarenta y ocho horas de investigación puertas adentro de la Santa Sede. Afuera hay mucha más tela para cortar y espero que en las próximas horas podamos tener identificado y ubicado al esquivo ‘Absalón’ y estar, al menos, un paso por delante de él.
La sala se iluminó suavemente con un tono malva que envolvió a los tres hombres en una cálida atmósfera, en combinación con el casi imperceptible sonido ambiental de la Sinfonía número uno en Do menor, Opus 69 de Johannes Brahms, una obertura trágica seleccionada por el hermano José para subrayar en el pre consciente de sus invitados el carácter dramático de la reunión.
.- ¿Tú qué opinas? - le preguntó Antonio a su colega al ver que los segundos transcurrían y éste se sumergía en un océano de cavilaciones.
.- No tengo una opinión, ni parcial ni definitiva, pero sí varias preguntas a las que no les encuentro una respuesta coherente. La Primera: ¿Quién puede afirmar sin lugar a dudas que verdaderamente este ‘Absalón’ exista y esté dentro de la organización de la Iglesia? La segunda: ¿Por qué el servicio secreto alemán suministra a ustedes un dossier tan comprometedor sin una investigación de ellos, ni tan siquiera un reporte? Tercera: ¿No se han paseado ustedes por el escenario de que les están sembrando un problema en el que nada ni nadie de la Iglesia está involucrado, con la intención de utilizarlos como ‘cabeza de turco’?
.- Mi cuarta inquietud es la siguiente: Asumamos lo peor que, insisto, es un supuesto no confirmado, que alguien o un grupo de personas vinculadas de alguna manera con la Iglesia están detrás de los bombazos a las mezquitas ¿Cuál podría ser el motivo vinculante? ¿Qué acciones, declaraciones o posturas teológicas de la Iglesia Episcopalística pueden interpretarse como agresiones al Islam o a cualquiera de sus tendencias? ¿En qué medida se beneficia o se perjudica la Iglesia Episcopalística con esos bombazos o con la ejecución encubierta de esos atentados? O para plantearlo más directamente ¿Con qué objeto alguien dentro de la Iglesia provocaría una guerra con el mundo islámico? Como verás, querido amigo, más que una opinión estoy saturado con más de una interrogante y no tengo respuestas para ninguna de ellas, pero si alguno de ustedes dos tiene aunque sea una teoría, me gustaría escucharla por más descabellada que fuese. Sólo así podremos avanzar con paso firme para desmadejar este revuelto Hilo de Ariadna.
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