Editorial Eróstanus C.A.

Editorial Eróstanus presenta en este blog la producción literaria de Andrés Simón Moreno Arreche. Cada uno de los relatos, poemas, cuentos y novelas poseen depósito legal, ISBN y radicación internacional a través del Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual de Venezuela (www.sapi.org.ve) y además están registrados en Safe CREATIVE. Es inaceptable la reproducción parcial o total de los textos posteados, sin la formal autorización de la casa editorial y del autor.

Bienvenidos

Bienvenido a mi blog "Las Narraciones de Eróstanus". Aquí podrás encontrar relatos breves, que hallarás agrupados en el mes de noviembre 2010, y 22 capítulos de la novela "El Ocaso de los Tulipanes", colgados en orden decreciente en el link del mes de diciembre 2010.

Los relatos breves, la gran mayoría de menos de 2.000 palabras, a excepción de tres, fueron publicados en una compilación en el año 2008 con el título "Relatos Para Contárselos A La Muerte"(ISBN 978-980-12-3162-2). Una segunda edición está en la imprenta de la casa Editorial Eróstanus C.A. patrocinadora de este blog.

La novela "El Ocaso De Los Tulipanes" es una narración de largo aliento. Se trata de 23 capítulos (22 de ellos colgados aquí) en los que se desarrolla una trama compleja que expone al lector las aparentemente imposibles, pero muy reales asociaciones entre las insurgencias latinoamericanas, el terrorismo internacional y los avatares de un presuntamente próximo cisma de la Iglesia Católica romana.
La primera parte comprende los 5 primeros capítulos. En ellos, la aparición de 'El Ángel de la Palabra' (Adonay Jinnú) antecede al inicio de una gran cruzada de concienciación mundial.
La segunda parte ('Los presagios de la Trinitaria Blanca') la integran tres intensos capítulos en los que Bianca, K'bar y muchos otros personajes del primer capítulo colocan al lector en una vorágine de eventos que se desarrollan en Europa, África y Oriente Medio.
Cierra la novela con los acontecimientos que desencadenará un tenebroso y escurridizo personaje, Absalón, su discípulo (Ehud Weizman) y los mercenarios de éste. Bogotá, Tierra Santa y los Montes vascos de Irún son los escenarios del desenlace de una historia densa, rica en personajes y ambientes, y apasionante de comienzo a fin.

Siéntate en tu butaca preferida y ponte cómodo para sumergirte en mis relatos y en mi novela. Sé bienvenido a mi mundo.

Andrés Simón Moreno Arreche

miércoles, 1 de diciembre de 2010

CAP 5- El Ocaso de los Tulipanes / La primera copa

.- ¡No! ¡Es imposible! No puedo creer que ustedes, profesionales y cultos, se presten para hacerme un planteamiento tan descabellado como ese.

.- Pero, Monseñor - replicaba Elmer - No se trata de una broma de mal gusto, tampoco de un acto de prestidigitación. Mucho menos pensamos en involucrarle en algo que no se ajuste a la verdad, a lo que hemos visto y oído ayer muchas personas de distintas edades y con diferentes enfoques religiosos.

.- ¿Pero es que ustedes no se han escuchado a sí mismos? ¿Realmente están conscientes delo que dicen y me plantean?

.- Por supuesto, Monseñor, y no sólo he sido testigo sino que lo afirmo tajantemente y pongo todo mi prestigio y la credibilidad que usted me tiene como aval de mis palabras.

Era la primera vez que Antonio Marcano hablaba públicamente o en privado de los acontecimientos en los que se vio envuelto. Se había auto impuesto un silencio que había colocado a Elmer Niño como el portavoz oficial, pero ahora Antonio volvía a asumir el rol que por antigüedad y prestigio le habían asignado en ‘Voz y Verdad C.A.’

.- Todos fuimos testigos presenciales - proseguía don Antonio - Hemos visto cómo levitaba. Cómo se transfiguraba ante nuestros ojos y fuimos, por decirlo de algún modo, testigos de un hecho sobrenatural de excepcional dramatismo. Sé, Monseñor, que sin haberlo visto resulta difícil de creer lo que le estamos diciendo. Es difícil creer que alguien puede levitar, pero yo mismo le rodeé. Yo me le acerqué a centímetros y sentí el calor de su aura mientras flotaba en el aire. Yo puedo dar fe de sus palabras que aún retumban en mi mente: Que tenemos la responsabilidad de alertar a la humanidad en relación con un fin inminente, y que aunque tales acontecimientos no se podrán evitar, según él tenemos la obligación de alertar a la humanidad para que todos entendamos y aceptemos que ha llegado el momento de la rectificación. El momento del perdón universal y de la salvación del espíritu, sea cual fuere el camino religioso.

La negativa de Monseñor Lucca von Rütter era lógica pues resultaba inaceptable, desde cualquier punto de vista, admitir como verdad lo que aquellos dos periodistas afirmaban: Que un ángel del Señor, encarnado en un guajiro misterioso y millonario, estuviera anunciando a diestra y siniestra, un ‘fin-de-mundo’ con un soporte teológico tan endeble e increíble, que rayaba en lo patético. No se podía jugar con el prestigio de la Iglesia Católica, ni con sus medios de comunicación social, y menos para transmitir un mensaje como aquél, y menos sin el conocimiento y aprobación de la Conferencia Episcopal Venezolana.

No tenían una idea de lo que eso significaba. Para tener una aproximación del impacto que significaría el mensaje de Adonay en el seno de las actuales iglesias monoteístas, principalmente en la Iglesia Católica Apostólica Romana, habría que remontarse hasta el año 1965, fecha del Concilio Ecuménico Vaticano que se celebró en Roma. Allí se marcó un hito histórico de políticas que se debían analizar no exclusivamente desde la óptica Católica, sino a través de la trayectoria política y económica asumida por El Vaticano desde la época de Pío X hasta el recientemente fallecido Benedicto XIII. Sólo así podrían comprender estos periodistas el desastre que significaría para la Iglesia Católica en general, y para la Apostólica Romana en particular, aceptar como cierto y de origen divino el mensaje de Adonay.

La mente lúcida de Monseñor recorrió todo ese panorama en los breves minutos durante los cuales Elmer Niño y Antonio Marcano intentaban convencerle para que interpusiera sus influencias en la directiva de la televisora regional de la Iglesia, para la transmisión vía satélite de una serie de tres programas en vivo, en los que Adonay presentaría su mensaje y se confrontaría con los más importantes y connotados líderes religiosos y políticos. Monseñor Lucca von Rütter comprendió que una revelación como la de Adonay, al margen de su hipotética verdad, podría ser el detonante ideal para que los renovadores de la Iglesia Católica, no sólo provocaran un cisma dentro de la Iglesia, sino la hecatombe de una organización sobre cuyos pilares él estaba edificando las estructuras de un poder local que lo conduciría en breve tiempo al rango de Cardenal y tal vez, sólo tal vez, al mismísimo trono de Pedro. Se sentía con el dominio de las dos características que suelen acompañar a los grandes líderes mundiales: Criterio y poder.

.- Olvídense de que podrán manipular a la Iglesia con ese cuento de caminos. Tenemos una televisora en 17 ciudades del país, es cierto, pero cada una es una estación de la Iglesia, por la Iglesia y para los intereses cristianos de un colectivo que merece respeto. Así que no hay acuerdo posible. No hay negocio.

Aún estaban recientes y frescas en su memoria las conclusiones del Celam IV de Santo Domingo, cuyo lema central, ‘Los Quinientos Años de la Evangelización de América’ tampoco pudo superar el clima de enfrentamiento dogmático, no obstante que en el documento final se incluyera el párrafo que tanta lucha de poderes se vivió en los días finales del Celam IV: “...y una continuidad del espíritu y la doctrina de las conferencias de Medellín y de Puebla”.

.- Está bien, Monseñor, olvidémonos del aspecto promocional y concentrémonos en el noticioso. Con o sin los canales regionales de La Iglesia, se va a iniciar una gran campaña a nivel internacional. El ‘asunto’... La ‘fuente’, se va a convertir en la única información capaz de restarle centimetraje a las guerras en el Golfo Pérsico y al holocausto de la Franja de Gaza. Y siendo Maracaibo el epicentro noticioso ¿Se va a dejar arrebatar la oportunidad de desenmascarar a este hipotético ángel apocalíptico? ¿No le parece que la mejor manera de sacarle un buen provecho a los dineros de este ‘presunto’ farsante consiste en que él mismo patrocine su debacle? ¿Acaso no es cierto que los canales de la Iglesia se promocionan como una tribuna abierta al diálogo y la confrontación de los criterios con el eslogan ‘la televisión participativa’?

Antonio Marcano argumentaba con la habilidad propia de quien es un maestro de la persuasión. Presentó los hechos de tal modo que colocó a Monseñor en el lugar de un moderno inquisidor. Le propuso ser el moderador de los debates en los tres programas. Lo sedujo con la promesa de que podría seleccionar la temática y a los personajes que intervendrían para confrontar a Adonay. Y terminó de cautivarlo cuando le sugirió que en los diferentes ‘cortes’ publicitarios se podría mostrar ante el mundo las obras que él personalmente estaba haciendo por los niños, por la educación y en pro de la Fe y de la Iglesia de Roma:

.- Imagínese a usted mismo, Monseñor, vistiendo el capello púrpura y ‘bañado-en-triunfo’ en Roma. Imagínese en el próximo Cónclave, recibiendo del Cardenal Camarlengo la invitación a vestir la sotana y la capa blancas para convertirse en el primer Papa latinoamericano.

.- Aún así - titubeó Monseñor - Mi respuesta sigue siendo negativa. La Iglesia no puede dar tribuna, ni estadio, ni proyección mediática a cualquier loco que venga anunciando cualquier barbaridad.

.- Me parece prudente su decisión, Monseñor. Sin embargo, el señor Adonay Jinnú se le adelantó. Él supuso que la Iglesia se negaría y por eso me encomendó proponerle a usted el siguiente acuerdo: Reunir una Conferencia Episcopal de urgencia, en el más estricto secreto periodístico, con la presencia del Nuncio Apostólico, con todos los gastos que eso ocasionare a expensas del señor Jinnú. Fíjese bien en la propuesta del señor Jinnú: Si de ese cónclave secretísimo y coordinado por usted sale alguno con la más leve y remota duda sobre si el señor Jinnú es un emisario de Dios, él se somete voluntaria y públicamente a los mandatos que se le ordenen, y se compromete a suspender todo compromiso promocional y a donar su fortuna a la Iglesia, en presencia de un notario, fortuna que para su información, asciende hoy a varios miles de millones ¡De dólares! Mire, Monseñor, ángel o no... Loco o no... Esta es la oportunidad para que las finanzas de alguien tengan un beneficio útil para la colectividad ¿Qué le parece? ¿Para cuándo organiza la reunión?

Habían pasado ya muchos años desde que Monseñor aprendió las cuatro operaciones matemáticas con fluidez en una escuelita rural. La perspectiva planteaba un atractivo financiero imposible de soslayar y la posibilidad de hacerse con unos cuantos de esos milloncitos sedujo al comerciante que mora bajo la sotana, y por encima de la prudencia de su ser religioso aceptó la propuesta, con la condición de que no aseguraba de antemano que podría convencer a los altos dignatarios de la curia venezolana y al mismísimo Nuncio Apostólico, para que se presentasen en Maracaibo a escuchar, sin compromiso previo, lo que ese Adonay tuviera que decirles.

Pero en pocas semanas, Maracaibo se convirtió en la meca de la jerarquía eclesiástica católica de Venezuela. Aparentemente, Monseñor había logrado convencer y reunir sin mucho esfuerzo de su parte, a todos los representantes de la Iglesia Católica para el cónclave propuesto por los representantes de Adonay, pero la realidad era otra: En ningún momento se vio en la necesidad de convencer a ninguno de los Monseñores y Cardenales, pues todos acudirían en pocas semanas a los fastos del año jubilar de Monseñor Domingo Rodríguez Pérez, que coincidían con la entronización en la Arquidiócesis de su sucesor, Monseñor Evidio Pereira Mora, quien no por casualidad presidía la Comisión de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal. Pero Monseñor Lucca von Rütter no le dijo a los enviados de Adonay lo fácil y simple que sería la convocatoria al cónclave secreto. Tampoco manifestó ese día que iba a delegar la convocatoria en otro Monseñor, Obando Barazarte, el Director Nacional de las estaciones televisivas de La Iglesia para poder desembarazarse con más facilidad si aquel encuentro con Adonay se convirtiera en un escándalo.

La reunión con Monseñor Obando Barazarte fue al día siguiente, y luego de un par de llamadas a Monseñor Lucca von Rütter, quedó claro que ‘el contacto’ sería este otro Monseñor, con fama de comerciante duro e inescrupuloso. Les hizo ‘apagr’ una larga ante sala y luego los atendió con cierta prisa:

.- Supongo que el ‘misterioso’ señor Jinnú aceptará una reunión previa para fijar conmigo las reglas del cónclave. Por cierto, aquí tiene una lista parcial de los posibles asistentes con el monto estimado de los costos de movilización y hospedaje.

La gente de Adonay se tragó el primer anzuelo de la designación de Monseñor Obando, pero no pasaron el segundo. Contra ofertaron que lo mejor sería estudiar aquel presupuesto de gastos y si había consenso para realizar el cónclave, entonces no habría ningún problema en asumirlo, siempre que cada gasto estuviera respaldado por una factura, y que las empresas prestatarias de esos ‘servicios’ (hoteles, restaurantes, agencias de viajes, etc.) estuvieran debidamente inscritas en el Registro de Información Fiscal nacional.

.- Por supuesto, Monseñor - intervino Elmer con la tranquilidad de comnciencia que da la seguridad, pero escondiendo la preocupación de no saber dónde se encontraba Adonay en ese momento - Nosotros contactaremos al señor Jinnú de inmediato.

.- Ustedes comprenderán que la razón de esa reunión se debe, más que nada, al hecho mencionado por ustedes... de que el señor Jinnú se ‘esfumó’, y claro... Es terriblemente difícil hacer todos estos ajustes con alguien que se ha ‘esfumado’. En fin, que...

Elmer y Antonio conocían de la dureza de Obando. Era un oponente formidable, duro y cruel, pero con Antonio encontró la horma de su medida:

.- No fue ‘esfumado’, Monseñor - replicó dulcemente Antonio, mirando a los ojos del sacerdote como sólo podía hacerlo un jesuita de cuarto nivel - Nunca dijimos que se había ‘esfumado’. El término exacto fue ‘transfigurado’. Supongo que Monseñor conoce la diferencia. Además él aseguró que estaría en la reunión previa y nosotros no tenemos la más mínima duda que así será.

Terminada la reunión con Monseñor Obando Barazarte, los dos periodistas se dirigieron hacia el estacionamiento y allí se toparon con un Alfonzo que no esperaban ver por allí y que desde su carro vigilaba algo. De todas las personas que diariamente entran y salen del canal de TV Alfonzo estaba concentrado en una. Conocía aquella cara y la conocía muy bien. Era Carlos, el mesonero del Club Náutico.

‘El Chacal’ había sido convocado a otra reunión en el canal por un desconocido diácono de la capilla de La Universidad del Zulia. Se trataba del diácono Luis Alberto, ex niño prodigio del canto coral en sus años infantiles, ex preferidos de Monseñor Obando, ahora venido a menos y expulsado del selecto grupo de ‘los cercanos’ a Monseñor. Se había ofrecido para intermediar con el peligrosísimo Chacal y lo había conseguido a través de su hermana, la ‘carne nueva’ que puso El Chacal en el Club Náutico para suplantar a Janet. La reunión fue breve, directa y sin tapujos:

.- Y si se puede adquirir con un récipe morado ¿Para qué me llamas?

.- Es que tú no entiendes, Carlos. Por supuesto que se puede adquirir con uno de esos récipes. Incluso conozco muchos médicos que se prestarían para darle el papel morado, pero quien lo necesita es... Es una persona muy pública. Ya sabes... Alguien que...

.- Ya veo. Tu ‘amiguito’ no quiere exponer el pellejo y te manda para el matadero conmigo.

.- No... No, no es así... Lo que sucede es que mi amigo sabe que conmigo...

.- ¿De qué me quieres convencer? ¿De que en un momento dado no le traicionarías y hasta ‘cantarías’ que soy yo el que te la vende?

Entonces Carlos entró en rabia súbita y le arrancó los botones a la camisa del diácono, y viendo hacia uno y otro lado para asegurarse de que no les veían, le metió las manos hacia la espalda, le palpó debajo de los brazos y en la espalda para ver si el diácono ‘estaba limpio’ de micrófonos, de grabadoras o de celulares operativos.

.- Ven acá, mariquito. Déjame revisarte antes de que te metas más pa’ lo hondo. A ver... Nada por aquí... Nada por acá... ¿Y por los bolsillos? ¡A ver! ¡Sácate todo lo que tengas!... Okey,... Está bien... Pasaste limpio... ¿Así que entonces nunca lo traicionarías?

.- No. Nunca. - lo afirmó con la voz de los vejados, mientras sus manos temblorosas y húmedas reacomodaban su vestuario - Para mi desgracia y la tranquilidad de él, yo todavía lo amo y antes de traicionarlo preferiría decir que lo que te pido no es para él, sino para mí.

.- “Ese rollo es entre ustedes dos. Al grano: lo mío son cien mil por cada viaje, más lo que cuesten las inyecciones.

.- ¿Cien mil?

.- Y en dólares

.- ¿Por cada viaje?

.- No incluye pasaje, por supuesto.

.- ¿Cien mil, por viaje y no incluye pasaje ni las inyecciones?

.- Pero ¿Y entonces? ¿Tú eres sordo, estúpido o bruto? Ya me escuchaste

.- ¡Esto es un robo!... ¡Un robo!

.- ¿Un robo? ¿Y a quién vas a llamar, mariquito de mierda? ¿A la policía? ¿Y qué les vas a decir? ¿Qué yo te cobro mucho por conseguirte las inyecciones para el Sida de tu novio?

.- ¡Maldito! No menciones esa palabra.

.- ¡Eh... eh... cálmate, mariquito. Sin ofender. Y para que tengamos bien claras las cosas entre nosotros, por haberme ‘mardecío’ te voy a poner un castigo. Si... Si, señor. Un castigo ahora y aquí mismo.

Luis Alberto palideció cuando ‘El Chacal’ colocó su pistola Astra sobre su sien y le ordenó arrodillarse. De inmediato supo cuál sería su ‘castigo’ y sin necesidad de más órdenes descorrió la cremallera con la boca, reseca por el pánico. La fellatio se prolongó varios minutos hasta provocarle una profusa eyaculación que le obligó a tragar.

En Atlanta, el director de noticias para Latinoamérica de CMN, Kim El Fuad, discutía con la plana mayor la conveniencia y los costos operativos para enfrentar a Adonay con Alvin Toffler y con Isaac Asimov en un mismo escenario o en tres localidades distintas, vía satélite. Se imponía un contacto previo con los tres, así que encomendaron a la misma reportera ubicar a Adonay en Venezuela. El día que Wanda Barreto llegó a Maracaibo coincidió con el día en que el cónclave de la Iglesia Católica venezolana se reunió con Adonay en el patio trasero de la humilde morada del diácono Luis Alberto. Una reunión que Monseñor promocionó haciéndole ver a sus correligionarios de la cúpula católica la conveniencia de suspender el silencio en torno a Adonay, enfrentándolo previamente en privado para tener de primera mano una idea de la peligrosidad e influencia de su postura en el seno de los creyentes. Así lo expresó a Nuncio Apostólico:

.- Excelencia, si esta asamblea me da su visto bueno creo estar en condiciones de hacerle traer para oír lo que tenga que decir este Adonay, y si así lo ordena Vuestra Excelencia, ordenarle acatar las directrices que se le impongan. Por información que me han dado los representantes del señor Adonay, éste correrá con todos los gastos de traslado y residencia... Y aún más: Está dispuesto a ceder legalmente toda su fortuna a la Iglesia si fracasa en convencernos que él es... A ver como lo digo sin provocar una apostasía... Que él es uno de los ángeles que menciona San Juan en el Libro de las Revelaciones.

Con una moción dividida, pero con el visto bueno del Nuncio Apostólico, la samblea concedió el permiso solicitado por Monseñor y se determinó que la reunión con Adonay se efectuaría informalmente, en la casa de un seglar comprometido y además, también se convino en que los asistentes se presentarían con sotanas negras, sin símbolos ni distintos jerárquicos para evitar que Adonay pudiera identificarles. Se designaron tres grupos de trabajo: El primero, encabezado por Monseñor Obando Barazarte para pulsar la profundidad teológica del entrevistado. Este grupo se encargaría de elaborar las preguntas y repreguntas que fueran necesarias y las distribuiría entre todos de manera aleatoria. El segundo grupo, dirigido por Monseñor Pereira Mora, intentaría precisar la posición de Adonay dentro de las actuales estructuras de la Iglesia Católica y para ello se encargaría de indagar sobre su vida y sus contactos dentro de la compleja red de órdenes y sub órdenes que hacen vida en la Iglesia, con especial énfasis en los grupos y congregaciones que han marcado cierta distancia con El Vaticano, como los seguidores de Monseñor Lefevbre o los Discípulos de Jesús. El tercer y último de los grupos organizados por el Nuncio tendría como faena obtener de las autoridades policiales la mayor cantidad de información sobre Adonay, para elaborar un dossier que de ser necesario, se haría filtrar hacia los medios y la comunidad católica latinoamericana.

Durante la mañana de aquel agitado domingo, Antonio Marcano, Elmer Niño y Alfonzo Ferrer literalmente voltearon la ciudad para encontrar a Adonay. Desarrollaron una búsqueda detectivesca que con el paso de las horas se volvió desesperada. Incluso mandaron emisarios a Aliú y Moina, los dos asentamientos humanos ubicados al Norte del Estado donde Adonay pasó su infancia, y allí se reunieron con su clan, pero tampoco ellos sabían de su paradero. Espina Jinnú había fallecido hacía tres meses y tampoco lo habían visto en el chinchorral de los ‘apushainas’ los tres días del entierro. Un silencio sobre Adonay se corrió por toda la península de La Guajira y tan sólo José Juan accedió a hablar con los emisarios de Antonio Marcano:

.- Mirá doctore, Adonay no viene aquí hace muche tiempo ¿Y tú, pa qué busca a nuestro ‘putchipû’?

.- Para nada malo, se lo aseguro. Yo trabajo para él en Maracaibo y como tiene varios días que no va por sus oficinas, de allá me enviaron para ver si lo encontraba por acá, para decirle que por allá lo esperan.

.- ¿Y tú trabaja pa’ Adonay?

.- Si. Yo trabajo en una de las empresas del señor Adonay que tienen en...

José Juan lanzó un escupitajo de chimó antes de lanzar una sonora carcajada y llamar a los que se encontraban en la casa de Espina Jinnú. Una sonrisa burlona se dibujó en el rostro curtido del indígena y de su boca desdentada brotó una tétrica sonrisa de incredulidad. Desde su posición de cuclillas, acurrucado como un inmenso feto sobre la misma tierra que lo vio nacer hace ya sesenta años, comenzó a llamar a su parentela en idioma wayúu, con señas y con los brazos, para que conociesen al ‘alijuna’ que decía todas esas cosas de Adonay. El griterío alarmó al mensajero quien comenzaba a lamentar haber dejado su pistola en la oficina. Mientras José Juan les decía a sus ‘apushi’ que aquel elegante visitante era un empleado de Adonay, el joven reportero se vio rodeado de repente por más de cuarenta personas que salieron nunca supo de dónde, y a instancias de José Juan repitió el relato de su búsqueda y de que, en efecto, trabajaba para Adonay en la lejana Maracaibo. Y mientras intentaba armar una explicación simple, entre risas e interrupciones, se daba cuenta que un grupo de cuatro adultos se había acercado a su rústico y lo inspeccionaban con demasiada curiosidad.

.- Esta es la situación: Adonay es ahora un hombre muy poderoso y millonario y hace varios días que lo estamos buscando para que vaya a su oficina en Maracaibo y por eso vine hasta acá: Para saber si ustedes lo habían visto y dejarle con ustedes el mensaje de que vaya para su oficina lo antes posible.

Pero el nerviosismo del reportero se estaba evidenciando en un profuso sudor que le empapaba el cuerpo y le mojaba la cara y las manos.

.- Tú tranquile, ‘alijuna’. No te ponga nerviose que aquí todos somos ‘apushi’ de Adonay. Si anda por ahí, nosotros lo vamos a encontrar y si le ha pasao algo malo, entonces tendremos que buscarte donde sea.

.- No es para tanto... Tal vez no le ha pasado nada y anda por ahí... Quién sabe si...

.- ¿Tú como que tienes miedo, ‘alijuna’? ¿No será que tú le hicite algo malo a nuestro ‘putchipû’ y andas por aquí como que disimulando?

El círculo de gente se cerró lentamente alrededor de Juan José y el reportero. De pronto, un silencio dejó escuchar los latidos del corazón del espigado muchacho y una sombra de miradas incisivas y amarillas le ensombreció el alma.

.- ¡No, que va! Yo nunca le he deseado nada malo al señor Adonay ¿Y tú crees que si yo le hubiese hecho algo al señor Adonay, sería tan estúpido como para venir a preguntar acá por él?

.- Mira chique: Yo no sé cuánto estúpido eres tú. Te venimos conociendo apenas hoy, pero si no aparece Adonay...

.- Si no aparece Adonay es porque no lo estamos buscando. Ayúdame a encontrarlo y luego decidimos qué tan estúpido soy ¿Te parece bien?

Aprovechó el desconcierto que provocó su planteamiento, se levantó lentamente y se fue hacia su jeep. El círculo de guajiros se amplió pero no se desarticuló, y un susurro de voces apagadas hizo coro a la situación que se ponía más tensa con cada segundo que pasaba. El reportero estaba dispuesto a morir allí mismo defendiendo su vida y ningún guajiro, por más Jinnú que fuese, le iba a poner el pie encima. José Juan vio en su conducta el proceder de un hombre acorralado pero valiente. Algunos de los presentes se llevaron la mano a la cintura en busca del arma, pero José Juan los detuvo con un gesto y con otra de aquellas sonrisas desdentadas bajó de su chinchorro, se le acercó al muchacho, le pasó el brazo por el hombro y le habló cara a cara pero con suficiente claridad para ser escuchado por todos los presentes:

.- Tá bueno, chique. No te sulfuréis ni te vayáis a dir así, que no te conviene. Veníte pa’ la churuata pa’ que celebréis conmigue y a nombre de Adonay.

José Juan se lo llevó a la choza próxima, propiedad de Florinda Ipuana, la sobrina soral de la fallecida Espina Jinnú, para comer una tira de carne salada de chivo y tomar ‘chirrinche’, un aguardiente de maíz fermentado tan potente y cristalino como el Pisco o el Tequila. El primer brindis fue por la tranquilidad del espíritu de Espina Jinnú, con el deseo de que ya estuviera en la patria de Wanadi. El segundo brindis fue por Adonay, con la esperanza de encontrarle lo antes posible, y la segunda botella los alcanzó justo antes del anochecer, en medio de un crepúsculo imponente y salvaje que pintó con mil naranjas los chamizares y las dunas del Desierto del Norte.

El reloj de la humilde casa del diácono Luis Alberto marcó las tres de la tarde. En el patio del fondo de la casa y a la sombra generosa y fresca de un frondoso árbol de mango del cual se desprendían inmensos frutos maduros de cuando en vez, dos docenas de sacerdotes compartían una sencilla vianda de humeante café negro y olorosas mandocas dulces, servidas en un policromático plato de peltre. Después del tercer cafecito y agotado el condumio, el Nuncio Apostólico de Su Santidad lanzó un suspiro de decepción y dijo:

.- Al menos el café y las mandoquitas no se hicieron esperar, y esta reunión me permitió compartir con ustedes en un plano más informal. De hecho, deberíamos reunirnos periódicamente así, sin rangos ni jerarquías, como hermanos en Cristo que somos, ara...

.- Y yo estoy totalmente de acuerdo” - le atajó Adonay mientras bajaba los breves escalones de tierra apisonada que hay desde la puerta de la casa hasta el lugar de reunión - Espero en Dios, bendito sea Su Nombre, que puedan excusar mi retraso, así que vayamos directo al grano ¿Les parece?

La presencia de Adonay siempre provocó alteraciones de ánimo porque las personas ceden su prepotencia o desacoplan su ritmo ante su arrolladora presencia, no obstante desprovista de altivez o prepotencia. En anteriores ocasiones a ésta, con auditorios más heterogéneos, Adonay provocó silencios respetuosos y en grupos reducidos como éste, para los presentes era inevitable experimentar un profundo sentimiento de respeto tácito, involuntario, intimidante a veces, acompañado con una inclinación natural a aceptarle como alguien superior. Todos los sacerdotes, incluyendo al Nuncio, se pusieron de pie porque sintieron que el recién llegado poseía un aura poderosísima y a la vez conciliadora, pero el misterio súbito de su presencia se incrementó más con el saludo que les dio. Se presentó a cada uno con un firme pero suave apretón de la mano derecha, mientras colocaba la izquierda en el hombro del saludado y al hacerlo, no se limitó a mencionar el nombre y el apellido de quien estrechaba la mano, sino que en voz alta le recordó su ‘nombre espiritual’, la advocación del Santo con quien se identificó cada uno de ellos el día de su ordenación sacerdotal.

Quiso el destino que bajo el frondoso árbol de mango se sentaran muy próximos entre sí los que años más tarde liderarían el nacimiento de la más importante secesión de la Iglesia de Roma, la Iglesia Episcopalística Latinoamericana: los Monseñores venezolanos Pedro Castell Lamas, Cardenal; Luis Gómez Castro, Arzobispo de Barinas; Marcos Corona, Obispo Auxiliar de Caracas; y Roberto Lucca von Rütter, Obispo de Cabimas. El otro grupo de sacerdotes se sentó frente a éste, sólo separados por un rústico butacón de curarire y cuero sobre el que la totuma con el café recién colado aromatizaba todo el ambiente. Monseñor Obando Barazarte fue el encargado de ‘romper el hielo’:

.- A solicitud de algunos amigos en común, los sacerdotes que estamos aquí tenemos la mejor disposición para oír sus planteamientos, sin que ello signifique o pueda considerarse una audiencia formal o una aceptación de sus posturas ideológicas. Estamos aquí para escucharle y como pastores del rebaño de Dios también estamos con el corazón abierto para ayudarle a encauzar su Fe por los caminos que marca nuestra amada Iglesia Católica, guiada y protegida desde siempre por el manto divino de nuestra Madre la Virgen María. De tal modo que en estas circunstancias le pregunto, poniendo a Dios, nuestro Señor como testigo ¿Se confiesa usted un cristiano de Fe? ¿Está usted dispuesto a acatar la decisión que a futuro se tome con usted, luego de escucharle?

Adonay permaneció de pie frente a Monseñor Obando Barazarte, con el rostro levemente inclinado hacia la derecha y con la mirada clavada en los ojos de Monseñor. No lo miraba con rabia. Tampoco con rencor. Era una mirada poderosa y escrutadora de tanto poder que lo hizo vacilar y tartamudear. Provocó más de una dubitación en un hombre como aquel Monseñor, experto en oratoria y conductor de su propio espacio televisivo. Con los brazos a la espalda, Adonay inició su disertación acompañándolas con breves gesticulaciones y un constante ir y venir sobre un corredor imaginario de seis metros de longitud:

.- Creo en Jehová, Dios, Alláh, sea cual fuere, bendito sea Su Nombre, Señor de todo lo que es y lo que no es. Creador del todo y de la nada. De lo absoluto y de lo relativo. Amo a Dios por encima de las cosas, de las personas y los objetos. También es mí deber confesar que mi misión en este plano de las realidades no está sujeta a ninguna sentencia dogmática, ni siquiera la que pudiera dictar, ‘excathedrae’ el que ustedes identifican como Papa porque lo que haré proviene del Verbo. En cuanto al Obispo de Roma, diré que se ha secuestrado los derechos de los demás obispos y con ello, su autoridad ha sustituido la verdadera potestad de la iglesia convocada por Jesús: La autoridad episcopal. Todas las atribuciones que les corresponden a ustedes se hallan en manos del actual primado de Roma y por ende, ustedes no son más que instrumentos... Funcionarios sin responsabilidad eclesial propia e incluso, ante los gobiernos laicos son de facto subordinados a un monarca extranjero y absolutista, por causa de una mal interpretada ‘infalibilidad’ que le han otorgado ustedes mismos!

.- ¡Yo no tengo por qué escuchar a un blasfemo! – tronó Monseñor Blanco Ibarra, a tiempo que se paraba con más dificultad que violencia de la silla, debido al exagerado sobrepeso que le congestionaba el rostro y le encendía las orejas.

La huesuda mano de Adonay se posó suavemente sobre su hombro izquierdo y no fue necesaria ninguna presión o fuerza: El Cardenal quedó paralizado, y mientras se reacomodaba de nuevo en el tosco butacón, un salitroso río de orín empapó sus pantalones. Adonay aprovechó el augusto y sorpresivo silencio para continuar con su disertación con el mismo tono de voz, con la misma cadencia entre palabras, como si nada o nadie le hubiera interrumpido instantes atrás.

.- Ustedes recordarán que en los primeros tiempos de la Iglesia de Jesús, el Obispo de cada región ocupaba la silla regente y alrededor de él, como en un ábside visible, los otros hermanos en Cristo constituían la base del pilar y ocupaban todos los espacios del presbiterio. Hoy, el principio sinodal ha desaparecido y es un tema álgido y candente pues ¿Quién autorizó al obispo de Roma para abrogarse la tutela de los demás obispos y tomar decisiones en cuestiones de fe sin siquiera consultar con los otros obispos, sus hermanos? ¿Es ese el modo en que Jesús pidió que se construyera la Iglesia nueva, autocráticamente?

El planteamiento tomó por sorpresa a los presentes. De ser cuestionado, Adonay había pasado a ocupar el rol de inquisidor, y asombrosamente con un dominio muy profundo y denso de la realidad eclesial cristiana. Caminando lentamente entre ellos, Adonay prosiguió:

.- ’Nuestra’ apreciación es que no. De hecho, muchos de ustedes se han sustraído a las decisiones tomadas en sínodos episcopales y es muy probable que lo único gratificante y con sentido de unicidad que les quede sean los símbolos externos: Una concelebración. Una imposición de manos. Pero paradójicamente, esos símbolos apenas sirven para calmar a los ‘cabeza caliente’ y hacerles retornar a la normalidad de siempre, sin que nada haya cambiando. ¿Son ustedes obispos de una iglesia comprometida o parte de un clero? ¿Por qué o con cuál autoridad pretenden someter nuestra palabra y nuestros actos a un criterio que hace siglos modificó el paradigma del perdón del Cristo para imponer el prototipo de la organización corporativa?

El uso del ‘nosotros’, de la primera persona del plural, no pasó inadvertido y cada vez que Adonay lo usó provocó un preocupante cruce de miradas. El Cardenal Castell Lamas, intranquilo por el giro acusatorio que había tomado la disertación de Adonay, pero simultáneamente sorprendido por la fluidez y el dominio del tema religioso del que hacía gala aquel hombre, intervino con suavidad en el rostro y en la voz para intentar apaciguarlos ánimos de sus pares e interrumpir, a costa de lo que sea, aquel monólogo que les incomodaba:

.- Hijo ¿Por qué nos tratas de este modo? Mira que te hemos escuchado con el corazón angustiado.

Castell Lamas utilizó a propósito las mismas palabras de María cuando ésta, viendo que Jesús niño se hallaba perdido, le buscó por todas partes hasta hallarle sentado con los doctores del Templo. Lo hizo adrede para medir cuán profundos eran los conocimientos de Adonay acerca del Nuevo Testamento, pero Adonay le escuchó con una sonrisa y le replicó en estos términos:

.- ¿Por qué tuvieron que buscarme por tantas partes? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre? Lucas 2:409 ¿Te satisface mi respuesta, hermano Luis?

.- Si, claro que conozco esas palabras pero tu te has referido a ciertos aspectos que la Iglesia ha superado después del Concilio Vaticano II ¿Sabes a lo que me refiero? ¿Tienes idea de lo que te digo?

El Cardenal Jose Barrios Pons pretendió coloca a Adonay en alguno de los dos bandos que allí representaban a la Iglesia para sacarle de un peligroso eclecticismo que esgrimía... ¡Con todo éxito! Monseñor no cesaba de sobarse la mano derecha recién apretada por Adonay, y si no era por la fuerza sería por el intelecto que doblegaría el desenfreno de aquel insolente. Ganas había tenido de sobras para levantarse de nuevo e irse, pero no veía en los demás la más mínima intención de interrumpir a aquel ‘mugroso guajiro’, así que cedió a la presión del grupo y se quedó. Pero lo haría para volver añicos las argumentaciones de aquel impío que se atrevía a igualarse con la voluntad de Dios. Y mientras se acomodaba en el incómodo taburete leía en la mirada de los demás el efecto de las palabras de Adonay.

.- Sé a lo que te refieres y no me sorprende tu pregunta pero debes recordar, porque fuiste uno de los presentes, que la primera sorpresa de ustedes fue que entre tanta división de opiniones y tantas posiciones a ultranza, aquel concilio se pudiera celebrar tan próximo al fallecimiento terrenal de su gran impulsador, Juan XXIII. En cuanto a la libertad religiosa y a la apertura del obispo de Roma, a lo cual tácitamente te refieres en tu pregunta, debes aceptar que la declaración del Concilio promulgada en diciembre de 1965 fue más el resultado de una larga serie de polémicas intestinas que una declaración de libertad y amor. En aquel concilio se destacaron dos aspectos vitales para la conceptualización religiosa de la iglesia católica: Primero, que nadie tiene el derecho de imponer a otra persona la aceptación de un determinado credo.”

Monseñor le interrumpió bruscamente y mientras dirigía una mirada de complicidad a los demás sacerdotes, dijo con sorna:

.- Lo que dices no es nada nuevo. Eso ha sido reconocido oficialmente por la iglesia Católica en todos los tiempos y lo has podido leer en...

Ahora le tocó a Adonay quitarle la palabra de la boca:

.- ...pero han obrado de manera distinta y tú bien lo sabes. El otro aspecto vital del Concilio Vaticano II se refiere a que ningún poder de la Tierra, ni la Iglesia, ni el Estado, pueden forzar a un individuo o a una comunidad a obrar de manera contraria a su más íntimo convencimiento.

Entonces Monseñor Obando Barazarte perdió los estribos y la compostura, y con un artrítico y tembloroso dedo índice le recriminó con violencia:

.- ¿Quién te crees? ¿Con cuál autoridad te sientes investido para venir aquí y hablarnos de ese modo? ¿Acaso conoces todo el contenido de lo que se concluyó en ese Concilio? ¡Eres un farsante y un grosero! Y a menos que te disculpes con todos nosotros por tu insolencia, creo que esta sesión de circo bufo ha terminado.

Pero no había terminado para los demás. Se hizo un silencio y todas las miradas se dirigieron hacia Adonay:

.- Te responderé en dos instancias: Primero, con referencia al contenido total de lo que se concluyó en el documento final del Concilio Vaticano II, en ninguno de los 16 textos conciliares aparecen con tanta frecuencia las censuras y las objeciones como en aquél que atañe a la libertad religiosa. Esa característica presenta un doble aspecto: Por una parte se establece que la religión de la Iglesia de Jesús ha sido una ‘empresa abanderada’ de la libertad religiosa en todas las épocas y eso, hermano mío, tú sabes que es totalmente falso. Por otra parte hay argumentaciones en contra que aducen que si la iglesia se adapta a cada época pierde su sentido y su trascendencia. El punto central es que el mensaje del cristo Jesús, no debe ser comprendido ni aceptado como una más de las tantas ideas filosóficas, susceptibles o no de adaptarse a determinadas circunstancias. El mensaje de Jesús es de salvación para toda la humanidad sin distingos de ninguna clase; un mensaje transmutado en verbo y carne. Pero tú me juzgas de grosero y farsante porque digo estas cosas que tú no quieres escuchar y te resistes a aceptar, pero que no rebates con La Palabra. Además de juzgarme injustamente por lo que en apariencia física soy, en vez de calificarme por las palabras que salen de mi boca, me lanzas un reto y preguntas quién soy y con cuál autoridad estoy investido para decir lo que digo. Te respondo: Yo me siento investido con la autoridad de La Palabra. De La Palabra verdadera mas no de la que han tergiversado y manipulado los hombres. En cuanto a tu segundo planteamiento, la respuesta ya la sabes porque te ha sido dicha anteriormente por otros que tienen fe, pero tú no les has creído.

Y extendiendo sus manos con las palmas hacia arriba y la mirada en el cielo, Adonay dijo con voz monocorde, como quien replica un Tantra hindú:

.- Yo soy el primer enviado del Verbo Encarnado, del Rey de Reyes. Soy la tabla de salvación del nuevo diluvio, a partir del cual se purificará esta raza de hombres y de la que nacerá el hombre nuevo, libre de pecado. Pero no soy Aquel que fue, que Es y que Será por siempre. Solamente soy el primer enviado de los últimos tiempos. El que ha de derramar la primera de las siete copas sobre la Tierra y con ella, la úlcera pestilente y maligna que caerá sobre los que tengan la marca de la bestia y adoren sus muchas imágenes. Yo soy solamente Su voz y a través de mi boca no hablo yo sino El que pronto vendrá luego de estas tribulaciones, a juzgar a los vivos y a los muertos, para entronizar Su Reino Divino.

Tal y como sucedió semanas antes en la sede de Voz y Verdad C.A. también aquí hubo un milagro: Una suave y tenue luz, azulada y fosforescente, comenzó a brotar de las toscas vestimentas de guajiro de Adonay, quien de inmediato quedó suspendido en el aire. Una potente voz, de procedencia indefinida, abrumó a los presentes:

.- En verdad os digo que éste es el primer mensajero de Mi Palabra. Bienaventurados los pastores que conduzcan a sus rebaños por el camino indicado.

Hubo una conmoción generalizada. Los sacerdotes que estaban allí percibieron aquella experiencia mística de variadas formas: Unos con gozosa alegría, otros con temor y desconcierto; algunos se sintieron profundamente atraídos hacia ‘la voz’, otros experimentaron repulsa y desconfianza, y mientras Roberto Lucca von Rütter se estremecía con una serena alegría y despejaba su alma de todo el temor que le asaltaba en aquellas pesadillas recurrentes desde que era un seminarista, Monseñor Obando Barazarte era presa de un asco atroz, de un terror inenarrable. Alegría y vómito... placidez y espanto... los dos monseñores, tan juntos uno del otro, estaban diametralmente alejados en sus experiencias en aquel desgarrador momento. El diácono Luis Antonio, feliz anfitrión de tantos y tan importantes invitados, llegaba en ese momento desde la cocina, con otro termo con café recién colado y una bandeja repleta de mandocas y empanadas humeantes, pero la escena que vio lo paralizó en el acto: Unos sacerdotes estaban tirados en el piso de tierra, como quien se proteje de un tiroteo; otros, como von Rütter y Obando, de pie y abrazados, mirando hacia un punto en el cielo. Acá unos con los ojos desorbitados, tragicómicamente parapetados detrás de los taburetes; más allá otros guarecidos detrás del robusto tronco del árbol de mango.

.- ¿Qué pasó? ... ¿Qué sucede aquí?

Pero la alarma del diácono se transformó en pánico cuando vio la cara de terror de su amado monseñor. Tiró la totuma, el termo y la bandeja y bajó de un tranco los tres escalones, y con dos saltos más salvó la distancia que lo separaba de su amante. Llegó envuelto en lágrimas, se postró de hinojos ante monseñor Obando y le abrazó fuertemente por las piernas mientras. Con el rostro descompuesto por la aflicción, continuó con la letanía de preguntas.

Lucca von Rütter fue el primero en preguntar por Adonay. Lo hizo mientras asía por los brazos la lloroso diácono y le apartaba de monseñor Obando, que continuaba en shock, frío, tieso y frágil como una estatua de escayola.

.- Hijo, cálmate. No ha pasado nada.

Y dirigiéndose a los demás, su voz serena intentó apaciguar los ánimos y los espíritus de aquellos hombres sometidos a la intensa experiencia vivida:

.- ¿Alguno de ustedes vio por dónde se fue el señor Adonay?

.- ¿Cuál señor Adonay, monseñor? - Replicó el diácono.

.- Hijo, el único señor Adonay, la persona que esperábamos y que estuvo conversando largamente con nosotros, aquí en el patio ¿No lo viste entrar ni salir? Tuvo que pasar a tu lado porque vino de la cocina y desapareció hace instantes.

Más desconcertado que antes, el diácono no entendía qué le decían ni a quién se refería monseñor Lucca von Rütter. Apenas unos minutos, tal vez cinco o diez, él estaba con ellos en el patio y había regresado a la cocina de la casa por más café y otras ‘mandocas’ de las que tanto gustaron al Nuncio cuando de regreso se tropezó con aquella escena dantesca de sacerdotes tirados al piso, otros guareciéndose detrás del árbol y monseñor Obando, su amadísimo monseñor, con aquella expresión de pánico congelada en una mirada distante. No, no había transcurrido la hora y media que, tozudamente, sostenía monseñor Lucca von Rütter que había pasado entre su ida a la cocina y su retorno al patio. El diácono le replicaba que no. Que no había pasado tal cantidad de tiempo. Que habían transcurrido, si acaso, diez minutos, el tiempo suficiente para trasvasar café del coladero a un termo, colocar el condumio sobre la bandeja de peltre y regresar. Entonces, las caras de placidez de unos y de pavor los menos, reflejaron lo que, en efecto, había sucedido. Una intensa fragancia de rosas los abrazó y les recordó a todos la señal que suele quedar flotando en el aire luego de las apariciones marianas. Sonó el teléfono satelital recién instalado en la casa, con el antiguo ring de los obsoletos teléfonos analógicos y contestó Lesbia, la hermana del diácono, con una atiplada y chillona voz y el voceo tan particular de los habitantes de Maracaibo. Llamaba desde los cuartos interiores, en un alarido estridente, como quien espanta una piara de puercos:

.- ¡Totoñooooo! Totoño, vení que están llamando a los monseñores. ¡Apuráte pa’ que atendáis, mijito!

Como tifones humanos que inician una travesía de devastación, el diácono y monseñor Lucca von Rütter se abalanzaron hacia la estrecha puerta trasera del rancho. Luis Antonio llegó primero y atendió. De inmediato le entregó el auricular inalámbrico a monseñor.

.- ¿Bueno?... Sí, soy yo ¿Quién me habla? ¿Cómo dice?

El silencio de monseñor congestionó el ambiente de quienes desde el patio, atisbaban hacia la casa en procura de información. Con el aliento cortado pero impulsado por la curiosidad llegó el otro monseñor zuliano, Obando Barazarte, hasta la minúscula mesita del teléfono. Apartó innecesariamente a su amante y con un gesto desafiante increpó a su correligionario:

.- Roberto ¿Quién llama? ¿Qué está sucediendo?

.- Monseñor, no me lo váis a creer” - le sonrió Lucca von Rütter - Así que... toma el teléfono y averiguálo vos mismo.

Del otro lado de la línea le habló Antonio Marcano, el Director de Información de la gran campaña de Adonay. Le repitió lo mismo que acababa de decirle a monseñor Roberto Lucca von Rütter. Que sería imposible que Adonay se reuniese con ellos ese día, pues hacía más de cinco horas que estaba en una rueda de prensa con los periodistas de varias agencias internacionales de noticias y posteriormente asistiría a la firma del convenio de “Voz y Verdad C.A. con los representantes de la cadena televisiva CMN, con la presencia de la Notaría Tercera de Maracaibo, habilitada para oficializar el contrato de una serie de programas que se habrían de transmitir por todo el mundo.

Monseñor Barazarte dejó caer el auricular y con una voz monocorde, carente de inflexión y todo, les transmitió a los demás sacerdotes del cónclave la extraña noticia de la inasistencia de Adonay:

.- Llaman para decir que el señor Adonay no puede venir. Que hace cinco horas está dando una rueda de prensa y luego se dispone a firmar un contrato con CMN.

Un espeso silencio apretó el corazón de aquellos hombres consagrados a Dios. ¿Sería cierto, entonces, que habían vivido una experiencia mística? ¿O que aquél que estuvo con ellos durante tanto tiempo y hasta hace apenas unos momentos, era un impostor? La duda y la angustia se desarrollaron violentamente en los corazones de aquellos encumbrados prelados, ahora convertidos en simples y asustadizos parroquianos, temerosos de todo hasta de sus sombras. Fue en ese momento cuando se impuso el liderazgo suave y natural de Roberto Lucca von Rütter, quien haciendo gala de aplomo y autocontrol reagrupó a los atribulados sacerdotes:

.- Hermanos, sugiero que ahora no saquemos conclusiones apresuradas de nada. Asumámonos como lo que somos: la Iglesia de Cristo, nuestro Señor, y oremos a Dios Padre para que ilumine nuestra mente y guíe nuestros corazones, antes de emitir cualquier juicio. Aún así, por la llamada que acabamos de recibir y de acuerdo con el testimonio del diácono Luis, el señor Adonay nunca pudo estar aquí con nosotros. Sin embargo y a pesar de esas aseveraciones, todos los aquí presentes fuimos testigos de su presencia, oímos sus argumentos y rebatimos sus planteamientos. Oremos, hermanos, para que esta experiencia, mía y vuestra, sea agradable a Dios nuestro Señor.

Al otro lado de la línea telefónica, Antonio Marcano colgaba el auricular. Adonay, absorto en su meditación, dejó a todos hablar sin prestar atención en lo que decían. Unos se preguntaban el por qué monseñor Lucca von Rütter le pasó la llamada a monseñor Obando Barazarte. Otros aseguraban, en un murmullo mal simulado, que tal vez estaban frente a un milagro, el de la bilocación, tan común entre santos, como los que acostumbraba ejecutar el peruano san Martín de Porres, porque lo cierto, lo comprobable es que ese día y a la misma hora Adonay estuvo reunido simultáneamente con dos grupos de personas, en locaciones distintas, separadas entre sí por, al menos, diez kilómetros.

Y ese mismo día y a la misma hora, Michael Serrano, el ejecutivo sénior de la aseguradora Saint Paul, con sede en Puerto Rico, hablaba con uno de sus mejores clientes, cómodamente instalado en un mullido butacón en el lobby del Eurobuilding Caracas. Conversaba con Rosa Trockembrodt Uriana, la beneficiaria directa y universal del millón de dólares de la póliza de vida de su amante, Janet Faría Meléndez.

.- Sólo tiene que acompañarme mañana, ante un notario público que mi empresa ha habilitado en la Presidencia de nuestra sucursal, para que al firmar el recibo y el documento, usted pueda recibir el cheque por un millón de dólares. Ahora, si usted quiere hacer un buen negocio con todo ese dinero, en Seguros Saint Paul le tenemos la siguiente oferta: Recibe un cheque por cien mil dólares y nos autoriza a colocar el resto del dinero en un portafolio de inversión múltiple, a través de nuestra sucursal Empired Trust Overseas, en las Islas Cayman. Le garantizamos un rendimiento anual promedio mínimo de dos puntos por encima de la mayor tasa de rendimientos de cualquier instrumento en los Estados Unidos. ¿Qué me dice, miss Trockembrodt? ¿Va a dejar pasar esta inusual oferta de tener una renta garantizada y de por vida, con la seguridad y el respaldo de nuestra empresa?

Un profundo, aunque imperceptible estremecimiento sacudió la columna vertebral de Rosi. Desde el día anterior tenía decidido qué hacer con su vida y también con ese dinero. Firmaría al día siguiente en la notaría, depositaría el cheque en el Loyds de Londres y con los intereses fundaría una orden religiosa laica para ayudar a las jovencitas que caen en el consumo de drogas y en la prostitución a salir de ese mundo y encontrar un nuevo rumbo y verdadera significación a sus vidas. Pensaba en un centro de reeducación, con clínica de desintoxicación y talleres de capacitación artesanal; ansiaba darles la oportunidad que ella no tuvo en una institución con todas las instalaciones necesarias para ofrecerles calor de hogar y educación formal sobre principios y valores asociados estrechamente a la palabra de Dios y el mensaje de Adonay. Mientras cavilaba acerca de la proposición del señor Serrano, veía cómo su interlocutor la observaba. De seguro que aquel hombre conocía de su pasado con Janet e intentaría en los próximos minutos alguna proposición sexual. ¡La sorpresa que se llevaría sería descomunal! Ya no era la misma Rosi que convivió con Janet en aquel mundo de orgías y drogas. Ni siquiera una suma de dinero como aquella le cambiaría el rumbo que le dio a su vida. Se levantó, le extendió la mano a un desconcertado Michael Serrano con el aplomo y la seguridad de una Primera Dama y sintió cómo la dignidad la invadía. Y le gustó. Le gustó sentirse decente, educada y sobre todo digna de ser mujer.

.- Muchas gracias por haber venido y por su oferta, señor Serrano. Gracias por todas sus sugerencias financieras, pero ya tomé una decisión: Firmaré mañana en su oficina y le recibiré el cheque. Que tenga usted buenas tardes.

Todavía bella, impresionantemente bella aún con aquel modesto y casto vestido de algodón, Rosi se despidió con un medio giro de pasarela, hombros hacia atrás, pasos cruzados y porte de Miss Universo. Se fue pensando en la fundación que su orden laica sería una versión ampliada y mejorada de los Hogares Crea. La pensaba como una organización que mezcla la verticalidad organizativa del Opus Dei, con la dinámica abierta de la actividad misionera de sor Teresa de Calcuta. Y así la convertiría diez años después, pues a partir de esas ideas, pero consustanciándose cada día más con La Palabra, Rosa Trockembrodt Uriana se convertiría en la fundadora de la Orden de las Hermanitas de la Caridad Extrema. Su imagen y su ejemplo se volverían míticos y veinte años después sería beatificada y luego canonizada como Santa Rosa de La Guajira por el primer Vicario de Cristo de la Iglesia Episcopalística Latinoamericana.

.- Antonio ¿Qué dijeron los monseñores? ¿Se molestaron porque Adonay no puede reunirse con ellos?

Las preguntas de Elmer tenían ese toque irónico, suavemente irónico con el que solía impregnar las preguntas cuya respuesta conocía de antemano. Estaba a espaldas de su colega, sentado frente al monitor, revisando su correo electrónico y simultáneamente redactando una nota informativa. Antonio, metros más allá, estaba de pie, observando la abundosa infloración de la trinitaria blanca que copaba la enramada que antecede al jardín interior. Meditaba profundamente en lo que estaban viviendo y no podía evitar que le sobreviniese aquella sensación de desasosiego que le producía últimamente la presencia de Adonay, una sensación que interrumpió momentáneamente la pregunta de Elmer y que lo retrotrajo a la realidad de este presente.

.- Pues en realidad no dijeron nada especial. Sólo preguntaron por Adonay, aunque con cierta incredulidad, como si no fuese cierto que él estuviera aquí desde esta mañana.

.- ¿Y ustedes dos están seguros que realmente ha sido así?

Terció sorpresivamente Adonay con una pregunta que dejó fríos y aterrados a los dos periodistas. Adonay era un ser desconcertante. Unas veces actuaba con la simpleza de criterio del más supino ignorante. Otras, daba la sensación de ser un verdadero portento y en algunas ocasiones, como ésta, se comportaba con la travesura angelical de un niño excepcional. Elmer y Antonio se sonrieron después de la sorpresiva interpelación. Estaban acostumbrados a este tipo de lances intelectuales y a esperar de Adonay cualquier cosa, pero no así los representantes de CMN que estaban allí en el salón de los reporteros y que tenían contacto personal por primera vez con ‘el personaje’, como le llamaban a sotto voce. Alrededor de la mesa de conferencia, tapizada con maletines, carpetas, portátiles y celulares estaban, además de los reporteros acreditados por Voz y Verdad, el licenciado Alfonzo Ferrer, el abogado de las empresas -el doctor Helí Labarca- y los enviados de CMN: Bill Sherman, Vicepresidente Informativo Sénior para Latinoamérica, Leroy Duke, veterano reportero de la cadena con más de quince años cubriendo la fuente noticiosa del Vaticano, Kim El Garib, otro de los periodistas de CMN Jefe Informativo de la cadena en Venezuela y Wanda Barreto, una menuda y exuberante periodista hiperactiva, de las más incisivas de CMN, cuyo expediente profesional incluye la cobertura noticiosa de los eventos en Angola y en Kuwait, en la tristemente célebre “Madre de todas las guerras”, como la identificó el ahora fallecido Saddam Hussein. Junto a ellos, otros tres periodistas locales contratados por ‘Voz y Verdad CA’ completaban la docena de profesionales de la información que presenciaron la llegada silenciosa de Adonay y su ‘respuesta-pregunta’. Para todos ellos, la intervención de Adonay en la conversación de Elmer y Antonio fue desconcertante, y la mayor equivocación de Wanda fue guiarse por sus prejuicios religiosos y considerar que Adonay era otro charlatán más, otro como aquellos que conocía muy bien en su Puerto Rico natal.

.- Pero sigamos en lo que estábamos y dejemos que los monseñores se preocupen por lo suyo” - acotó serenamente Adonay - Señorita (se dirigió expresamente a Wanda) léanos de nuevo la cláusula de exclusividad noticiosa. Tengo la impresión que mis consejeros tienen algunos comentarios y observaciones sobre ese tema.

Dicho esto, se alejó de la mesa y con las manos unidas a la espalda se dirigió hacia el ventanal de la sala, a través del cual podía admirar el frondoso follaje y la belleza sutil de las infloraciones de unas exuberantes trinitarias sembradas por él mismo meses atrás y que eran motivo de admiración de todos los que visitaban la sede. Inmediatamente salió al patio interior y se sentó bajo aquella enramada que se había convertido en su lugar preferido para la meditación. Adentro prosiguieron las negociaciones y pasadas las ocho de la noche, un bullicio de sillas, seguidas por el murmullo de voces que venían como en un susurro desde el interior le sustrajo de sus cavilaciones. Efectivamente, había llegado alguien y se había interrumpido la prolongada negociación y por el rumbo que tomaba el grupo de negociadores con los recién llegados era más que evidente que se dirigían hacia su enramada, lo único de aquella formidable quinta que consideraba ‘suyo’. Uno a uno, como si formaran parte de una comitiva imperial, fueron bajando los escalones precediendo con ridícula pompa a los dos ilustres recién llegados: Bob Lerner, Presidente de la cadena de noticias CMN y su hermosísima esposa, la ex actriz Jane Fondue, ahora furibunda defensora de los derechos humanos y entusiasta practicante de ejercicios aeróbicos. Primero apareció ella. Detrás suyo, él. De los dos, fue con ella con quien sintió Adonay un fuerte vínculo espiritual, mientras que percibió en él la precaución del perro grande cuando otro más grande se le planta frente a frente. Tal vez cualquiera de los presentes hubiera podido deducir la actitud de Bob si se hubiera fijado cómo arqueó la ceja izquierda cuando observó la estampa y la vestimenta excesivamente simple de Adonay.

.- Señor Adonay -rompió Kim El Garib el incómodo silencio que generó la presencia de aquella troupe en los predios de Adonay- “permítame presentarle al señor Bob Lerner, Presidente y dueño de la cadena de noticias CMN, y a su esposa, la señora Jane Fondue.

.- Encantado de conocerla, señora. Imagino que usted es...

.- Así mismou tan ciertou -le contestó Jane en un terrible español, con la misma cadencia del de Kim El Garib aunque menos ‘españolizado’.

.- Mucho gusto en conocerle, señor Lerner.

.- Very glad to know you -respondió arrogante y en inglés el altivo empresario.

.- Para mí también es un placer conocerle, señor Lerner ¿Qué les parece a todos si después de esta presentación de rigor entramos para sentirnos más cómodos? Tengo la impresión que a pesar de esta noche tan fresca y estrellada, va a llover.

Un espeso silencio y veintiséis ojos observando a Adonay crearon una incómoda atmósfera debajo de la enramada de las trinitarias blancas. Además del saludo protocolar, nadie tenía más nada qué agregar, pero Adonay, rompiendo el protocolo y la barrera idiomática que impusiera ex profeso Bob Lerner, los tomó por el brazo a ambos recién llegados, tal como suelen hacer los viejos amigos en Italia cuando se convidan a tomar Grappa en una de esas frescas tardes primaverales en las afueras del Vaticano, y les condujo con amabilidad u cortesía campechanas hacia la Sala de Conferencia. Allí platicaron los tres mientras los demás observaban desde afuera a través del espacioso ventanal. Observaron cómo Jane aparentaba estar muy divertida con la conversación pero también notaron a un Bob que poco a poco distendía su actitud inicial hasta que sin darse cuenta comenzó a conversar animadamente en un fluido castellano. Al rato Jane se acercó hacia el ventanal, tocó con sus nudillos para llamar innecesariamente la atención de unos periodistas que simulaban indiferencia pero que estaban demasiado pendientes de lo que estaba sucediendo adentro, y con gestos bastante simples y pueriles les pidió que entraran.

.- Todo lo que ustedes me informaron acerca del señor Adonay -dijo Bob a los presentes en un nítido y casi perfecto español - es, apenas una pequeña parte de lo que hemos conversado hoy con él. Me he comprometido con el señor Adonay no sólo a la promoción y divulgación de un debate teológico que debe contemplarse en el convenio, que entre paréntesis ya debería estar firmado

Lo dijo en son de chiste sureño, muy malo por cierto, pero que todos sus empleados celebraron con estruendosas e inexplicables carcajadas, y miró escrutadoramente al único de ellos que no lo celebró, Bill Sherman antes de continuar:

.- También he convenido con el señor Adonay en patrocinar una gira por las principales capitales latinoamericanas con el propósito de promover ese debate también por CMN Latina.

Y llegó el momento de las órdenes ejecutivas.

.- Kim, tú te encargarás de la logística. Bill y Leroy, ustedes elaborarán la agenda de presentaciones y coordinarán con Wanda y el equipo de periodistas del señor Adonay la cobertura mundial. Señor Adonay – dijo como colofón de la andanada de órdenes impartidas como lo suelen hacer los Mariscales de Campo en pleno combate - “Quiero que sepa que soy un hombre de negocio y que el apoyo de mi cadena de noticias no constituye un respaldo a su ideología, por eso comprenderá que a mi regreso a Atlanta armaré un equipo similar al que tenemos acá para darle cabida informativa a sus detractores ¿Lo tiene bien claro?

Adonay traía entre manos un gajito de trinitarias que había arrancado de la enramada. Cuando regresó con Bob y Jane, le extendió en silencio la mano a Bob para cerrar simbólicamente el acuerdo y le entregó a Jane el pequeño bouquet sin hacer más comentarios, aunque meses después Bob y Jane insistieran que ese día, al recibir Jane el pequeño ramo, Adonay les habló en un exquisito inglés de Oxford “I’m very glad tu see you too” pero Antonio Marcano y Elmer Niño, que estuvieron presentes y a corta distancia de los tres personajes, sabían que el silencio de Adonay fue particularmente intenso al momento de despedirse de ambos. Les constaba por ser testigos de excepción que Adonay nada dijo y que nada regaló a nadie ese día, por lo que resultó particularmente perturbador fue que en su primera visita a las oficinas de Bob en Atlanta vieran un gajito de trinitaria blanca hermosamente colocado dentro de un florero de cristal y exhibido sobre una repisa de nogal, a solicitud expresa de Jane.

Durante las dos semanas siguientes, en los que se planificó de manera minuciosa la gira de Adonay, éste desapareció de nuevo. Como ya era costumbre, ni Elmer ni Antonio se alarmaron, pero sí lo hicieron los periodistas del equipo de CMN, quienes lanzaron agrios comentarios acerca de Adonay y de su misteriosa desaparición, pero a espaldas de la gente de ‘Voz y Verdad’. Sin embargo, la noche antes de iniciarse la gira latinoamericana apareció Adonay vestido de lino blanco y totalmente desconectado de los eventos. Venía con el rostro apesadumbrado y con evidentes signos de no haber dormido bien. A todos les pareció que este Adonay se veía prematuramente avejentado; en su tez cobriza se traslucía un pesar hondo, una especie de dolor llevado a cuestas con dificultad. La gira se tuvo que posponer varios días para las fotos, el pasaporte y las visas de Adonay. Hubo necesidad de organizar un nuevo itinerario, el cual se ejecutó con puntualidad inglesa y efectividad germana.

El recorrido comenzó por Chile. La primera escala fue en la Universidad Católica de Santiago donde intervino en dos conferencias. En una como invitado a la clase magistral del postgrado en Teología de la Facultad de Filosofía. La otra, en el Aula Magna del claustro universitario, donde disertó acerca del Evangelio de Juan, los textos apócrifos, en especial los de Santiago, los tiempos actuales y la misión del ‘hombre nuevo’. Hubo dos manifestaciones públicas: Una, muy fuerte, de rechazo hacia él y otra, sensiblemente menos numerosa, de apoyo. Ambas estuvieron integradas por estudiantes, sacerdotes, religiosas de diversas congregaciones y la mayoría por laicos comprometidos. En las dos no faltaron los agitadores de oficio, contratados por CMN para que la presencia de Adonay en Chile trascendiera del ámbito universitario y se insertara como fenómeno relevante de las noticias de ese día.

Después de allí realizaron una parada de seis horas en Buenos Aires donde Adonay se reunió en privado con ‘los rebeldes’ Tulio Botero Salazar, Manuel Larraín Errazúriz, Helder Cámara, Jesús Arroyo, Luis Velázquez y con el ‘renovador’ Vicente Mejía, todos ellos obispos latinoamericanos con quienes dialogó acerca de su visión hermenéutica de La Palabra, sobre las Encíclicas papales de este siglo y muy específicamente sobre su misión y el compromiso de la Iglesia de Jesús, la cual siempre identificó separada de la del Vaticano.

El viaje continuó hacia Bogotá, con escala en Lima -una noche- y en Quito -ocho horas- En la capital colombiana sostuvo una entrevista privada con los Provinciales de la Compañía de Jesús de Venezuela y Colombia. También tuvo dos presentaciones en los noticieros televisivos de Tele Bogotá y RCN, ambos retransmitidos hacia Atlanta y a las demás emisoras amigas del CMN en Europa. En Bogotá tuvo una segunda entrevista privada con Helder Cámara a solicitud urgente de éste. Pernocta y a las dos de la tarde del día siguiente -el cuarto de la gira- parte rumbo a Panamá, Costa Rica y El Salvador. En Nicaragua visita en su lecho de enfermo al sacerdote Ernesto Cardenal con quien se le ve en oración en vivo y en directo. Regresa a El Salvador el primer domingo de su gira. Pide le averigüen en cuál templo concelebrarán misa el obispo de Managua, Obando y Bravo, con el obispo de San Salvador y pide le lleven allí.

Como cualquier otro feligrés asiste a la misa y en el momento en que toda la congregación de fieles se levanta para comulgar, él también lo hace y se coloca en la doble fila que se forma espontáneamente en el pasillo central de la catedral. Monseñor Obando y Bravo es quien administra el sacramento y lo reconoce a la distancia, no sólo por las fotos que han sido publicadas por todos los medios de la región latinoamericana, tal vez más aún por el despliegue de cámaras, luministas y de periodistas que han rodeado los cinco accesos de la nave central. Se desconcentra un instante pero prosigue administrando el sacramento de la comunión a los feligreses que están, como habría de esperarse, totalmente ajenos a la situación y a la perturbación de monseñor, que comienza a reflejarse en su rostro con pequeñas y casi imperceptibles gotas de sudor, en la misma medida en que Adonay se le va acercando, paso a paso. Levanta la vista de nuevo y lo ve más cerca, a menos de cinco feligreses, justo detrás de una viejita vestida de blanco, perteneciente a las Hijas de María y al lado de un robusto obrero. Llega el turno de Adonay de recibir lo que para los cristianos simboliza el cuerpo del Cristo, pero justo cuando monseñor Obando y Bravo se proponía apartar el cáliz con las hostias para negarle la comunión, una maravillosa e iridiscente luz cenital iluminó a Adonay impregnando su piel y su humilde vestidura de lino blanco con un brillo dorado, al mismo tiempo que una portentosa voz de barítono, de procedencia indeterminada, se escuchó nítidamente en el templo y en las adyacencias más cercanas:

.- Este es el primer mensajero de Mi Palabra, el más pequeño y querido de mis ángeles. Dichosos quienes lo escuchen y lo sigan.

Del robusto y rotundo rostro de Obando y Bravo cayeron estrepitosamente dos lentes en montura de carey, esparciendo en una miríada de fracciones los otrora gruesos cristales, que se dispersaron sobre el pulidísimo piso de mármol en una diáspora sonora y heterogénea. La gente sencilla y humilde que en un principio se alarmó por la descomposición del porte de monseñor, enseguida se volcó hacia Adonay para tocarlo y besarlo. A la salida del templo Adonay levantó del piso a decenas de personas que se le postraban de hinojos pidiéndole la bendición de Dios, o simplemente para besarle los pies. La noticia del suceso se regó como pólvora y en menos de dos horas, mientras Adonay y Obando y Bravo se entrevistaban en privado en la sacristía de la catedral, miles de fieles se agolparon alrededor del templo.

Fue necesaria la intervención de la Guardia Territorial Salvadoreña para sacar a Adonay de allí y por supuesto, fueron sus más cercanos colaboradores, Elmer y Antonio, quienes le hicieron ver, camino al aeropuerto, lo inconveniente de aquella aparición pública sazonada con tal espectacularidad sobrenatural, en un país como aquél donde la guerrilla y el gobierno del doctor Alfredo Cristiani aún mantenían posiciones antagónicas, en enfrentamientos que tenían un saldo trágico de religiosas, sacerdotes y laicos caídos bajo las balas de uno y otro bando.

.- Adonay ¿Es que usted no puede o no quiere entender que lo que acaba de hacer en un país en conflicto como éste, puede ser interpretado como una maniobra táctica de la Iglesia Católica para restarle pueblo, bien a la guerrilla, bien al gobierno? En pocos minutos, si no logramos salir de aquí, podemos considerarnos unos ‘cadáveres insepultos’.

.-No me lo reclame a mí, Antonio. Reclámeselo a Él. Yo soy solamente uno de sus mensajeros, nada más -y restándole importancia, tanto a lo sucedido en la Basílica como a lo que Antonio temía que sucediera de ahora en adelante, cambió de tema y le preguntó a su amigo - ¿Es verdad, Antonio, que se curó las hemorroides con una dieta de chiles jalapeños?

Se lo preguntó mientras entraban, a empujones, en una tanqueta de transporte de tropas, facilitada por la Guardia Territorial Salvadoreña para ‘la extracción’ de la catedral, que para esos momentos estaba literalmente rodeada por una poblada que aclamaba a gritos la presencia pública de Adonay llamándole ‘El Ángel’, otros gritándole ‘Jesús’; los menos aclamándole como ‘El Mesías’. En aquel incómodo vehículo, solicitado por Obando y Bravo, viajarían directamente al aeropuerto Internacional de Quezaltepeque, para proseguir el itinerario de la gira latinoamericana hacia Ciudad de México, Miami, San Juan de Puerto Rico, Santo Domingo, Aruba, Caracas y finalmente cerrar este primer periplo en Maracaibo. Tuvieron que esperar más de tres horas en el aeropuerto, tiempo durante el cual el área se militarizó completamente para controlar las muchedumbres que provenían de los diversos caseríos que rodeaban el valle de Las Hamacas, y de más allá, del río Arelemate y de los asentamientos que bordean el volcán Quezaltepeque hasta el río Ilopango.

Antes de partir Adonay se entrevistó durante cuarenta minutos con el presidente Cristiani en el salón V.I.P. del aeropuerto. Aunque no fue oficial, sí fue la primera con un mandatario latinoamericano y no sería la única. Al partir y para sorpresa de Elmer, de Antonio y de todos los integrantes de la Casa Militar Salvadoreña, el Presidente Cristiani elegantemente vestido con un traje ‘Ermenegildo Zegna’ besó la mano de Adonay y éste puso paternalmente la mano izquierda sobre la inclinada cabeza del político. Esta imagen y otras como la filmación ‘no-profesional’ de un turista aficionado que estuvo presente en la Basílica de El Salvador (justo en el momento en que el Espíritu Santo se posó sobre Adonay) dieron la vuelta al mundo en menos de cuatro horas desde los portales de YouTube, quedando plenamente justificados los cincuenta mil dólares que Bill Sherman le dio al turista por la cámara digital que capturó la escena. La misma cámara con la que grabó, en la reunión privadísima del aeropuerto, la escena del Presidente Cristiani besando la mano de Adonay y siendo bendecido por éste.

El impacto de aquellas imágenes superó en dramatismo a las más espectaculares tomas de los bombardeos nocturnos de la Guerra del Golfo Pérsico y le dieron un inusitado realce a Bob Lerner y su CMN pues, a fin de cuentas ¿Quién, excepción de él, podría ufanarse de tener grabada la voz de Dios? La Iglesia Católica de México intentó presionar al Gobierno para que se le negase la entrada a Adonay al país azteca, aún a pesar de que no existe concordato entre la Santa Sede y el Estado Federal Mexicano. La presión fue en vano: CMN transmitió la noticia al mundo, pero a la mitad del vuelo entre El Salvador y Ciudad de México se modificó por segunda vez el itinerario y los planes. Bill Sherman y Antonio Marcano lo reorganizaron todo mientras compartían un frugal almuerzo en el área turista del avión, a tres filas de los asientos de Elmer y de Adonay:

.- Antonio, usted sabe que la planificación original debe modificarse. La matriz de opinión internacional obliga a que hagamos cambios, no sólo en el itinerario de esta gira, también en los objetivos y los planes generales.

.- Yo me inclino a pensar que la gira debe ser restringida a una presentación pública en los aeropuertos y a entrevistas privadas con altas personalidades de las iglesias y los gobiernos.

.- De acuerdo, pero...

.- Aún más -atajó Antonio a su colega para no perder el hilo de su argumentación – al llegar al aeropuerto de Ciudad de México hay que disponer de transporte aéreo privado. Sugiero que se comunique de inmediato con el señor Lerner pues de ahora en adelante, y más con lo que sucedió en San Salvador, tendremos que manejarnos con otros parámetros de seguridad.

.- Bien, y con respecto a nuestro ‘amiguito’, Adonay, ¿Cómo vamos a manejar las próximas...’apariciones’?

.- No creo que sea lo más correcto que usted identifique al señor Adonay Jinnú como ‘nuestro amiguito’, como a cualquiera de esos personajes exóticos que usted ha conocido en el pasado y que se puede manipular. Dudo mucho que alguien en este planeta pueda ‘manejar’ al señor Adonay como usted lo sugiere. Lo más sensato, lo que podemos hacer por ahora, es darle nuestras opiniones sobre la necesidad de modificar objetivos e itinerarios y atenernos a su buen juicio. Nada más.

A Bill Sherman no le agradó la respuesta de Antonio. Además de ‘colocarlo-en-su-sitio’ le echó en cara su pobre visión periodística de los sucesos y su lamentable percepción del personaje. Para cuando el avión de Air Panamá tocó pista en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México les aguardaba el Airbus A300 de CMN y en los andenes del aeropuerto, miles de personas con letreros y pancartas. La Iglesia Católica de Roma, así como las demás cristianas del mundo se apresuraron en declarar que Adonay bien podría ser un charlatán de oficio, otro más que pretendía oscuras intenciones a través de maculados actos de ilusionismo grupal, como la desaparición de elefantes de David Cooperfield, o las levitaciones de del joven ilusionista Chris Ángel, el que identificaba su programa de televisión con el nombre ‘Mainfreack’, y que de ninguna manera lo respaldaban ni lo consideraban siquiera un simple feligrés. Por lo tanto urgían a sus correligionarios a nos dar crédito a “milagros mediáticos” ni a creer en aquellas “voces falsas” que no provenían de Dios ni de sus respectivas iglesias, cada una de ellas representante genuina ‘y única’ de la voluntad divina.

En Maiquetía, el principal aeropuerto internacional de Venezuela, Adonay decidió responder a todas las preguntas en una improvisada rueda de prensa, aún contra el criterio de Sherman y los otros periodistas de CMN, que argumentaban que toda comunicación debía canalizarse a través de la cadena. Un tropel de preguntas se acumuló, unas sobre otras, alrededor de un menudo Adonay parado en medio del pasillo del área internacional del aeropuerto, que gracias a la intervención de Antonio y Elmer se pudo organizar en una más o menos coordinada rueda de prensa:

.- ¿Usted es Jesús de Nazareth?

.- ¿Cuándo comenzará el apocalipsis?

.- Está de acuerdo con los postulados de la secta davidiana de David Koresh, el ‘cristo’ de Waco, Texas?

.- ¿Cuál es su mensaje a las naciones del mundo?

.- ¿Qué día se iniciará el Armagedón?

.- Muchos afirman que usted es el anti cristo ¿Qué les responde?

La matriz de opinión, construida desde los laboratorios de opinión pública de CMN en Estados Unidos, y desde la sala situacional de Voz y Verdad CA en Venezuela, habían construido una compleja red de percepciones alrededor de Adonay. Una serie de mediciones ‘flash’ ratificaron que los niveles cualitativos y cuantitativos de esa matriz se habían ubicado por encima de los parámetros esperados para los primeros días de la campaña: Poseía una alta y sostenida relevancia noticiosa incluso en las cadenas informativas de la competencia; los eventos acontecidos en El Salvador aún eran noticia internacional de complemento hasta en las cadenas informativas asiáticas. Pero también la campaña había producido una fuerte presión sobre las principales iglesias monoteístas del mundo, quienes no tuvieron otra opción que manifestarse públicamente respecto a Adonay. Y por último, aunque no menos importante, la matriz de opinión había provocado el nacimiento ‘espontáneo’ de un movimiento de masas a nivel mundial en torno al mensaje de Adonay, representado por la promoción icónica de su estilizada figura de monje ascético y los particularísimos rasgos de un rostro aindiado, de tez cobriza profundos ojos azules.

Como toda actividad relacionada con un evento televisivo internacional, el debate promocionado por y desde CMN, entre Adonay y las demás religiones, requirió de una minuciosa planificación logística y de un protocolo típico de eventos de tal naturaleza: Promoción previa por la cadena noticiosa y en las redes de cables por suscripción en el mundo; contactos y ‘lobbies’ internacionales para la manipulación de la presión política internacional norteamericana sobre gobiernos poco proclives al evento y más de dos docenas de tips que completaban el ‘time-table’ de un equipo de producción dedicado a exclusividad, o como prefería señalar Bill Sherman: 24/7 team work.

Al día siguiente del arribo a Maracaibo, Bill Sherman se reunió en la sede de Voz y Verdad CA con Adonay y con Elmer y Antonio. Tenía un encargo difícil y delicado, definir el ‘objetivo comunicacional’ del debate con el misterioso señor Adonay Jinnú, para garantizarle a la cadena que representaba el control temático del evento y al mismo tiempo, reducir el protagonismo estratégico que tenían, a no dudar, los periodistas venezolanos de Voz y Verdad. Bill inició la reunión es español pero con su acostumbrada inconcordancia de géneros y tiempos verbales:

.- Yo cree que no se daba desperdiciando tiempou, míster Adonay, así que hagamos un lista. Diga ¿Qué gentes cree debieron intervendrán en debate suyo de usted?

Adonay estaba absorto y viendo hacia el techo. Vestía de lino blanco y estaba físicamente allí, aunque su ente se hallaba a miles de años luz. Bill se dirigió a Adonay en inglés, sin darse cuenta que lo hacía:

. - Mister Adonay, Can you hear me?

Adonay continuaba absorto con la Mirada fija en uno de los huequitos del friso en el techo. Este Adonay ‘post-revelación’ ya no era el mismo que se vino desde la lejana y semiárida población de Aliú, en la remotísima península de La guajira venezolana. Evidentemente era ‘otro’ sutilmente otro distinto al que se instaló a vivir en un rancho de tablas y sin puertas al Norte de Maracaibo y muy cerca de La universidad del Zulia. Algo había cambiado en su comportamiento, otrora espontáneo y pueblerino, ahora místico y de profundos silencios. Más de una vez le habían visto sentado en el piso, con las piernas cruzadas, espalda erguida, ojos cerrados y brazos extendidos al frente con las palmas de la mano hacia arriba. Cuando meditaba así, usualmente en la oficina pero también en el patio interno o en cualquier espacio más o menos apartado y silencioso, Adonay nutría su espíritu y también su cuerpo con lo que él llamaba ‘la savia divina’, que le eximía de comer con la misma regularidad de los demás. Dormía muy poco, no más de tres horas seguidas cada 18 horas y en muchas ocasiones, los periodistas y otros trabajadores de Voz y Verdad le vieron levitar durante sus prolongadas y muy frecuentes levitaciones. Cientos de fotos y grabaciones audiovisuales daban fe de una manifestación mística que al principio generó gran algarabía, pero que luego se volvió costumbre.

El equipo de periodistas de Voz y Verdad organizó el primer debate de Adonay sin notificarle a Bill Sherman, ni siquiera contaron con su participación. La decisión la tomaron en silencio Elmer y Antonio en el mismo momento cuando Bill Sherman insistió con su pregunta a Adonay y éste se levantó de la mesa de conferencias sin articular palabra. Pero lo que profundizó la distancia entre el equipo de Voz y Verdad y los periodistas de Bill Sherman fue el comentario, malicioso y burlón, de una de sus periodistas, Wanda Barreto, inmediatamente después que Adonay abandonó la reunión:

.- Parece que nuestro ‘mesías’ se va a levitar de nuevo. ¡Sabrá Dios qué consumirá hoy!

Lo que fue dicho como un chiste para distender el tenso silencio que dejó Adonay con su salida del salón, no cayó en gracia a los venezolanos presentes, mucho menos a Antonio ni a Elmer, quienes le dirigieron a la impertinente muchacha sendas miradas de desaprobación y disgusto. A las cuatro de la tarde los periodistas tenían organizado el primer debate. Decidieron que se debía hacer desde los estudios de CMN en Atlanta y conectar con los tres satélites P-238 que navegan sobre la tierra a nivel del paralelo 45 para lograr una comunicación instantánea entre Estados unidos y las ciudades de El Vaticano, Jerusalem, La meca, Katmandú y Osaka, ciudades sede del cristianismo, el judaísmo, el islamismo, el budismo y el sintoísmo.

Otra de las decisiones tomadas por los periodistas venezolanos, en comunicación directa con el equipo de coordinación de eventos especiales de CMN en Atlanta, fue la de instalar en cada una de esas ciudades los equipos de transmisión satelital necesarios para las videoconferencias. Un contingente impresionante de técnicos, operarios y equipos fue desplazado por todo el mundo en cosa de horas y además de las incompatibilidades técnicas entre los diferentes protocolos de señales digitales, tuvieron que conciliar los horarios y los diferentes ritos que las religiones ejecutan en los días de la semana. La transmisión no se podría hacer en sábado por ser el Sabat judaico; tampoco en viernes por ser el día más importante para las diferentes versiones del islamismo. Tampoco en domingo por ser el ‘dominicus dei’ de las misas ortodoxas, protestantes y cristianas y la transmisión dominical del mensaje papal desde la Plaza de San Pedro de El Vaticano.

Los cinco lapsos para orar del islamismo también fueron una gran limitación y un verdadero reto si se quería conciliar los tiempos y las fechas de los diferentes ritos con los horarios estelares de CMN al Oeste del Greenwich Mean Time. A partir de una hemorragia de faxes, llamadas telefónicas y reportes de consultas con los representantes oficiales de las principales religiones monoteístas pudieron conciliar un horario de transmisión simultánea y en vivo con la participación del Papa, el Patriarca de las iglesias ortodoxas, dos de los principales Rabíes de la Sinagoga de Jerusalem, el más relevante de los Ayatola y el Dalai Lama, que por esas felices coincidencias visitaba New York para ese entonces.

En las comunicaciones oficiales con las autoridades de las distintas religiones no se utilizó la palabra ‘debate’ para evitar una oposición a priori, y fue por eso que el evento fue identificado como un ‘encuentro’ con las diferentes interpretaciones de la palabra de Dios. Los preparativos y las negociaciones duraron tres semanas y se invirtieron en ellos cientos de miles de dólares en sueldos, viáticos, facturas telefónicas y de satélites, dietas, transportación y ‘coimas’ para la aceleración de permisos que usualmente tardan meses para ser obtenidos. Al final de una dura jornada de negociaciones, convenios, ajustes y oposiciones, se acordó una agenda de apenas tres puntos: ¿Por qué el camino hacia Dios es a través de las religiones? ¿Cómo interpreta cada religión la ‘esencia divina’? A la luz de su Fe ¿Quién podrá ser Adonay?

Desde Atlanta, Bob Lerner sabía que, además de la excelente organización que se estaba orquestando desde Venezuela, el evento debía tener la esencia de un espectáculo y para lograr esa transmutación, la tele audiencia necesitaría de un estímulo particularmente fuerte, y por eso, mientras las negociaciones con las autoridades religiosas se desarrollaban durante esas tres semanas, ordenó elaborar un micro programa de veinte minutos que funcionaría como flash promocional. Ni su gente ni los de Adonay tenían noticias de sus intenciones, como tampoco se sabía que mientras los periodistas de Adonay lo organizaban todo, se negociaba ‘off the record’ las transmisiones del primer debate (y los contratos para los debates que surgieran) por una cifra que rondaba los mil quinientos millones de dólares. Además, sería la primera vez que el dueño de CMN moderaría un programa, y algo en su interior le decía que Bill Cosby y hasta Donald Trump le envidiarían para siempre, porque nadie más que él tenía en su poder la voz de Dios, una voz de procedencia inexplicable, pero portentosa y nítida que miles de salvadoreños y turistas escucharon y que grabó en español durante 66 segundos en la Catedral de San Salvador, pero que al reproducirla en el micro de la promoción se escuchó en arameo, una traslación palabra por palabra, exacta y misteriosa que validaba su origen divino.

Hiperactivo, de carácter volátil y extraordinariamente vehemente, Bob Lerner sucumbía a la impaciencia cada vez que concebía un proyecto así de grande. Quería que todo y que todos marcharan a la misma velocidad de sus pensamientos y deseos y entonces, al comprobar que sus órdenes no se cumplían al segundo, explotaba:

.- Brenda... ¡Brenda!

.- ¿Si, míster Lerner? Contestó presurosa su secretaria por el intercomunicador de la Presidencia.

.- Dile a Alex que me traiga enseguida todas las imágenes seleccionadas para mi programa. Bob se refería a Alex Benson Jr. Hijo del famoso publicista del mismo nombre, autor del libro ‘The Most Common Mistakes in Advertising’.

.- Míster Lerner, Alex llamó hace diez minutos desde la sala de postproducción. Dijo que se tardaría una hora más.

.- ¿Qué? ¿Otra hora? –gritó Bob, haciendo escuchar su rabieta hasta el pasillo de los elevadores- ¿Acaso alguien tiene una idea de lo que me cuesta ‘a mí’ una hora? ¡Dígale a Alex que suba de inmediato con el trabajo listo, o que se vaya del canal por la puerta de atrás!

A Alex no le gustó en lo absoluto el tono autoritario con el que Brenda le comunicó la orden de Bob:

.- ¿Quién se habrá creído esa majadera? Era nada más que una vulgar puta, recogida en Beverly Hills por Janis, su rival, y colocada allí como secretaria de Bob por la facilidad con la que le abría las piernas al jefe.

Pero si en verdad aquella era una orden de Bob, subiría de inmediato, le daría un escarnio y de paso le mostraría a la recién llegada quién era él para Bob Lerner. Llegó como una pantera herida, con el frío en su mirada y en su voz que ya eran legendarios en toda la corporación y que presagiaban graves consecuencias para quien osara interponerse en su camino:

.- OK linda. Aquí me tienes. Anda... Dile a Bobby que llegó ‘papi’.

Vestía unos tejanos blancos de Scutaro súper strech, que le dibujaban sus contorneadas piernas de bailarín de ballet clásico y sus atributos masculinos como si vistiera un leotardo. La camisa, vaporosa, era de lino blanco español y la llevaba abierta hasta el ombligo, y una prominente cadena de oro, que parecía pesar una tonelada, dibujaba con sinuosidad el perfil atlético de un cuerpo musculoso, bronceado y perfectamente depilado. Las sandalias de cuero eran un regalo que le había obsequiado Bob la semana pasada cuando paseaban por Rodeo Drive, así colo la fragancia del agua de colonia que traía ocasionalmente Bob desde Estivalia. Cruzó los brazos, sacó una cadera y arqueó una ceja como cualquier top model y completó la pose de ‘terrible enfant’ con una mirada de aburrimiento.

.- Míster Lerner, ya llegó... Alex titubeó Brenda turbada ante la belleza masculina de aquel hombre gay de casi dos metros de altura.

.- ‘Ya llegó Alex... Ya llegó Alex’ replicó el productor, imitando con voz de falsete la vocecita dulzona y aterciopelada de la secretaria.

Y sin esperar a que ella le invitara a pasar, se dirigió hacia la puerta del despacho de Ted, caminando como suelen hacerlo las prostitutas y los transformistas que se pasean, oferentes, por el boulevard de El Camino Street. Entró y tras él una azorada Brenda venía con cara de culpabilidad.

.- Lo siento, míster Lerner, pero no tuve tiempo de...

.- Si, si... Está bien, niña. Puedes dejarnos solos. Anda, mueve tu gracioso culo y cierra la puerta. Ordenó Alex.

Arqueando la ceja derecha y con las manos en las caderas, Alex le dirigió a Brenda una de aquellas legendarias miradas ‘cleopatrianas’ y le dio a entender claramente y sin lugar a dudas hasta dónde podría llegar su poder sobre aquel hombre tan poderoso y temido en la industria mundial de la televisión. La muchacha no pudo sostenerle aquella mirada de victoria, volteó el rostro hacia la puerta de salida y cerró ambas puertas al salir.

.- Siéntate, Alex Invitó Bob con el resto de ‘voz corporativa’ que aún le quedaba, porque en presencia del productor se desvanecían todas sus autoridades.

.- ¿Quieres que me siente? ¿Para qué? Ah... Ya veo qué es lo que te está pasando, cariño. ¿Es que no puedes apartar tu mirada de mi entrepierna?

.- Por favor, Alex... Siéntate y hablemos de mi programa.

Pero Alex no se sentó. Rodeó el escritorio, se acercó provocativamente hasta el sillón de Bob y con el mayor disimulo posible abrió el micrófono del intercomunicador y este fue el diálogo que se escuchó por todo el piso de la Presidencia de CMN:

.- Ahora, dime qué te pasa, Bob. Dímelo para tratar de entender ese tono autoritario con el que me mandaste llamar, que es totalmente injusto y que yo no me merezco, porque mi equipo de producción y yo nos estamos partiendo el culo por ti. En menos de cuatro días te hemos hecho un unitario que te pondrá en la ruta de un Emy Award y hasta de un Pulitzer, y porque nos retrasamos una hora más te pones como una vieja histérica ¿Así es como me recompensas mi dedicación y mi esfuerzo? ¿Ese trato es el que me merezco?... ¿Que me mandes a llamar como a cualquier pelele de esta empresa, a través de la putita que tienes como secretaria?

Se hizo un silencio de no más de dos segundos, hasta que la voz grave de Bob se dejó escuchar por el intercomunicador y por los parlantes que había mandado a instalar el mismo Bob en todos los pasillos y accesos de los 43 pisos de CMN, para ser usados como medio de comunicación ‘personalísimo’ entre la Presidencia y el personal, como instrumento del nuevo Plan de Comunicación Corporativa.

.- Es que... Es que tú no sabes la presión que tengo yo, Alex.

.- ¡No me digas Alex, perra! ¡Tú sabes quién soy yo... Dime ‘daddy’.

.- Dddaddy...

.- ¡Repítelo!

.- Dddaddy... Si, eres mi daddy, pero te ruego que no me obligues a... Ya va... No te lo saques aquí... Noooooo, es muy peligroso... Nos pueden ver... Alex, no. Por favor, no te lo saques aquí...

.- No me importa, perra. No me importan ni lo que piensas ni este lugar. Te portaste mal y ahora te tengo que castigar...

.- Es que... Es que... Ya va, déjame tocarlo primero... Si... está más hermoso que nunca...

.- Te gusta ¿Verdad?

.- Si... Déjame lamerlo...

.- No. Te portaste mal y debo castigarte.

.- ¡No! ¡Aquí no!

.- ¡Si, aquí y ahora mismo! ¡Voltéate!

.- Está bien... Está bien, sólo un poco. Hazlo rápido porque tengo una junta dentro de poco y....

.- ¡Cállate!

Lo poseyó sobre el escritorio y mientras el pene de Alex se deslizaba suavemente dentro de Bob, con la mano derecha pulsó el botón del interruptor eléctrico de la puerta y todos los que se habían agrupado frente a Presidencia pudieron ver el coito entre ambos, mientras Alex aplastaba la cabeza de Bob contra el escritorio para que no viera quiénes le veían. En menos de tres segundos la docena de curiosos se desapareció y dos horas después Alex volvió a subir a Presidencia con el DVD del programa, acompañado esta vez con el equipo de técnicos. No se sorprendió al ver el pasillo totalmente vacío, ni de ver recogido el escritorio de Brenda. Las puertas de Presidencia estaban abiertas de par en par y mientras Bob se concentraba en mirar la ciudad de Atlanta desde su escritorio y de espaldas a la puerta, los recién llegados se instalaron en los mullidos sofás de la espaciosa oficina. Fue Alex quien introdujo en DVD en el equipo y las primeras imágenes de los créditos de la presentación se reflejaron, simultáneamente, en la pantalla plasma gigante, en los diez monitores de control y en la pantalla plana de la computadora de Bob.

La introducción del microprograma era, cinematográfica y periodísticamente impecable. Alex había escogido un fondo musical realmente dramático aunque poco conocido: la Tocata de Percusión de Carlo Chávez. A propósito, Alex se sentó lejos de Bob, pero cerca, muy cerca de Alberto Luis, un técnico sonidista venezolano, el típico ‘latin-lover’ que se adaptaba a los particulares gustos de Alex, y por eso se sentó a su lado, con una mano sobre la abultada entrepierna del venezolano y la otra entre las suyas.

El audiovisual prosiguió con un espectacular trabajo sobre las principales religiones monoteístas de la humanidad. Incluyó las entrevistas que realizó Bob a los líderes religiosos y a los teólogos, arqueólogos y sociólogos más famosos del mundo.

El cierre fue espectacular. Reprodujeron las escenas y el ‘sonido ambiente’ de ‘la anunciación’ que hizo ‘la voz de Dios’ (así lo afirmaba el video) en la Basílica de San Salvador, cuando Adonay fue ungido, por decirlo de alguna manera, con el mensaje de una profecía hecha realidad. Las luces de la oficina de Bob retornaron a la intensidad habitual y todos pudieron ver la pocas veces vista cara de satisfacción de Bob Lerner. Su rostro fue la ratificación de la excelencia de aquel unitario de 40 minutos; sin embargo Bob añadió a la sorpresa de su aprobación tácita, otra más: Los felicitó.

.- Los felicito. Han hecho un trabajo excelente y de primera calidad.

.- Si, ya lo sabemos -contestó Alex con fría indiferencia, dándole la espalda a Bob y concentrándose en los ojos verde oliva del venezolano.

Uno a uno, los técnicos, Alex y su ‘amigo’ fueron saliendo de la oficina presidencial de CMN, mientras que por la misma puerta entraban Bill Sherman y Leroy Duke, recién llegados desde Venezuela. Luego de un saludo no muy efusivo y de algunos comentarios intrascendentes, de esos que se usan como ‘transición’ entre un tema y otro, se sentaron los tres y entraron directamente en materia.

.- Espero que me traigan buenas noticias de Venezuela ¿Cómo va la gira de nuestro ‘amiguito’?

.- A eso venimos -dijo Bill- ya tenemos el ‘time table’ del primer debate, pero prepárate para desembolsar una gruesa suma de dinero.

.- ¿Cuánto?

.- Quizás no llegue a los cien millones, pero...

.- Vamos, dame una cifra de una buena vez.

.- El primer debate nos costará 98 millones.

La cifra generó un espeso silencio, y a medida que avanzaban los segundos Bill Sherman y Leroy Duke comenzaban a sudar. Na sabían darle la correcta interpretación a aquel silencio que presagiaba nada bueno, pero mientras los empleados divagaban, cada uno en su silencio, Bob se regodeaba más. Quería hacerles pensar que aquella cifra era transgresora de los límites pero en su silencio la contrastaba con los mil quinientos millones de dólares que ya había obtenido como pre-venta de toda la serie. Bill y Leroy continuaron demudados y silenciosos viendo a Bob dirigirse hacia el bar de su oficina para servirse él, exclusivamente él, su primer bourbon del día. Fue Leroy quien rompió el celofán de aquellos incómodos silencios:

.- El próximo miércoles tendremos a cinco equipos saliendo hacia las locaciones programadas. Jerusalem, El Vaticano, La Meca, Katmandú y Osaka, para la transmisión de 75 minutos de señales simultáneas. La recepción de las señales estará en Los Angeles y desde allí conectaremos con los nuestro estudio principal, acá en Atlanta. Contratamos el tiempo del satélite p-238 y tenemos listo el time table de los equipos de producción coordinados con el control máster. El señor Adonay llegará mañana viernes a nuestros estudios en L.A. y lo instalaremos con su comitiva en la casa de Crestwood Hill Park y...

.- ¿Cuál comitiva? ¿Quién habló de darle alojamiento a la comitiva de ese farsante?

.- Tranquilízate, Bob. No se trata de una comitiva de burócratas, sino de los diez guardaespaldas del señor Adonay más su asistente y dos periodistas que son sus asesores. Pero debes saber que utilizaremos nuestros contactos con Inmigración porque se trata de diez indios fuertemente armados, a los que nuestra Embajada en Caracas se negó a darles visa de transeúntes. Leroy se encargó de ese asunto.

.- Así es, Bob. Hice contactos aquí y allá y logré conseguirles un pase como ‘embajadores culturales’ que se presentarán en uno de nuestros programas. Ya sabes, un pase por 48 horas de los que conseguimos para la presentación de artistas. Por supuesto, el canal responderá por ellos mientras dure su permanencia en suelo norteamericano, pero eso no será ningún problema: Entrarán y saldrán con el señor Adonay y mientras tanto, todos estarán vigilados de cerca por nuestra gente de seguridad y también por la policía del Estado. Lo que nos preocupa es que vienen armados...

.- ¿Armados? ¿Por qué vienen esos indios armados? Así no podrán entrar a territorio norteamericano.

.- Eso no será problema. Vienen armados con flechas y cerbatanas. Yo los haré pasar en la aduana como ‘material de exposición cultural’. Nos costará algunos dólares pero nada más.

.- Caramba Leroy, cada día me sorprendes más. Al parecer todo lo tienes controlado. Imagino que Bill te habrá ayudado en algo ¿No es así, Bill querido?

Así era Bob. Le encantaba sembrar la cizaña entre su gente. El decía que eso ‘estimulaba’ el espíritu competitivo y siempre utilizó esa táctica, la de darle crédito inmerecido a uno de los empleados para ‘espuelear’ al otro, y con ello azuzar la competencia entre sus subordinados.

Bill Sherman lo sabía. Le conocía hace más de diez años pero no podía evitar sentirse molesto, porque lo que se había logrado hasta ese momento se le debía a él, solamente a él. A él que asumió la jefatura de la gira de Adonay por Suramérica y el Caribe. A él porque Leroy se dedicó únicamente a la coordinación de los recursos logísticos y a proveer los recursos financieros. Pero Bill comprendía cuál era el objetivo de Bob: La venganza. De alguna manera, al restarle y desconocerle el protagonismo suyo le cobraba aquella vez en que él se negó a conseguirle un muchacho para sus perversiones sexuales sodomitas. Fue hace ya un par de años, al día siguiente del agasajo que ofreció el jeque Abdulá Ibn Yamani, en Fez.

Desde el lunes anterior a ese viernes, los periodistas de Adonay tenían listos los preparativos del viaje y para el primer debate, sin embargo por más que insistieron Elmer y Antonio, Adonay se negó a establecer una estrategia. Más ensimismado que nunca, arisco y reacio a cualquier sugerencia, Adonay estaba totalmente impermeable a la crítica constructiva y eso representaba una verdadera preocupación para sus dos asesores. Incluso no había opinado acerca de la inconveniencia de su séquito de guardaespaldas guajiros que sus familiares le enviaron desde Moina, en la Alta Guajira, con la orden de preservar la vida y la integridad de Adonay, aún a costa de la vida de ellos.

La situación era preocupante, bastante irregular y la negativa de Adonay de establecer algún tipo de estrategia comunicacional enrareció el ambiente dentro del equipo de Voz y Verdad C.A. Las divisiones y las opiniones encontradas no tardaron en aparecer. Por un lado, Elmer y Antonio, los intelectuales de su equipo, comenzaron a dudar de sus últimas decisiones. En varios almuerzos de trabajo ambos intercambiaron sus preocupaciones, unas en torno a Adonay y su comportamiento de los últimos días, que juzgaban había perdido el entusiasmo inicial y con ello había arribado cierta discordia generalizada con algunas situaciones potencialmente conflictivas. Pero la duda sobre Adonay había llagado, y con ella una nueva óptica acerca de los acontecimientos vividos y los sucesos inminentes. Por otro lado, el resto de los periodistas asignados al equipo de Voz y Verdad C.A. le dieron una interpretación equivocada a las constantes reuniones privadas de Elmer y Antonio con Adonay y se corrió la voz de que, contratada la cadena de CMN, ellos serían despedidos. En medio de la pugna entre los periodistas de una y otra empresa, la presencia de los publicistas (encabezados por Alfonzo Ferrer) contribuía a enrarecer el ambiente laboral, la división y la desconfianza, pues los de la Agencia de Publicidad nunca se habían ganado la simpatía de los periodistas pues eran vistos por aquéllos como unos oportunistas a quienes sólo les interesaba facturar los millones de dólares de la campaña promocional internacional, mientras que a ellos, que se consideraban a sí mismos como los que verdaderamente se estaban ‘quemando el pecho’ por Adonay, se les negaba un trato administrativo equivalente al de los publicistas: Nunca les aprobaron una cuenta de gastos más allá de los montos asignados a los viáticos, como tampoco les asignaban carros alquilados para los desplazamientos en funciones reporteriles y se tenían que conformar con una camioneta suburbana de 14 puestos, más un miserable y destartalado Fiat UNO.

Fue en ese ambiente de hostigamiento, resquemores y envidas que se produjo la organización del primer debate de Adonay. Por aquí, Elmer y Antonio intentando poner orden y organización; por allá, los periodistas con el ánimo y el entusiasmo por el suelo. Afuera, una docena de indios guajiros apostados al frente y en los alrededores de la sede de Voz y Verdad C.A. daba la falsa impresión que se trataba de la sede de un ministerio.

Para complicar más el ambiente, ese mismo lunes apareció Rosa Trokembrodt Uriana; nadie supo de dónde ni por qué. Serían como las once de una calurosa mañana cuando Rosa hizo su entrada. Alfonzo salía de la amplia oficina que compartían Antonio y Elmer cuando se tropezó con ella. Aquella era una Rosa totalmente diferente a la voluptuosa y sensual Rosi con quien tuvo sexo no mucho tiempo atrás. Ella llegó preguntando por por Adonay, le dirigió una compasiva mirada a Alfonzo y sin dirigirle siquiera una palabra de saludo a su antiguo amante, se anunció con la recepcionista. Para sorpresa de muchos, Adonay la recibió casi de inmediato y estuvieron reunidos a puertas cerradas por más de tres horas. A través del ventanal lateral de la oficina de Adonay, la única de las tres ventanas con vista hacia y desde el patio interior de las trinitarias, los curiosos pudieron ser testigos de la entrevista de la pareja. Ella, sentada e imperturbable, conversaba con la serenidad que se desprende de la paz espiritual, mientras Adonay caminaba de un lado al otro, le respondía con monosílabos y se desplazaba con un meticuloso, pausado y rítmico vaivén, con las manos asidas a su espalda y sin dirigirle la mirada a la mujer.

Súbitamente ella se postró de hinojos frente a él. Adonay tomó sus manos con la izquierda mientras que con la derecha colocaba sobre su cabeza una llama de luz. Por tercera vez en esa semana la luminiscencia azulada y el olor a rosas inundaron la Planta Baja de Voz y Verdad CA, y para sorpresa de todos Rosa salió de la oficina de Adonay con otro semblante. Más feliz. Más plena. Más serena. Detrás de ella salió Adonay para pedirle a Antonio que incluyera a Rosa Trockembrodt uriana como su asistente en las próximas giras y presentaciones. Ante la mirada de incredulidad d su amigo, Adonay sonrió. No, no era lo que estaba pensando. Rosa sería, desde ahora, su asistente, su secretaria y así lo dijo a viva voz frente a periodistas, publicistas y demás empleados que se reunieron en la amplia recepción.

.- Amigos -dijo Adonay- Rosa no sólo ha hecho votos de obediencia, humildad y pureza ante Dios Misericordioso, sino que además ha hecho voto de silencio. A partir de ahora nos acompañará en la campaña que nos hemos propuesto y no articulará más palabra audible que para alabar la gloria de Dios, nuestro Señor.

Tal y como se lo pronosticó Leroy a Bob, la comitiva de Adonay arribó al L.A.X., como se reconoce mundialmente al aeropuerto internacional de Los Ángeles, California. Aún para un aeropuerto con más de 60 millones de pasajeros anuales resultó excesivamente llamativa la indumentaria de los diez indios guardaespaldas de Adonay, pues vestían llamativas camisas multicolores de manga larga, abotonadas hasta el cuello y sombreros de fieltro, pero de la cintura para abajo sólo taparrabos tejidos de algodón que únicamente ocultaba los genitales, dejando a la vista las enclenques aunque fortísimas piernas color cobre de aquellos indígenas mal encarados. Una correa de cuero les aseguraba el taparrabos a la cintura, pero lo que para muchos era una visión folklórica de unos cuantos indígenas suramericanos caminando hacia las taquillas de inmigración (convenientemente acompañados por un traductor contratado para ayudarles en los trámites de inmigración), para Leroy Duke fue en inicio de una verdadera pesadilla con los agentes de inmigración, porque además de los arcos, las flechas y las cerbatanas que traían declaradas como ‘objetos de exposición’ habían traído un formidable armamento de guerra: diez fusiles de asalto Kalashnikov AK 101, veinticinco cacerinas de 30 rondas cada una y una docena de pistolas Beretta modelo 96 calibre .40. Las armas fueron retenidas por los servicios de inmigración y los indígenas fueron reseñados por el F.B.I., aunque gracias a la intervención de Leroy y sus contactos en Washington, se les permitió la entrada por 48 horas sin ser reseñados como potenciales terroristas.

Al llegar a Crestwood Hill Park, cada indio tomó una botella de agua, su bulto y desapareció sigilosamente en la oscuridad. No habían hablado, no se había planificado nada con ellos, pero tan sólo una rápida mirada entre ellos bastó para que cada quien supiera qué debía hacer cada cual. Ni una élite de los mejores boinas rojas hubiera actuado con tal rapidez en la dispersión sobre un terreno desconocido, para la protección exclusiva de Adonay.

A la mañana siguiente, Adonay tuvo la primera reunión de trabajo con Leroy Duke y el mismísimo Bob Lerner, quien llegó acompañado con Alex, más arrogante que nunca. Dos de los ‘hijos de Adonay’ (como se identificaron a los indios guardaespaldas) se les aparecieron de improviso a Bob y a Alex, a mitad del frondoso camino que comunica el área del estacionamiento con el patio interior de la Villa, donde les esperaban Antonio, Elmer y Adonay. Los indios que les salieron al paso al dueño de la casa fuero Juan Jose Uriana y uno de los nietos de Espina Jinnú. Alex pasó de la sorpresa al pánico en fracciones de segundo, pero Bob, con más dominio de las circunstancias imprevistas, mantuvo la calma e inició, como si nada, una conversación en inglés con un todo suave y distendido, pero lo suficientemente alto para que lo oyera su guardaespaldas, de quien no sabía que había sido sometido y en silencio, pocos metros atrás, y mientras Bob intentaba distender la difícil y curiosa situación de verse retenido en su propia casa por dos indios extranjeros, pequeños y semidesnudos, Adonay llegó a su encuentro y con una simple palabra sus hermanos de raza éstos se esfumaron como un holograma, como si nunca hubieran estado allí. Disipados los sustos y las sorpresas, los tres se presentaron sin mayores protocolos y continuaron por la sinuosa caminería hasta el patio trasero de la villa donde los esperaban.

.- Bob -amenazó Alex en un susurro, mientras le halaba la camisa al Presidente de CMN - No me pidas que trabaje con estos aborígenes porque me va a dar un infarto.

.- No se preocupe, joven -le respondió Adonay en perfecto inglés y como a diez metros de distancia - son absolutamente inofensivos mientras no se les provoque, y le prometo que no tendrá que trabajar con ellos. Y a usted, míster Lerner, debo agradecerle la gentileza de disponer de su casa de campo para nuestra estadía en su país. Y a propósito de su hospitalidad, aún no he visto a su señora esposa, la señora Janis. Me gustaría agradecerle en persona la generosidad de este alojamiento.

Preguntó por la esposa de Bob Lerner mirando a los ojos a Alex, quien continuaba agarrado del brazo de Bob y con sus manos románticamente entrelazadas. Alex quedó petrificado al momento, soltó a Bob y éste se adelantó para continuar con Adonay hacia el encuentro con el resto de la legación de periodistas y asistentes del misterioso señor Jinnú. Nunca más se volverían a ver en persona Alex y Adonay, ni Alex con Bob. Mucho antes del primer debate, el espigado Director cinematográfico desaparecería de California sin siquiera despedirse ni de Bob, ni de los muchos empleados que tenía bajo su dirección en la cadena televisiva.

.- Espero que lo encuentre todo a su satisfacción, mi querido Adonay - dijo Bob al mismo tiempo que pasaba su huesudo brazo por los hombros de Adonay, en un incómodo e innecesario abrazo que se convertía en una hipócrita manifestación pública de un afecto totalmente inexistente.

Adonay no le respondió. Caminó a su lado hasta el lugar de reunión pero con la mirada fija en los innumerables guijarros del camino empedrado. Justo antes de llegar aparecieron por el camino Bill Sherman y Elmer Niño, acompañados por la guapísima periodista de CMN Wanda Barreto y detrás de ellos, a unos pasos más atrás, la ahora silenciosa Rosi. De la cordialidad de los saludos se pasó de inmediato al meollo del asunto que los reunía. Fue Leroy Duke, recién integrado al grupo, quien inició el tema, mientras los demás llegaban al patio y se sentaban, sin orden de protocolo previo, alrededor de una improvisada mesa de trabajo.

.- La situación actual es la siguiente: Dentro de ochenta horas, contadas a partir de las doce de la noche de hoy, dispondremos de ciento cinco minutos netos de tiempo satelital para el debate. Esto nos coloca en una emergencia televisiva que comprenden tanto el señor Adonay como el excelente equipo que lo acompaña y por eso aprovecho que todos estamos reunidos acá para pedirle al señor Adonay que dé su aprobación a los términos del contrato que hemos sometido a su consideración y que esté consciente de las limitaciones que vamos a tener, en cuanto a tiempo, para que su respuestas sean lo más breves posibles.

Inmediatamente, Leroy proyectó en la pantalla una visualización en 3D de la maqueta del estudio, desde donde se transmitiría el debate, y pasó a explicar, de manera sencilla y resumida, cómo iba a desarrollarse la mecánica operativa del programa.

Serían como las once de la noche del día señalado cuando Adonay, Antonio Marcano y Elmer Niño fueron llevados a los estudios de CMN en Los Ángeles en la limusina de Bob. Allí, entre el aparente desorden de cámaras, cables, apuntadores, maquillistas y asistentes, el escenario del primer debate ocupaba el centro de todos los esfuerzos de aquella gente que iba, de aquí para allá, hablando unos y otros a través de sus micrófonos casi imperceptibles, la mayoría en inglés, pero otros en español y los menos en diferentes idiomas, mostrando el aquelarre típico de una súper producción, y dándole a Adonay la impresión de estar inmerso en una moderna Torre de Babel, inextricable y extravagante.

A la derecha, a ‘tiro’ de las cámaras 4 y 5, habían ubicado el pódium para Adonay y a un costado, la mesa para un panel de máximo tres asistentes y colaboradores que tendría que seleccionar de inmediato. A la izquierda, las cámaras 1 y 2 apuntaban hacia el espacio dentro del cual se movería Bob en su estelarísimo papel de moderador, mientras que la cámara 3 estaba destinada a la gigantesca multipantalla que recogería, en tiempo real, las imágenes que entraban desde las cinco locaciones donde se encontraban transmitiendo, en vivo, los equipos enviados por Bill Sherman.

Los rostros de Elmer Niño y de Antonio Marcano reflejaban las profundas preocupaciones dentro de las que se debatían. En efecto, durante las 48 horas previas a esta transmisión habían intentado definir una estrategia comunicacional con Adonay, pero todo intento había sido inútil. Adonay les había negado esa posibilidad volviéndose cada vez más impenetrable, más huidizo. En los últimos días dedicada entre doce y dieciséis horas a la meditación solitaria y estaba sorprendentemente pálido y mucho más delgado por sus ayunos, lo que le acentuaba más sus prominentes pómulos y su elevada estatura, ya de por sí descollante entre sus allegados. Junto a él estaba la enigmática Rosa Trockembrodt Uriana, transformada en una mujer perturbadoramente silenciosa, siempre atenta a todo lo que pudiera necesitar Adonay, y detrás de ella, como una sombra cetrina y en momentos invisible, Juan José Uriana, el nieto preferido de Espina Jinnú que fungía de espaldero para ambos.

Pero tampoco Elmer ni Antonio habían tenido tiempo suficiente para conversar sobre los temas de mayor importancia que se abordarían en el primer debate y era evidente que Adonay ignoraba el peligroso rumbo que podría tomar aquella controversia a raíz de los últimos acontecimientos. Mientras esperaban en el pasillo de los maquillistas, que servía de obligada antesala, conversaban en voz baja sobre el movimiento revisionista que había surgido en la Iglesia Católica Apostólica y Romana producto de la gira de Adonay por Latinoamérica y que había tenido aquel final inesperado en la Catedral de San Salvador, aunque para Antonio no se trataba del final de una gira promocional, sino del comienzo de unos eventos inimaginables que se desatarían públicamente dentro de pocos minutos cuando Adonay contrastase su misión y su visión con la cosmogonía de las religiones monoteístas de la humanidad. A esa circunstancia, de por sí compleja y preocupante, había que añadir la problemática internacional que Adonay había generado indirectamente y sin proponérselo. En efecto, se había generado un movimiento secesionista en un área de más de 150 mil kilómetros cuadrados, entre Colombia y Venezuela, promovido por las diferentes familias de las etnias Wayúu y Añú que pueblan las sabanas desérticas de la Península de la Guajira y las aún vírgenes montañas de bosques húmedos de la Sierra de Perijá, que derrama sus piedemontes hacia el Este y el Oeste, abarcando territorios vitales de ambas naciones. La respuesta de los gobiernos de Colombia y Venezuela habían reaccionado como lo establecen las normas internacionales en estos casos: Primero restando importancia a esas pretensiones, las cuales intentaron canalizar a través de una mesa de diálogo; luego de los enfrentamientos entre las etnias y las fuerzas policiales, con comunicados internos llamando al orden y al Estado de Derecho. Pero cuando el movimiento de secesión irrumpió con la fuerza y el respaldo de los colectivos civiles y más luego con el apoyo militar de las guerrillas urbanas, el problema desbordó cualquier contención a nivel policial y local, y se convirtió en un problema de estado para las dos naciones.

Pero la pretendida deidificación de Adonay, por parte de aquellas etnias, quienes le identificaban como un ‘mesías guajiro’, tuvo un inesperado y muy promocionado respaldo científico, pues surgió un insólito sincretismo étnico-religioso entre la cultura judía y la guajira, una conciliación de origen común aparentemente reafirmada por recientes descubrimientos en el mapa genético de ambas razas, en los que se afirmaba, pruebas en mano, sobre la existencia de una proteína exclusiva en el gen 17 de ambos grupos humanos, que los hacía proclives a una misma enfermedad única entre judíos nórdicos europeos y los miembros de la casta wayúu de Adonay. Estos descubrimientos, lanzados a la opinión pública mundial durante la gira promocional de Adonay y realizados por un eminente equipo de genetistas suizos, fueron recogidos por la prensa mundial y presentados como un indiscutible lazo genético que vinculaba a ambos pueblos con un origen común.

El descubrimiento hacía referencia a la enfermedad Tay-Sachs, exclusiva entre familias judías askenazis y los wayúu de la casta Jinnú. Esta característica genética, sumada al carácter mesiánico y presuntamente divino de Adonay, se convirtió en el detonante que encendió el ánimo independentista de todas las veinticinco familias wayunaiiki, tanto los que vivían en suelo venezolano, como los que habitaban las faldas de la Sierra de Perijá y las llanuras de la Península Guajira colombiana, pues todo el pueblo guajiro vio en Adonay no sólo a un ‘putchipû’ más grande que el legendario Torito Fernández, sino a un auténtico líder espiritual, y de manera espontánea, como suele suceder en las manifestaciones sociales más contundentes de la humanidad, se organizó una gigantesca reunión de familias indígenas en la Península de la Guajira y en los bosques húmedos de la Serranía de Perijá, y se seleccionaron representantes de todas las familias para un gran congreso indígena que se celebró, casualmente, el mismo día de ‘la anunciación’ espiritual de Adonay en San Salvador. En ese inusual evento, llevado a cabo en las sabanas semidesérticas que rodean Moina, el caserío que se vanagloriaba de ser ‘la residencia’ de Adonay, se tomaron dos decisiones trascendentales: La primera fue que se le otorgó a Adonay el rango de ‘Hijo de Wanadi’, lo que equivalió a considerársele un dios viviente de origen divino. La segunda decisión que se tomó por unanimidad en el cónclave de las etnias fue considerar al territorio de los wayúu y al de los Añú como una nación independiente de Colombia y Venezuela, decisión que estuvo acompañada con un alzamiento cívico militar, en el mismo momento en que en Colombia se celebraban elecciones presidenciales y en Venezuela elecciones regionales y parlamentarias.

El alzamiento indígena duró tres semanas y casi se convierte en una guerra civil, pero fue sofocado por la acción de un ejército conjunto colombo venezolano; las investigaciones posteriores demostraron que la asonada y posterior resistencia indígena contó con dos grandes apoyos: el soporte económico que le dio el Cartel de la droga en La Guajira (liderado por Pablito Escobero, hijo mayor del fallecido capo caleño, quien cae en el enfrentamiento entre el Ejército colombo venezolano y las etnias en la Batalla de Paraguachón) y el respaldo logístico militar de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, grupo insurgente que se transformó en guerrilla urbana luego de la disolución del ELN y la caída de los restantes 12 frentes operativos de las FARC, pero que se reagrupó originalmente en la zona colombiana del Arauca.

Dentro de la Iglesia Católica Romana, la gira promocional de Adonay dejó una huella profunda y dos bandos claramente enfrentados que en pocos meses iniciarían su más grande cisma y el primero en el llamado ‘nuevo mundo’; más profundo, irreductible y trascendente que los escarceos provocados por el movimiento de la llamada Teología de la Liberación, movimiento que se regó como pólvora en Latinoamérica durante las convulsas décadas de la segunda mitad del Siglo XX. Helder Cámara, con quien se entrevistara Adonay en Buenos Aires y luego en Bogotá, hizo un llamado a los Obispos y Arzobispos latinoamericanos, y en una extra ordinaria conferencia episcopal celebrada en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, nace la nueva Iglesia Episcopalística latinoamericana, con un sólido fundamento teológico basado en los Evangelios de Santiago Tomás, considerados hasta ese día ‘apócrifos’ por Roma, y con el compendio doctrinal hallado en las cuevas de Qumram, a orillas del Mar Muerto, y aderezado con algunos pasajes de la Teología de La Liberación, que también se incorporaron como base doctrinal de la iglesia nueva. La elección del primer ‘Vicario de Cristo’ recayó en un viejo amigo de Adonay y de Rosa: el venezolano Roberto Lucca von Rütter, quien accede al trono vicarial bajo la advocación de Santiago Tomás I.

Mientras estos eventos noticiosos delineaban una matriz persuasiva en la opinión pública mundial, se lanzó una gran campaña publicitaria internacional de orientación proselitista, para captar adeptos a la causa espiritual de Adonay, pero la gran masa de dinero involucrada y las desmedidas ansias de poder de Alfonzo Ferrer fueron una combinación que desató consecuencias inesperadas. Aprovechó que su tío, don Valverde, sufrió una recaída cardiaca que le obligó a hospitalizarse en Houston, y sin participarle a su tío mentor, ni a la Junta Directiva del grupo publicitario en Caracas, montó tienda aparte: su propia agencia de publicidad, usurpando los dineros que Adonay tenía en la cuenta del Banco Mara y llevándose parte del personal creativo clave, no sólo para el manejo de esa campaña, sino de las otras cuentas publicitarias que se llevó, como la de Marabina de Aviación y Confecciones Abbo, fabricantes para América Latina y países del Caribe de las prestigiosas camisas Arrow. La revista Advertising Age reseñó el movimiento de cuentas provocado por Jesús Ferrer como una de las más grandes e inesperadas noticias en el ambiente publicitario del hemisferio americano.

De todos estos eventos estaban conversando casi en secreto Elmer y Antonio cuando el coordinador del estudio de CMN en Los Ángeles anunció que faltaban cinco minutos para salir ‘al aire’ con la señal del programa:

.- ¿Pudiste hablar con él?

.- No sólo que no pude, sino que noté que me rehuía, porque Rosa me lo negó tres veces; claro no me dijo nada... Ya sabes... Su voto de silencio, pero me impidió entrar al camerino negándome al interponerse frente a la puerta y negarlo con la cabeza. Imagino que Adonay estaba en trance o en meditación y que no se le podía interrumpir, pero... Es que se ha negado a hablar con nosotros de una manera sutil, aunque efectiva ¿No te parece?

.- Si, estoy de acuerdo contigo. Y eso es un mal síntoma ¿Qué crees que pasará a partir de hoy?

.- No lo sé. Ojalá que todo salga bien aquí.

.- Eso espero yo también. ¡Quiera Dios que sí!

Antonio Marcano quedó pensativo, como solía hacerlo en situaciones similares, pero Elmer, inquieto por naturaleza, caminó hacia los vestidores tratando de ver si por el estrecho pasillo asomaba la altísima y desgarbada figura de Adonay. Antonio no estaba silencioso y pensativo por Adonay ni por el programa, sino que analizaba la última frase que dijo su amigo: “¡Quiera Dios que si!”. Para Antonio, esa expresión en boca de Elmer constituía una curiosidad extraña que presagiaba grandes y trascendentales eventos, porque no se compadecía con aquel Elmer ateo y contestatario, que un día lo dejó todo, absoluta y literalmente todo para acompañar en sus ideales políticos y en las acciones militares a quienes fraguaron la revolución sandinista en Nicaragua; un Elmer pragmático y disidente ante cualquier planteamiento de Fe, invocando la intervención divina de Dios era un pronóstico que auguraba desenlaces inimaginados, porque Elmer era un hombre a contra corriente pero optimista en sumo grado, y allí estaba Elmer, invocando el poder divino de Dios para que todo saliera como ellos suponían que era de esperarse. Y es que para Antonio Marcano, en los pequeños detalles, como este cambio de Elmer, se podía intuir los grandes cambios que se estaban gestando desde la aparición de Adonay.

.- En el aire en... Tres... Dos... Uno... ¡Ahora!

La transmisión se inició, luego de los créditos televisivos de rigor, con un plano entero general de Bob Lerner, apoyado en un banco giratorio y con la iluminación para un comercial de dentífrico. El fondo, totalmente oscuro, acentuó el dramatismo de una escena teatral que se completó con la voz de barítono bajo de Bob. Hubo un lento y casi imperceptible acercamiento de la cámara, hasta que Bob quedó en un plano más cerrado, y el programa se inició con este parlamento del Presidente de CMN:

.- Para un genio de la ciencia humanística, como David Bohn, Dios debe ser un matemático. Para otros, es una utopía, o una realidad palpable, o tal vez una esencia que está inerte en el espacio. O en un hombre con poderes sobrenaturales. Lo cierto es que Dios ‘es’... ‘Existe’ bajo una multiplicidad de formas y de conceptos. En el nombre de Dios, el hombre ha conquistado territorios, ha matado a sus semejantes y también ha perdonado. Hoy, en nuestro programa tendremos ante nuestras cámaras a un hombre que ha revolucionado la forma y el modo de percibir a Dios: El que se auto proclama ‘enviado divino’, el misterioso venezolano que ha provocado cismas en las iglesias cristianas pero también reencuentros, el que muchos otros identifican como ‘El Ángel de La Palabra’... No se aparten de nuestra sintonía porque después de estos mensajes comerciales, estará aquí, en nuestros estudios, el Ángel de la Palabra, el señor Adonay Jinnú.

Al regresar del corte comercial, el programa se reinició con Bob Lerner en el mismo estudio y en el mismo encuadre anterior, pero casi de seguidas, la pantalla mostró la imagen de archivo en las que se ve a Adonay levitar en la Catedral de San Salvador, envuelto en una suave luminiscencia dorada. En otras imágenes se ve a Adonay dirigiéndose a una multitud en un mitin improvisado, arengando a las multitudes desde el techo de una camioneta suburbana. Otras más se le ve cargando a un niño de meses en sus brazos mientras muchas personas se le arrojan a sus pies o se le postran de hinojos a su paso. Con estas imágenes en pantalla Bob prosiguió su parlamento:

.- Muy poco y simultáneamente mucho se sabe de Adonay. Se supone que nació en la Península de La Guajira, ubicada entre Venezuela y Colombia, al Norte de la América del Sur, aunque no existen archivos oficiales que ratifiquen ni su lugar ni la fecha de su nacimiento.

En la transmisión desaparece Bob y se insertan imágenes de Aliú, el poblado donde presumiblemente nació Adonay, y junto a estas imágenes, un plano satelital que con su lento acercamiento da cuenta de la ubicación geográfica del poblado:

.- Quienes le acompañan afirman que pasó su niñez y parte de su adolescencia en este caserío de ranchos construidos con ramas de palma y paredes de lodo compactado. Como pueden observar, se trata de un asentamiento campesino de pastores de cabras en medio de una zona semidesértica de la Península de La Guajira colombo venezolana, ubicada relativamente cerca de Maracaibo, la capital petrolera de Venezuela.

Prosiguen las imágenes del poblado que se capturan desde el movimiento de un vehículo rústico que atraviesa las polvorientas y mal demarcadas calles entre los caseríos del pueblo. A uno y otro lado se pueden ver letreros que indican el lugar donde Adonay estuvo o donde obró un milagro y en la entrada de algunas de esas los improvisados y multicolores altares votivos, adornados con flores de plástico y fotos del enfermo postrado y otras fotos con el enfermo totalmente restablecido y de pie, abrazado con Adonay. Se trata de la típica ‘gira de cámara subjetiva’ a través de un típico pueblo subdesarrollado, con enfoques sobre los altares, los rostros cetrinos de los habitantes curtidos por el sol, la arena y la sal, y las inevitables tomas de chivos, gallinas y perros que corretean de aquí para allá, escapando de las ruedas del vehículo todo terreno.

.- A Adonay Jinnú se le atribuyen prodigiosas curaciones de las que dan fe muchos de los habitantes de este pueblo y de otras locaciones de los alrededores, quienes afirman haber sido sanados, milagrosamente, con tan sólo una mirada o con un pequeño toque de sus manos sobre la persona enferma...

Prosigue la ruta por el pueblo hasta que hay un ‘corte’ a una oficina. Se trata de las nuevas y elegantes oficinas de la presidencia de la empresa “Contacto Creativo”, la agencia de publicidad de Alfonzo Ferrer. Allí, sobre un escritorio, está la libreta de la cuenta de ahorros en la que se reprodujeron, mágicamente, los depósitos bancarios. Un acercamiento de la cámara mostrará los detalles de las hojas sobre las que aparecieron los depósitos de cifras millonarias, que el Banco comprobó y ratificó como válidos y que convirtieron a Adonay en un súper multimillonario:

.- Pero el más famoso y extravagante de los milagros lo tenemos aquí. En esta libreta de una cuenta de ahorros de uno de los bancos más grandes de Venezuela. Se trata de cientos y cientos de depósitos, efectuados desde muchos países por personas, asociaciones y organizaciones no gubernamentales, que sumaron la astronómica cifra de dos mil quinientos millones de dólares, una cantidad que le ha permitido a la “Contacto Creativo”, la agencia de publicidad encargada de la gran campaña de Adonay, promover su mensaje a nivel mundial y en los más influyentes medios de comunicación. Pero lo más increíble de este ‘milagro’ por llamarlo de alguna manera, es que ni el beneficiario de la cuenta, el señor Adonay, ni los cientos de miles de personas y organizaciones que han efectuado depósitos en esta cuenta, se conocen entre sí. De hecho, nadie se explica por cuál razón se han efectuado estos depósitos bancarios a través de transferencias que el banco ha investigado con Interpol y con las otras instituciones financieras de donde provienen, pero todas han resultado lícitas, legales y realizadas por las personas que están autorizadas por los bancos emisores o por sus representantes legales.

Regresa la imagen a Bob Lerner en el estudio de CMN en Los Ángeles. Ahora está en un plano similar al de los narradores de noticias, pues a su espalda está una gran pantalla plana con el logotipo de CMN, el cual desaparecerá para presentar las imágenes de archivo que trajeron desde Maracaibo, Venezuela:

.- Además de la ‘milagrosa’ cuenta bancaria del señor Adonay, otras personas afirman que tiene el don de la ‘ubicuidad’; es decir, que puede estar en dos lugares al mismo tiempo. Nuestro equipo de reporteros obtuvo en Maracaibo, Venezuela, el testimonio de un testigo presencial de ese portento. Adelante Wanda:

Bob desaparece de pantalla para dar paso a las imágenes de la periodista Wanda Barreto, micrófono en mano, al frente de una modesta vivienda en una urbanización de clase popular, al Sur de Maracaibo:

.- Gracias Bob. Nos encontramos frente a la casa donde se asegura, hubo la aparición milagrosa de Adonay, mientras en el mismo momento, pero en otro lugar ubicado a más de 100 kilómetros, el señor Adonay se encontraba reunido con otras personas. Vamos a traer el testimonio del dueño de esta casa, quien nos relatará qué sucedió, cuándo, dónde y quiénes más, además de él, estaban presentes durante la aparición aparentemente milagrosa del señor Adonay. Díganos su nombre y su relación con el señor Adonay:

.- Me llamo Luis Antonio Urdaneta, soy ex monaguillo y ayudante del Diácono de la Capilla de Nuestra Señora de Fátima que queda en esta misma calle... Allá abajo... Nosotros estábamos acá, esperando a...

.- ¿Nosotros? ¿Quiénes, además de usted, estaban aquí?

.- Estábamos yo y mi mamá dentro de la casa... De esta casa...

.- ¿Podemos pasar?

.- Si. Adelante. Mire, mi madre y yo estábamos acá y yo iba a llevarle unas tazas de café al patio...

.- Perdone que lo interrumpa pero ¿Quiénes estaban en el patio?

.- Ah, si... Bueno, estaban los monseñores y otros sacerdotes esperando por el señor Adonay que tenía una reunión con ellos...

.- ¿Me podría decir quiénes estaban esperándolo y por qué?

.- Bueno... Estaban muchos Obispos de aquí, de otras diócesis y hasta del Vaticano. Ellos lo esperaban para...

.- Disculpe ¿Me podría decir sus nombres?

.- Si, como no: Estaban sentados allá en el patio, debajo de las matas de mango y alrededor de la mesita de madera los monseñores...

La escena continúa con la periodista Wanda Barreto entrevistando a Luis Antonio, quien fue nombrando, uno a uno a los sacerdotes que estaban presentes, indicando el lugar que ocupaban en el rústico patio de tierra compactada, y describiendo la escena con la que el ex monaguillo se topó cuando salía de la casa y les llevaba café y cómo, minutos después del ‘evento’, los llamaron desde una localidad, a más de cien kilómetros de distancia para decirles que Adonay estaba allí desde hacía no menos de tres horas y que no podría acudir a la reunión pactada con las autoridades de la Iglesia en esa casa porque la reunión se prolongaría hasta la noche. Fue en ese momento cuando todos, los habitantes de la casa y los monseñores y sacerdotes, voltearon hacia donde hacía pocos instantes estaba Adonay antes de desaparecer, porque de acuerdo con el testimonio no ratificado por las autoridades eclesiásticas de la Iglesia Católica en Maracaibo, el señor Adonay estuvo un par de horas con ellos, intercambiando posturas y conceptos teológicos, pero antes de retirarse levitó durante diez minutos bañado con una suave luz dorada y se desvaneció ante sus ojos, dejando un fuerte olor a rosas. Luego de las palabras del ex monaguillo, intervino su madre, una devota anciana que pertenece a La Legión de María, agrupación laica que da soporte logístico de limpieza en los templos, las sacristías y las casas curales de la Iglesia Católica en Maracaibo:

.-Luego que desapareció, sonó el teléfono de nuevo. En ese instante Luis Antonio y uno de los monseñores, creo que era Obando Barazarte...

.- Si, mamá, era monseñor Obando...

.-... contestaron la llamada y fue cuando desde Los Puertos de Altagracia, que está como a cien kilómetros de aquí, llamaron para decir que el señor Adonay, bendito sea, estaba allá desde hacía mucho rato y que no podría venir hasta acá, sino que se quedaría allá hasta la noche. Ahí fue cuando todos supimos que su presencia acá, que duró como dos horas y su desaparición con olor a rosas no era ningún truco de magia, sino un milagro.

Al oír la palabra ‘milagro’ intervino la reportera:

.- ¿Entonces se trató de un milagro auténtico? ¿Fue un milagro ratificado por las autoridades de la Iglesia Católica?

.- Yo no le podría afirmar o negar que se trata de un milagro auténtico, porque soy sólo un ex monaguillo. Eso pregúnteselo a las autoridades de la Iglesia Católica, que...

.- ¿A cuáles autoridades? ¿Quién podría confirmar que se trató de un milagro legítimo?

.- Cualquiera. Cualquiera de ellos, porque todos los monseñores y obispos de la Iglesia Católica en Venezuela estaban acá, en mi humilde casa, y fueron testigos, como yo, de lo que pasó. Si ellos lo quieren o no lo pueden confirmar, es cosa de ellos. Yo sólo puedo decirle lo que vi...

.- Resúmame qué vio. De qué es usted testigo presencial.

.-Puedo afirmar, con el corazón en la mano y la conciencia tranquila, que lo que presencié fue un verdadero milagro. El señor Adonay levitó... Flotó en el aire como diez minutos. No fue un instante ni un ‘efecto visual’: Levitó y hasta monseñor Roberto Lucca von Rütter llegó a tocarlo. Pregúntele. Él lo tocó y en ese instante, monseñor cayó de rodillas y luego el señor Adonay se fue desapareciendo, despacito, suavemente, con un brillo dorado a todo su alrededor, y después quedó aquí, en el patio, un olor a rosas que duró como tres semanas.

Regresa la imagen a Bob Lerner en el estudio de CMN en Los Ángeles. A su espalda está la gran pantalla plana con la imagen ‘congelada’ de Wanda Barreto y el ex monaguillo:

.- Las autoridades de la iglesia católica de Venezuela se negaron a confirmar o a negar estos hechos. Nuestra reportera no fue recibida por el Nuncio de Su Santidad en Venezuela, que es la máxima representación del Papa en ese país, pero los milagros del señor Adonay no se quedan aquí. A continuación presentaremos lo que muchos consideran el milagro más grande en la historia de la humanidad, incluso tan grande como la resurrección de Jesús. No se vayan porque continúa este especial sobre la vida y los milagros de Adonay Jinnú... ¿Serán ciertos? ¿Será una estafa? Descúbralo con nosotros. Ya regresamos.

En el estudio, desde donde se transmitía esta primera parte ‘documental’, la tensión se podía cortar en el aire. Adonay mantenía su distancia de Antonio y Elmer, mientras que la silenciosa Rosi y el aborigen Juan José se convertían en una alcabala humana alrededor de Adonay. Mientras Adonay colgaba la mirada inexpresiva en un desconocido punto distante, Elmer y Antonio no paraban de hacer silenciosas conjeturas y Bob se aprestaba para reiniciar su intervención, ahora que llegaba el momento estelar de la parte ‘documental’:

.- Bienvenidos de nuevo. Estamos transmitiendo desde los estudios de CMN en Los Ángeles, California, vía satelital a más de mil millones de televidentes en los cinco continentes. Soy Bob Lerner, presidente de la cadena CMN y este es el programa que usted estaba esperando sobre Adonay, ‘El Ángel de La Palabra’.

.- Estamos en la primera parte, en el segmento documental y las imágenes que verán a continuación fueron grabadas en teléfonos celulares y en cámaras por aficionados que son testigos presenciales. A mi espalda, y de izquierda a derecha, están Luis Armando Zárate González, Liz Brandon, Olga Scolari, Enzo Ferraro y Pedro Valenzuela. Los cinco estuvieron presentes en la catedral de San Salvador y nos permitieron reproducir las escenas y los sonidos que verán a continuación. También nos acompaña el profesor Daniel Ellsberg, Director de la Facultad de Ingeniería de la Universidad californiana de Berkeley. Ellos revisaron minuciosamente el material digital suministrado por los testigos y atestigua que las imágenes no fueron manipuladas con ningún software ni procesadas fuera de los equipos en los que fueron captadas. El estudio y la declaración jurada de autenticidad de las imágenes están a la disposición de cualquier persona en nuestra página web www.cmnmediacorp.com. Escuchemos las declaraciones de los testigos presenciales:

.- (Luis Armando) ‘Yo estaba en El Salvador con mi novia, que es costarricense, visitando a sus tíos. Fuimos a la misa de ese día y grabé todas las imágenes con esta cámara, porque quería llevar un recuerdo de nuestro viaje de luna de miel a mi familia’.

.- (Liz Brandon) ‘Mi nombre es Liz Brandon y soy estudiante del último año de Antropología en la Universidad de San Marcos, Texas. Estaba en San Salvador grabando edificaciones coloniales hispanoamericanas como parte de mi Tesis de Grado cuando vi que el interior se iluminó intensamente. Pensé que era parte de un rito cuando escuché una voz fuerte pero nítida, en un idioma desconocido para mí. Entonces entré y filmé a ese hombre que estaba iluminado con una luz dorada’.

.- (Olga Scolari) ‘Me llamo Olga Scolari y soy maestra de escuela en San Salvador. Fui de las primeras personas que grabó el milagro, porque para mí, aquello fue un milagro. Estaba allí grabando la primera Comunión de mi sobrina y las imágenes que verán no están centradas porque yo estaba grabando a mi sobrina, pero la voz se escucha perfectamente.’

.- (Enzo Ferraro)’ Soy ciudadano italiano y estaba allí con mi familia en un tour que zarpó de Baja California. Estábamos en la plazoleta frente a la Iglesia y desde allí pudimos grabar la voz que se escuchó a miles de kilómetros, como si existiera altavoces de alta fidelidad por toda la región.’

.- (Pedro Valenzuela) ‘Yo soy Pedro Armando Felipe Valenzuela Villa, cineasta mejicano que estaba allí, en la Catedral de San Salvador como un feligrés más, aunque en actividades profesionales porque estaba realizando tomas de apoyo para mi documental ‘Esquípulas II, El Camino de la Paz’. Grabé las imágenes y el sonido ambiente con una cámara de video profesional, la Panasonic Mini DVD. Nunca imaginé que algún día pudiera escuchar la voz del mismísimo Dios.

Después del testimonio del cineasta mexicano, la audiencia pudo observar las dramáticas escenas filmadas por éste, donde una luz cenital baña a Adonay desde el punto más alto de la bóveda principal de la Catedral y éste comienza a levitar ante una feligresía asombrada y aturdida al principio, pero que se va postrando ante él, en una suave ‘ola’ que se arrodilla; y mientras unos oran y otros aplauden y los más salen corriendo del templo, con los brazos abiertos y lágrimas en los ojos, dando voces de ¡milagro!... ¡milagro!

Mientras estas escenas se repiten reiteradamente, la voz de Bob Lerner, Presidente de CMN lanza una explicación a la teleaudiencia:

.- Hace pocas semanas, la Catedral de San Salvador, en Centroamérica, fue el escenario de un suceso impresionante. Como pueden ver en nuestras pantallas, la grabación profesional de un periodista de visita en ese momento captó un video y un audio que ha sido legitimado como original y sin edición manual y electrónica por el profesor Daniel Ellsberg, Director de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Californiana en Berkeley. Para muchos de los presentes, lo que sucedió fue un milagro...

El silencio de Bob permite escuchar el vocerío de los que salen corriendo del templo, con los brazos abiertos y lágrimas en los ojos, dando voces de ¡milagro!... ¡milagro!

... pero para otros puede ser un gran fraude. Para los cristianos que estuvieron allí, se trata de la voz del mismo Dios. Escuchémosla:

Este es el más pequeño de mis enviados, dichosos los pastores que lo escuchen.”

.- La grabación original está en arameo, que en hebreo significa ‘aramí’ o ‘tierra de Aram y es una rama de las lenguas semíticas, con una historia de al menos 3.000 años, pero... Y aquí comienza el misterio... seguramente usted la ha podido escuchar en su idioma. Le repito que no hemos tocado ni editado el audio de la cinta, pero inexplicablemente, cada vez que reproducimos este ‘audio’ cada quien lo escucha en su idioma, sin generador de caracteres... Sin traducción de ningún tipo... Pero indudablemente que para aquellos pocos que dominan las llamadas ‘lenguas muertas’, la voz habla en arameo, una lengua que pertenece a la familia de las lenguas semíticas, que a su vez forman parte de la macro familia austro asiática, como el árabe, y al grupo de lenguas semíticas noroccidentales que incluye a las lenguas cananeas, como el hebreo.

Retorna la imagen al estudio de CMN en Los Ángeles. El plano que se transmite desde la cámara 6 es totalmente abierto y levemente cenital, en el que se puede observar parte de la tramoya de luces, a Bob a cuerpo entero pero medianamente sentado sobre una altísima silla sin respaldar ubicada en el centro del plató, y a uno y otro lado, Adonay y el panel de invitados. Como es costumbre en este tipo de programas, hay un acercamiento con la grúa donde está colocada la cámara 6, que provoca en la teleaudiencia la sensación de ‘navegar’ por el Estudio, mientras la iluminación se centra en Bob, y hay un ‘corte’ a la cámara 5 en un encuadre de ‘plano americano’.

.- Hoy, en nuestro programa tenemos al hombre que ha revolucionado la forma y el modo de percibir a Dios. Al hombre que levitó en la Catedral de San Salvador bañado con aquella luz dorada e inexplicable. Señoras y señores, permítanme presentarle al que muchos señalan como ‘El Ángel de La Palabra’, el señor Adonay Jinnú.

Las imágenes de archivo mostraron a un lívido y extremadamente delgado Adonay, cuyo rostro inexpresivo tenía la mirada colgada en el infinito. En las tomas subsiguientes muestran a Adonay en el caserío de su pueblo natal, Aliú, en la Península de la Guajira y compartiendo con familiares y amigos; En otras, Adonay visitando a enfermos en las calles de Tegucigalpa, Lima y Quito; Adonay caminando en solitario por los amplios y desnudos salones blancos, como su vestimenta, de la sede de Voz y Verdad, compañía que promociona su imagen y su mensaje a nivel internacional; Adonay meditando en solitario bajo una de la glorietas de trinitarias blancas en uno de los patios de Voz y Verdad. Con estas imágenes, la voz de Bob desde el Estudio va relatando una historia de por sí sorprendente, que será la base para el tercer y último segmento del programa:

.- Muy poco y simultáneamente mucho se sabe de Adonay Jinnú. Se sabe que nació en la Península de La Guajira, al Norte de la América del Sur, entre Colombia y Venezuela. Que una gran parte de su juventud y adultez la pasa en Maracaibo, la capital petrolera de Venezuela y que desde entonces se le atribuyen innumerables curaciones milagrosas con tan sólo una mirada o un leve toque de sus manos.

.- Durante su reciente gira por Suramérica, Centroamérica, México y El Caribe se le vio compartir con muchos enfermos, y algunos resultaron inexplicablemente curados, pero son dos los milagros que han llamado la atención: Uno, la capacidad manifiesta del señor Adonay de estar, simultáneamente, en dos sitios a la vez. La Iglesia Católica define a esto como el ‘don’ de la bilocación, una capacidad que también tuvo otro santo latinoamericano, San Martín de Porres, y también personajes simbólicos de diferentes religiones orientales, como Buda, Zoroastro o Mahoma, por mencionar sólo a los más conocidos por nosotros en Occidente.

.- El otro milagro es identificado como ‘La multiplicación de los saldos’ tiene que ver con el origen de una inmensa fortuna, cuyos fondos han seguido de cerca la D.E.A., el F.B.I. y la Interpol sin encontrar nada, absolutamente nada que pueda arrojar la mínima sombra de ilegalidad, de fraude o de vínculo con el narcotráfico, porque... Y aquí es donde está el detalle, son fondos mil millonarios que se transfieren diariamente desde más de quinientos bancos alrededor del mundo, por millones de personas que colaboran voluntariamente, sin que medie una campaña ni una promoción. Miles de personas aprueban y comprueban que sus pequeñas colaboraciones, de no más de diez dólares americanos al cambio en las monedas locales, son voluntarias y conscientes, no obstante que no pertenecen a la corriente religiosa del señor Adonay, una orientación que hoy vamos a descubrir, con la participación de un selecto panel de expertos, doctores en teología e investigadores, quienes confrontarán al señor Adonay aquí, en vivo y en directo, desde los estudios de CMN en Los Ángeles, en directo vía satélite para 120 países y mil quinientos millones de tele espectadores.

.- No se aparten de nuestra señal que regresaremos en breve luego de estos interesantes mensajes.

De regreso se comenzaron a retransmitir desde las sedes de las distintas religiones monoteístas las posiciones ‘oficiales’ de cada una de esas religiones respecto a lo que representa Adonay, y se dejó de último el inusual y poco común mensaje de Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI. Bob Lerner retomó el protagonismo del programa con la imagen congelada de la Plaza de San Pedro, en Roma:

.- La reacción de la Iglesia Católica de Roma no se ha hecho esperar. En estos instantes la Iglesia Católica Apostólica de Roma lanza una masiva excomunión a todos los seguidores de Adonay y a los Obispos que abracen la Fe de la nueva Iglesia Episcopalística Latinoamericana, cuya sede está en Bogotá, Colombia y su primer Papa, que ellos llaman Vicario de Cristo, es el ahora ex-obispo venezolano, Roberto Lucca von Rütter, que la nueva iglesia identifica como Santiago Tomás Iº. Escuchemos la lectura del comunicado que se ha publicado en L’Osservatore Romano y que nos leerá nuestro enviado especial en El Vaticano, Milton Pellari. Adelante, Milton.

La excomunión del Papa Benedicto XVI fue extensiva a los feligreses que tan siquiera pisen los ‘templos execrados’ como se les identificó desde Roma a las estructuras religiosas que antes pertenecían a la curia obediente del Vaticano, pero que ahora respondía a la Iglesia Episcopalística con sede en Bogotá. El texto que leyó el periodista de CMN fue el que se redactó en las oficinas de la Congregación Para la Doctrina de la Fe:

.- Decreto General relativo al delito de secesión de la Sagrada y Única Iglesia de Cristo.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, para tutelar la naturaleza y la validez de la Iglesia de Cristo como la única representación terrenal de Jesús, nuestro Señor, en virtud de la vicaría a ella conferida la Suprema Autoridad de la Iglesia por Jesús nuestro Señor, a San Pablo Apóstol, nuestro primer Papa, ha decretado:

Quedando a salvo cuanto está en el Código de Derecho Canónico, cualquiera que atente asumir o revertir el orden constitutivo y sagrado de nuestra Santa Madre Iglesia, así como quienes atenten contra sus instituciones, incurre en la excomunión ‘latae sententia’e reservada a la Sede Apostólica.

Si quien atentase asumir o revertir el orden constitutivo y sagrado de nuestra Santa Madre Iglesia fuese un fiel cristiano sujeto al Código de Cánones de las Iglesias Orientales, sin perjuicio de lo que se prescribe en los cánones del Código de Derecho Canónigo, sea castigado con la excomunión mayor, cuya remisión se reserva también a la Sede Apostólica.

Este decreto entrará inmediatamente en vigor a partir de su publicación en L’Osservatore Romano.

La señal desde El Vaticano dio paso a la de Bob Lerner en los estudios de CMN en Los Ángeles:

.- Estamos de regreso y tal como lo ofrecimos, tendremos aquí al señor Adonay Jinnú, para los mil quinientos espectadores que sintonizan nuestra señal en vivo y en directo, desde nuestros estudios en Los Ángeles, California. En el estudio nos acompaña un panel de prominentes figuras de proyección mundial que debatirán con el señor Adonay sobre su mensaje y también sobre la reciente excomunión que hemos recibido, vía satélite, desde El Vaticano.

Las cámaras 1 y 2 se alternan para enfocar a los invitados:

.- De izquierda a derecha de sus pantallas están: El doctor Isaac Asimov, escritor y bioquímico ateo judío nacionalizado estadounidense nacido en Bielorrusia, exitoso y excepcionalmente prolífico autor de obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica. La obra más famosa del Dr. Asimov es la serie de la Fundación, también conocida como Trilogía o Ciclo de Trántor que forma parte de la serie del Imperio Galáctico y que luego combinó con su otra gran serie de los Robots. También ha escrito obras de misterio y fantasía, así como una gran cantidad de no ficción. En total, más de 500 volúmenes y unas 9.000 cartas o postales, y tiene obras reseñadas en cada categoría importante del sistema decimal Dewey, excepto en filosofía.

.- A su lado, el eminente futurólogo Alvin Toffler, conocido también por sus discusiones acerca de la revolución digital, la revolución de las comunicaciones y la singularidad tecnológica. Sus últimos trabajos han abordado el estudio del poder creciente del armamento militar del siglo XXI, las armas y la proliferación de la tecnología y el capitalismo. Entre sus publicaciones más famosas se destacan La Revolución de la Riqueza, El Cambio de Poder, El shock del Futuro y La tercera Ola.

.- Y por último, aunque no menos importante, el doctor David Bohn, físico cuántico americano, que ha hecho importantes contribuciones en los campos de la física teórica, la filosofía y la neuropsicología, y además participó en el Proyecto Manhattan. En sus investigaciones ha establecido paralelismos muy importantes entre los conceptos de la física cuántica y las ideas más profundas del misticismo oriental.

Las tres presentaciones, televisivamente impecables, alternaron las imágenes de los panelistas con fotos y material fílmico de archivo, con lo que se le dio una gran importancia a la última de las presentaciones: La de Adonay. Con un panel de invitados tan importante y con tanto prestigio, el invitado contrastaba con ellos.

Una gran pantalla de veinte metros cuadrados hacía las veces de telón de fondo y allí se reflejaban las imágenes provenientes de los satélites, así como también mostraban imágenes de ciudades en el orden en que Bob Lerner las mencionaba:

.- Simultáneamente, tendremos imágenes en tiempo real desde Jerusalem... la Meca... Katmandú y nuevamente de El Vaticano, sedes de las principales religiones monoteístas de la humanidad, religiones que agrupan en su seno a más de 3.500 millones de fieles, regados por todo el orbe...

La cámara tres mostró un plano general de todo el escenario, en el momento en que Adonay entra desde el costado derecho de la pantalla gigante.

.- Demos la bienvenida a nuestro invitado especial... La razón de ser de este programa... El señor Adonay Jinnú. ¡Un fuerte aplauso para el señor Jinnú!

Los ‘clappers’ y demás personal de planta indujeron los aplausos del escasísimo y selecto público asistente que no excedía las 50 personas y cuyos palmoteos tuvieron que ‘rellenarse’ con sonido pre grabado. Toffler y Bohn también aplaudieron, no así el Dr. Asimov. La cámara 2 capta el momento de la entrada de Adonay al plató y le acompaña hasta su llegada al banquillo de los entrevistados. La cámara realiza un paneo ‘cerrado’ sobre los asistentes que aplauden y culmina con una toma en plano entero de los tres invitados del panel. Asimov, seco, distante e imperturbable, le miraba con detenimiento detrás de aquellos espejuelos gigantes que le hacían ver más huesuda su ya esquelético rostro, erizado con unas ‘patillas’ demodé y excesivamente pobladas. Los aplausos se disolvieron convenientemente a una mirada de Bob Lerner, y éste prosiguió con lo pautado en esa sección del programa:

.- Bienvenido, señor Jinnú. Una pregunta sobresale sobre todas las demás interrogantes que se han hecho miles... millones de personas en todo el mundo. La voy a resumir en tres palabras, y espero que nos la conteste lo más breve que le sea posible. Señor Adonay Jinnú ¿Quién es usted?

Se hizo un silencio espeso. Un silencio acentuado por la circunstancia de que en televisión, los silencios parecen prolongarse más de la cuenta. Para agilizar la transmisión, Leroy Duke ordenó desde la cabina de control que todas las cámaras hicieran un lento acercamiento óptico a Adonay y a los panelistas para transmitir con dramatismo la intensidad de aquel momento. El silencio de Adonay, y su mirada atornillada al piso, prosiguieron hasta que exasperaron a Bob, y justo antes de que este interviniera Adonay habló con un timbre de voz sopesado, como decantando suavemente las ideas. Distendido. Fresco. Radiante. Levantó el rostro y fijó su mirada, como se le había sugerido minutos antes detrás del plató, en la cámara que tuviese el minúsculo bombillo verde encendido justo sobre la lente. Acomodó ambas manos en su regazo y habló:

.- Me gustaría responder a su pegunta con una respuesta detallada, pero usted me ha pedido que sea breve. Pues bien, la brevedad de mi respuesta se orienta en otra dirección: les diré quién NO soy: No soy Dios, bendito sea su Nombre; si lo fuera no pudiera estar aquí, en estas circunstancias ni en esta dimensión porque ello sería mi propia negación. NO soy Jesús, tampoco Mahoma, ni el mesías tan esperado por La casa de Israel. Tampoco soy mago, ni un ilusionista. Y para quienes tengan alguna duda, tampoco soy político: No soy más, ni menos, que lo que soy...

La cámara 3, que lo enfoca a Adonay, a Bob y a los tres panelistas, capta el momento en que Adonay levanta los brazos como en una advocación religiosa, con las palmas hacia arriba y la voz grave y serena...

.- Yo soy la última oportunidad del perdón. El primero de los enviados del Verbo Encarnado. El emisario encomendado por el Rey de Reyes; la primera tabla de salvación del nuevo diluvio con que se purificará esta raza de hombres y mujeres hechos a semejanza de Él, y del cual nacerá el hombre nuevo. Pero yo no soy Aquel que fue, que es y que será por siempre. Yo sólo soy su enviado, el primer de los ángeles, el que ha de derramar la primera de las siete copas sobre la humanidad, y con ella la úlcera maligna y pestilente sobre quienes tengan la marca del pecado y adoren las imágenes de la bestia.

.- Soy la promesa del que era, es y será, y a través de mi boca no hablo yo, sino Aquél que pronto vendrá, luego de las grandes tribulaciones, a juzgar a los hombres y a entronizar Su Majestad que se regirá por el amor y el perdón.

La situación era verdaderamente patética. Un Adonay profiriendo las mismas palabras que cualquier desquiciado aúlla en las sucias paradas del ‘subway’ en Manhattan, o en los oscuros y peligrosos pasadizos del Barrio Latino de París o en las noches repletas de ‘yonquis’ y de borrachines en la Plaza de Lavapiés en Madrid. Mismas palabras que anuncian un ‘fin-de-mundo’ mil veces amenazado pero nunca cumplido, mientras en la faltriquera del bolsillo oculto de una sucia y desvencijada chaqueta, ‘el iluminado’ de turno atesora la botella de aguardiente o la ración de crack. Pero Bob no se inmutó. Inmediatamente tomó la palabra y prosiguió con el programa:

.- Bien...El señor Adonay se ha definido como un enviado divino, pero cabe recordar que él no es el único que se ha proclamado así en nuestra historia reciente. Quisiera que mientras nuestros invitados especiales toman notas, desde nuestro Control Máster nos proyecten en la pantalla gigante las imágenes de archivo.

Desde el control del Estudio se transmitieron las imágenes que previamente habían seleccionado Bob, Leroy y Bill Sherman. La voz de Bob prosiguió, ahora fuera de pantalla:

.- Estas son las imágenes de la tragedia en Waco, Texas. Después de 50 días de asedio, unas 100 personas mueren en un dantesco incendio dentro de esta granja, convertida en una fortaleza militar por el guía espiritual David Koresh, que como lo ha hecho hace instantes nuestro invitado, se proclamó ‘un enviado divino’.

En la gran pantalla comenzaron a insertarse, a uno y otro lado, fotografías de David Koresh y de sus más cercanos seguidores.

.- Koresh, quien se autodefinía como ‘El Cristo de Waco’ fue un fanático religioso que le dio una particular interpretación al Libro de la Revelaciones de La Biblia. Sus más cercanos seguidores afirmaban que él, David Koresh, estaba muy cerca de descifrar los enigmáticos misterios de ese segmento del Nuevo testamento, e incluso llegó a definirse a sí mismo como la persona que se señala en el capítulo 5, versículo 2 en el cual un ángel proclama con fuerte voz “Quién es digno de abrir el pergamino y de romper sus Sellos?

La cámara 1 hace una toma de Bob Lerner en plano americano. Al fondo, el panel de invitados y la pantalla plasma gigante:

.- También David Koresh, líder de la secta ‘davidiana’ se proclamó como mensajero de Dios, así como también María Devi, quien se proclamó públicamente como la reencarnación de Juan el Bautista. Veamos las imágenes que tenemos en archivo, en las que podemos identificar a los 35 falsos profetas que en los tiempos modernos han pretendido embaucar, con más o menos éxito, a sus seguidores. ¿Se sumará nuestro invitado de hoy a esta larga lista de... personajes, o en verdad estamos, frente a frente, con un enviado legítimo de Dios?

La ‘matrización’ de la opinión en contra de Adonay elaborada por Bob Lerner y su equipo continuaba implacable. Elmer y Antonio se sentían impotentes y arrinconaron a Bill Sherman en un pasillo de acceso del Control Máster para preguntarle sobre el innecesario bombardeo mediático contra Adonay. No les pudo dar una respuesta satisfactoria y mientras el programa continuaba en el plató, Elmer se encaraba con Bill Sherman, a quien estaba a punto de darle un par de puños, que Antonio evitó interponiéndose entre los dos y permitiéndole al asustadizo Bill escabullirse hacia la sala de Control maestro, donde se encerró hasta el final de la transmisión.

.- Este es el panorama. Sobre este escenario es que vamos a confrontar la legitimidad ‘divina’ del señor Adonay y de su mensaje. No se aparten de su televisor, pues en breve regresaremos con la respuesta de Adonay Jinnú y con las preguntas que le harán nuestros invitados especiales, en este, el programa de ‘El Ángel de La Palabra’... Ya regresamos.

Nada podían hacer Elmer ni Antonio para evitar que Adonay fuese expuesto como otro fanático religioso. Se sentían desolados, amargados y también culpables. Culpables por no haber insistido más con Adonay, hasta obligarle a trazar una estrategia comunicacional que contemplase la opción del co-gobierno editorial de los programas. Adonay no quiso. Se negó. Las negociaciones se congelaron en ese punto y Bob Lerner y su equipo tuvieron toda la libertad -el libertinaje comunicacional, insistía Elmer- para dirigir y orientar el programa. Las sonrisas de Alvin Toffler e Isaac Asimov presagiaban el temporal que se le avecinaba a Adonay. Entonces, como movidos por el mismo resorte, sin mediar palabras quisieron entrar al plató para asesorar a Adonay, para darle tan siquiera una o dos herramientas elementales para que se pudiera defender de la ‘carnicería’ que se le venía encima, pero fue inútil: Antes de traspasar el espacio entre el pasillo del control maestro y el plató con las 6 cámaras, el Coordinador de Piso, reloj en mano, les impidió el acceso:

.- En el aire nuevamente en... cuatro... tres... dos... ¡Ahora!

Continuó la transmisión con el encuadre anterior al corte: La cámara 1 hace una toma de Bob Lerner en plano americano. Al fondo, el panel de invitados y la pantalla plasma gigante:

.- Estamos de regreso con ustedes y con la controversia teológica sobre quién es, en verdad, este hombre llamado Adonay, hacedor de presuntos milagros y responsable directo de la más grande división de la Iglesia Católica en toda su historia de dos milenios.

Ese era el estilo de Bob: Avasallador y dominante. Hacía todo lo posible por crear un enfrentamiento y hasta el momento lo había logrado al presentar a Adonay exactamente como había prometido no hacerlo: Como un lenguaraz fanático y un ‘divisionista’ porfiado e irresponsable. Durante el corte en el que Elmer y Antonio se tropezaron con Bill Sherman, Bob Lerner aceptó responder una llamada desde Venezuela. Era el publicista Alfonzo Ferrer quien le reclamaba no sólo por la forma tan desconsiderada con la que se trataba a ‘su cliente’ en el programa, sino porque no se le había invitado a estar presente en los estudios, allá en Los Ángeles. Esta era la verdadera razón de su llamada. La otra era una ‘tapadera’ ocasional y conveniente. Bob intentó calmarlo, pero cuando Alfonzo comenzó a proferirle insultos con palabras subidas de tono, Bob cortó suavemente la llamada y le ordenó a su asistente que nunca, sea cual fuere la causa o la excusa, le comunicase con ‘ese señor’. De ahora en adelante, tendría Alfonzo que lidiar con Bill o con Leroy. Comenzaba, entonces, el segmento más dramático del programa: La intervención de Adonay y sus respuestas al panel de invitados especiales, pero antes de su intervención recibían señal, en vivo y en directo, en tiempo real, nuevamente desde El Vaticano. Se trataba de una entrevista exclusiva que la reportera Wanda Barreto había obtenido con el Cardenal venezolano, monseñor Rosalio Castillo Lara, encomendado personal del Papa para dar respuesta directa al ‘caso Adonay’.

.- Pero antes de proseguir con el debate, me informan que nuestra reportera Wanda Barreto, ha conseguido la posición personal del Papa, quien ha designado a un cardenal venezolano para hacerlas públicas. Adelante, Wanda...

.- Buenas noches, Bob. Aquí, desde las oficinas administrativas de El Vaticano, tenemos al monseñor venezolano Rosalio Cardenal Castillo Lara, que en representación directa de Su Santidad dará lectura a un documento pontificio, una Encíclica Disciplinar, que de acuerdo a lo que se nos aclara, es un documento disciplinario irrevocable con la que personalmente El Papa ratifica la fuerza y el vigor permanente de la excomunión al señor Adonay y a todos sus seguidores, involucrados o no en la iglesia que han denominado Católica Episcopalística, que está inspirada en las enseñanzas del señor Jinnú. A continuación, monseñor Rosalio Cardenal Castillo Lara:

.- Carísimos hermanos y hermanas en Cristo, nuestro Señor: En nombre de nuestra Santa Madre la Iglesia Católica Apostólica y de Jesús El Cristo, verdadero Hijo Unigénito del Padre, ratificamos por esta vía pública el decreto de excomunión, tanto para el señor Adonay Jinnú, como para todos aquellos que, apartándose del camino de Dios, de la doctrina y la guía espiritual de nuestra Santa Madre Iglesia, han preferido abrazar el camino de la perdición. La Santa madre Iglesia, así como el verdadero Vicario de Cristo en la Tierra, nada tienen qué debatir, ni pública ni privadamente con quienes a conciencia y violentando toda norma de convivencia teologal, se han apartado por su cuenta y riesgo del camino de la verdad y de la luz, por tanto...

La primicia cayó como una bomba en los estudios de CMN, pues luego de la lectura de la Encíclica, monseñor Rosalio Cardenal Castillo Lara se levantó de la silla y salió de cámara si mediar más palabras con la reportera, obligando a que el camarógrafo hiciera un apurado ‘paneo’ hacia Wanda que no supo qué decir pues enmudeció durante los larguísimos dos segundos que precedieron al corte de la señal desde El Vaticano.

De regreso a los estudios californianos de CMN, la imagen de monseñor Rosalio Cardenal Castillo Lara estaba ‘congelada’ en la pantalla gigante, y con la cámara 3 el Plano General fue cerrándose lentamente hasta captar en plano entero la cara de Adonay imperturbable y en apariencia serena, pero con un dejo de tristeza que se podía advertir en su mirada. La potente voz de bajo barítono de Bob Lerner cortó el dramatismo del momento para crear un ‘enlace’ televisivo entre aquella transmisión inesperada desde El Vaticano y la continuación del ‘time-table’ del programa:

.- Pues tenemos una primicia mundial: El señor Adonay Jinnú, nuestro invitado de hoy, ha sido excomulgado. Una excomunión que la Iglesia Católica Apostólica de Roma hace extensiva a todos quienes pertenecen, dirigen o son feligreses de la nueva secta, llamada Episcopalística. Oigamos qué tiene que decir el señor Adonay Jinnú ante esta excomunión y luego intervendrán nuestros invitados especiales. Adelante, señor Jinnú... Tiene la palabra.

Adonay hizo una exposición que inició con una cita de Jesús en el Nuevo Testamento, y que culminó citando a Zacarías, Capítulo 14, versículo 7. Esta fue la respuesta de Adonay:

.- Ese decreto de excomunión nos libera y al mismo tiempo nos lava el pecado de pertenecer al partido político del mentiroso Saulo de Tarso, por el bautizo írrito e involuntario del que hemos sido objeto en nuestra niñez. Ante esa pretendida excomunión, que se nos hace con la única intención de causar un pánico masivo, respondo con las palabras del profeta más grande de la humanidad, Jeshua, el unigénito divino Hijo de Dios, bendito sea su Nombre, quien dijo a propósito de una explicación sobre la verdadera naturaleza de hombre y de su Iglesia... ‘os es necesario nacer de nuevo’.

.- Y así ha sido en virtud de ese decreto, que no nos excomulga sino que nos abre las puertas del cielo. En verdad que los caminos de El Señor son enigmáticos. Así las cosas uno se pregunta ¿De dónde saca tanto poder material esa Iglesia para que intente una disuasión por la vía que lo ha intentado? Ciertamente no de la Palabra de Dios, bendito sea su Nombre, sino de la interpretación errada y tergiversada del mensaje del rabí Jeshua. Interpretación alegre y descontextualizada que ellos han reconstruido en un absurdo libro al que llaman, pomposamente, ‘nuevo testamento’, y yo pregunto ¿Testamento de qué? ¿Testamento de Quién? La respuesta es desoladora. Los evangelios que integran ese libro no son el resultado de las vivencias de los Apóstoles de Jeshua, El Unigénito, porque fueron escrito por otros, desvirtuados por otros que recogieron las palabras de aquellos Apóstoles, ancianos y achacosos, que habían olvidado o transformado los verdaderos hechos en sus recuerdos, y que fueron, además, editados, reformados y re elaborados, con la intervención de ‘terceros’ que ni siquiera escucharon esas palabras de boca de Jeshua, el Hijo de Dios, y es por ello que esos escritos trasmutados, descontextualizados y mutilados, no son ni pudieran ser nunca jamás la Palabra de Dios. Una simple lectura de esos textos, realizada sin la obligatoriedad del ‘auto de Fe’, arroja un resultado absolutamente contradictorio. Eso, sin entrar en consideración que existen ‘otros textos’ que ellos llaman ‘írritos’ que no se reflejan en ese testamento, como los textos de Santiago, el hermano materno de Jeshua, o los magníficos y hermosos escritos de María, la de Magdala, que además de ser la primer testigo de la resurrección de Jeshua, fue durante sus cortos años de predicación, el soporte financiero, la verdadera organizadora, la que exacerbó los celos de Judas, el Iscariote que constantemente la humillaba y le restaba el protagonismo que tenía ante los ojos de El Divino, tan sólo por ser mujer. Es por todo estas características de ilegalidad teológica que asumimos el pretendido decreto de ‘excomunión’ como la prueba palpable de una ‘liberación’.

Bob Lerner no pudo contenerse ante la declaración que hacía Adonay:

.- Usted afirma, entonces, que los textos del Nuevo Testamento... Que La Biblia, tal como la conocemos es...

.- ¡Un error! -atajó Adonay- Esos textos sobre los que se fundamenta la esencia teológica de la iglesia de Roma presentan dos errores estructurales. El primero es que concibe al mundo social, político y religioso que existía durante la vida terrenal de Jeshua de manera muy vaga y hasta se contradice con la realidad de la Palestina de aquellos tiempos. El otro error es el intento de ‘deidificación’ de María, la procreadora terrestre de Jeshua, que conduce a la aberración más absoluta y contradictoria pues coloca a María como ‘la madre de Dios’, un Dios que es Uno y Trino al mismo tiempo... Un Dios que no necesita de una madre terrenal. Además, Jeshua, El Divino, no fue ni ha sido, ni será el único mesías, entendiendo a la palabra ‘mesías’ en su acepción correcta, palabra que ha sido convenientemente tergiversada por Saulo de Tarso para beneficio propio y el de su facción política, grupo que ‘pactó’ luego con el Imperio Romano y se desentendió del origen judío del mismísimo Jeshua.

.- Y es que el concepto y la misión de Jeshua como ‘mesías’ involucraron siempre un compromiso con la religión judía, en la que era reconocido como ‘rabí’, y en la que él mismo se desempeñaba como tal, aún después de azotar y expulsar del Templo a los mercaderes de indulgencias y de animales para el sacrificio, que actuaban en esos entonces como éstos, que mercadean con la fe y la esperanza de la gente. Pero el compromiso de Jeshua también era político y al mismo tiempo un compromiso social de cambio y para el restablecimiento de la verdadera interpretación de La Palabra de Dios que, esa sí, está expresada en La Toráh, y nada de ‘eso’ usted puede leer en los manidos textos que llaman ‘nuevo testamento’, un título que como propaganda es muy conveniente, pero que obvia una de las verdades teologales fundacionales de la religión: El ‘testamento’, o Fe de origen es uno y único. No puede haber dos, ni uno ‘viejo’ y otro ‘nuevo. Sólo uno. Y si, Jeshua, a quien ustedes conocen como Jesús el de Nazareth fue un mesías judío de la palestina; y como tal encarnó en sí mismo las dos vertientes del mesianismo de su época claramente identificadas en La Toráh, pues su linaje provenía de la Casa de David, a través de su madre, pero también de la Casa de Salomón, a través del ascendente paterno terrenal, por vía de José. Y para mayor simbolismo de su ‘mesianismo’, su nacimiento no fue unitario o simple, sino que fue ‘mellizo’ con su hermano Santiago, que no por nada Jeshua le llamaba ‘el Tomas’, que en lengua hebrea de aquellos tiempos significa ‘hermano gemelo’.

.- ¿Dónde, les pregunto a ustedes, señores del panel, está escrito todo esto en lo que los seguidores de Saulo de Tarso mal llaman ‘nuevo testamento’? Pero yo sí les puedo asegurar dónde está escrito...Quién lo escribió... La respuesta está en los llamados ‘textos apócrifos’ de Santiago, de Matías y muy especialmente de María, la de Magdala.

.- La duplicidad de la descendencia de José y de María signó desde el principio de sus días terrenales a Jeshua y a Santiago, y a todos los que les siguieron pues pudieron ver en Jeshua al Mesías-Rey y en Santiago al Mesías-sacerdote.

La pausa momentánea de Adonay, provocada por el abrumador conocimiento de textos sagrados y por la serena autoridad con que manejaba hechos, fechas y situaciones, le permitió a Bob Lerner intervenir:

.- ¿Asegura usted que La Biblia está ‘equivocada’? ¿Afirma que Jesús era ‘gemelo’ con el Apóstol Santiago? Y que... A ver, ¿Tiene usted las pruebas de lo que afirma? ¿De dónde obtuvo, Jeshua... o Jesús, el carácter de mesías? Muéstrenos pruebas... Aclárenos esto, porque la verdad es que todos acá estamos confundidos... Recuerde que este es un programa que se está transmitiendo en vivo, vía satélite a más de mil quinientos millones de personas. La mayoría es católica y conoce de Jesús... Otros no. ¿Podría ser más específico, señor Jinnú?

.- Bien...Se lo voy a explicar de este modo: Así como David, el gran Rey David, fue ungido como ‘mesías político’ por un profeta acreditado en La Toráh, Samuel, del mismo modo Jeshua recibió la unción de ‘mesías religioso’ por otro profeta, tan respetado y tan conocido como Samuel: Juan el bautista. Ese fue el origen mesiánico de Jeshua, que sin dejar de ser el unigénito de Dios, bendito sea su nombre, fue al mismo tiempo mesías político y religioso, y que junto a su gemelo Santiago Judas, a quien él llamaba ‘el tomas’, fue un rabí judío que pretendió limpiar al judaísmo de falsas interpretaciones de La Palabra, Palabra de Dios condensada en los muchos rollos de La Toráh, a los cuales Jeshua, el rabí de Palestina, profesaba respeto y demostraba conocer más allá de la formación religiosa elemental que podía tener el hijo de un humilde carpintero de Galilea.

Llegado a este punto, Adonay abandonó el pódium y se adelantó unos pasos hacia la mesa donde le escuchaban y tomaban nota los tres invitados especiales del programa. Su dominio escénico en ese momento contrastaba con la apocada actitud que asumió desde que se presentó en el plató, y para aprovechar ese desplazamiento de Adonay, desde el Control Máster se ordenó al operario de la cámara 3 que la desmontase del trípode y siguiera a Adonay por el estudio como a cualquier estrella de ‘rock’. Adonay llegó hasta la mesa de los panelistas, pero fue Bob Lerner, quien desde el epicentro del estudio le disparó preguntas concretas como a quemarropa, que Adonay respondió sin quitarle los ojos de encima a Isaac Asimov:

.- Señor Adonay... Permítame precisar, para nuestra audiencia, algunos aspectos que no están muy claros. Le voy a formular preguntas concretas que quisiéramos nos respondiera con precisión y brevedad ¿Le parece bien?

.- Si, adelante. No tengo inconveniente alguno.

.- A ver... ¿Usted es Jesús de Nazareth?

.- No.

.- ¿Es, acaso, la reencarnación de Mahoma?

.- Tampoco.

.- ¿Cuál es su religión?

.- Todas y ninguna.

.- ¿Abjura usted del cristianismo, el islamismo, el catolicismo, el...?

.- Yo no abjuro de nada; sólo soy quien soy.

.- ¿Y quién es?

Es ese momento intervino Isaac Asimov. La potente mirada de Adonay lo había incomodado y no iba a desaprovechar esta oportunidad para ‘poner en su sitio’ a quien consideraba un charlatán pseudo religioso. Separó su silla de la mesa, hizo como si se fuera a poner de pie, pero se quedó sentado para interrumpir el interrogatorio de Bob:

.- Bob, permíteme intervenir para que este señor nos aclare algunas inquietudes que, estoy seguro, comparten mis compañeros de mesa y que muchas personas, alrededor del mundo también desearán que se respondan.

.- Adelante, doctor Asimov.

.- Señor Jinnú ¿De dónde saca usted que Jesús era un... déjeme repetir sus palabra... ‘un mesías político’?

.- No lo afirmo yo. Lo dice Mateo, Capítulo 21, Versículo 4, refiriéndose a la profecía de Zacarías: ‘Alégrate mucho, hija de Sión... Da voces de júbilo, hija de Jerusalem... He aquí tu Rey que vendrá a ti... Justo y salvador... Humilde y cabalgando sobre un asno’

.- ¿Así que, de acuerdo con sus palabras, la participación de Jesús, en tiempos de Herodes Antipas fue... política, más que religiosa?

.- Si, hay pruebas. En La Toráh se advierte de ello. En La Biblia también... Y la sura 324 del Corán lo reafirma ¿Por qué habría de negarlo yo?

.- Usted no menciona a los Rollos hallados en Qumram ¿Será que ahí no se menciona a Jesús como un mesías político?

.- No tendría por qué mencionarlo. Esos rollos reafirman que existió una sociedad judía ultra conservadora que se preocupó en salvaguardar muchas de las formalidades impolutas, mucho antes de la primera construcción del Templo judío, en tiempos del Rey David. Lo que sucede es que el hallazgo de esos documentos es un escándalo inocultable para la Iglesia de Roma, porque allí se puede evidenciar que muchos de los ritos manifestados y puestos en práctica por Jeshua, y que heredó la Iglesia Católica de Roma, fueron establecidos muchos siglos antes de la venida de Jeshua, lo cual coloca a El Divino en una posición ‘ex libris’ respecto al manipulado y mal llamado ‘nuevo testamento’.

.- ¿Puede usted explicar quiénes eran esos... ‘qumrianos?

.- Si, ¿Por qué no? Eran judíos tradicionalistas.

.- Entonces, de acuerdo con su ‘teoría’, ¿Jesús, el que nosotros históricamente conocemos como aquel judío que nació en Nazareth... era un qumriano?

.- No, según lo que tengo por sabido. Era un judío... Como lo fueron también aquellos que habitaron las cuevas de Qumram, al lado del mar Muerto. Un judío tradicional...

Pero el doctor Asimov no se convencía tan fácilmente:

.- Mire... Hay varios aspectos de su declaración que me parecen francamente contradictorios. Son varios pero voy a señalarle los más relevantes. Primero, por lo que he podido entender de sus ‘enervadas’ expresiones, usted rechaza de plano cualquier nexo o vínculo entre usted y la Iglesia Apostólica de Roma ¿Estoy en lo correcto?

Adonay asintió con un gesto.

.- Segundo, usted rechaza que lo que nosotros conocemos como Nuevo Testamento sea la Palabra de Dios ¿Lo interpreto correctamente?

Nuevamente, Adonay asintió con un movimiento afirmativo.

.- Tercero, hace algunos instantes usted dijo en este programa -permítame leer lo que copié- ‘Yo soy el portador de la última oportunidad... El enviado del Verbo Encarnado... La tabla de salvación del nuevo diluvio con que se purificará esta raza de hombres...’ ¿Estas palabras que copié son ‘exac-ta-men-te las que usted pronunció aquí?

.- Si, lo son

.- ¿Afirma usted que dijo... ‘... se purificará esta raza de hombres y nacerá el hombre nuevo’?

.- Si. Dije eso y lo sostengo.

.- Pero, señor Adonay, esas expresiones suyas son idénticas a las que aparecen escritas en el Libro de Las Revelaciones de San Juan en La Biblia, que conocemos como Nuevo Testamento.

.- Correcto.

.- Entonces... para que los que estamos acá no lo llamemos ‘charlatán’ o ‘mentidor compulsivo’, explíquenos cómo alguien como usted puede denigrar de unos escritos y al mismo tiempo citar esos escritos como mensaje propio. Hágalo ahora... Y hágalo convincentemente, porque miles de millones de personas, alrededor de todo el mundo lo están viendo y escuchando, y a menos que usted nos dé una explicación lógica y coherente, me temo que...

Entonces Adonay se aproximó en silencio a la mesa de los panelistas, ante la mirada atónita de Elmer y de Antonio, a quienes turbó aún más con un desconcertante guiño de su ojo derecho. Se detuvo frente a Asimov y le contestó así:

.- Conoces, como pocos, La Palabra. Tus cuestionamientos a los textos paulinos y tus investigaciones sobre el rabí divino, Jeshua, te han colocado, sin proponértelo, en una triste posición, como el que descubre una ley fundamental de la física, pero no sabe para qué sirve. Me pides que los convenza con lógica pues de lo contrario me tacharás de ‘charlatán’, pero yo, que tan sólo soy un simple mensajero, no tengo otro modo para convencerte a ti y a los que nos ven que éste...

Inmediatamente pero con gran naturalidad, sin apremios y sin arrebatos, Adonay tomó las dos manos de Asimov y le dijo en voz alta, mirándole el alma a través de sus toscos espejuelos:

.- La respuesta que los corazones temen no tiene lógica pues carece de explicación científica. Sólo se puede percibir viviéndola, y tú Isaac, hijo de Judah y de Raquel, nacido a orillas de los lagos de la Rusia blanca, podrás atestiguar ante el mundo que un día como hoy tuviste entre tus manos La Primera Copa.

Isaac Asimov intentó retirar sus manos con violencia del apretón que le aplicaban las huesudas de Adonay, pero éste, más fuerte que él se las retuvo. El científico se levantó de la silla con un pánico precariamente controlado, y en el momento en que los miembros del equipo de seguridad del canal se dirigían a ellos dos para separarlos, todos quedaron paralizados con la maravilla que comenzó a suceder:

Adonay y Asimov se elevaron de piso aproximadamente unos 90 centímetros (algo menos de tres pies) y entonces, el rústico ropaje de Adonay comenzó a brillar con el resplandor de una luz blanquecina que brotaba de su piel y que poco a poco envolvió también a Asimov. Instantes después, el brillo se intensificó de tal modo que le desfiguró las facciones y la silueta del cuerpo a Adonay, hasta que se convirtió en una esfera de luz iridiscente, blanquísima, cegadora, de la que salió expelido Asimov, cayendo con un sórdido estrépito al suelo del estudio.

La luz en la que se había transformado Adonay inició una rotación muy suave y de inmediato comenzaron a desprenderse chispas, similares a las que saltan en las soldaduras halógenas, que fueron más y más a medida que la velocidad rotatoria de ‘la luz’ se incrementaba, hasta que se escuchó una potente explosión y de inmediato, la luz y Adonay desaparecieron frente a todos, dejando luego del resplandor un suave olor a rosas y un hermoso gajo de trinitarias blancas en el lugar exacto de la transfiguración.

Todos se aglomeraron alrededor de Isaac Asimov, que continuaba aturdido pero consciente. Para ese entonces habían transcurrido trece minutos desde que Adonay se transformara en una bola de luz y desapareciera. De regreso a Venezuela, el gajito de trinitarias blancas permanecía radiante y fresco aún dentro de la campana de cristal donde lo metió Rosi para resguardarlo como un símbolo de la transfiguración y ‘ascensión’ a los cielos de Adonay. Rechazó todas las ofertas que le propuso Bob Lerner, desde un pago de 500 mil dólares hasta la promesa de una pensión vitalicia y la ciudadanía estadounidense. Nada, absolutamente nada cambió la voluntad de la silenciosa Rosi porque la mujer, más aferrada que nunca al espíritu de Adonay, se negó a entregarle la flor al magnate norteamericano. Y muy probablemente por eso, por aquella intransigente negativa, ni a Elmer ni a Antonio les tomó por sorpresa los inconvenientes y las trabas que opusieron los funcionarios de inmigración a Rosi en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles para ‘secuestrarle’ la flor. El asalto final de Bob Lerner tuvo lugar en la puerta de abordaje del vuelo de retorno a Venezuela:

.- Señorita, debe entregarnos ese espécimen vegetal fue la orden del Oficial que le cerraba el paso a Rosi, a Elmer y a Antonio- Ese es un espécimen vegetal que no permisado para viajar.

Pero los poderosos contactos de Bob Lerner no habían tomado en cuenta la sagacidad de Antonio Marcano, que de inmediato se hizo cargo de la situación, mientras los demás pasajeros abordaban el avión con angustiosa celeridad para Rosi.

.- Oficial, la señorita no puede responderle porque no habla inglés, pero viene conmigo ¿Se refiere usted a esta flor?

.- Si. Lo siento mucho, pero me temo que la señorita no la puede introducir a bordo de la nave.

.- ¿Por qué? ¿Cuál norma se lo impide?

.- Ya se lo he dicho. Esa es una especie vegetal no permisada.

.- ¿Quiere decir usted, señor oficial... A ver su nombre... Oficial Praxton... que debemos obtener un permiso... ¿De quién?

.- Del Departamento Federal de Sanidad Vegetal, quienes luego de una cuarentena de no menos de 15 días se la regresará con una autorización.

.- ¿Me quiere decir usted, señor Oficial Praxton que tenemos que obtener un permiso para llevarnos una flor? Entonces, ¿Y todas esas flores que se venden acá, en el ‘dutty free shop también?

.- Si... Bueno, no... Lo que sucede es que así como está, como la lleva la señorita, no se trata de una flor sino de un espécimen vegetal, que como le he dicho, tiene que ajustarse según la Norma 625, Capítulo Tercero, del Departamento Federal de Sanidad Vegetal, el cual prohíbe que...

.- Ah... Ya le comprendo, Oficial Praxton. Como esta flor está dentro de este contenedor de vidrio, no se considera una flor, sino un espécimen.

.- ¡Exacto! Ahora, si me entrega ‘el espécimen vegetal’ no hay problema en que puedan abordar el avión.

Antonio le pidió la campana de vidrio con la trinitaria blanca a Rosi, pero con el pánico reflejado en su rostro se negó y más bien escondió, infantilmente, el frasco a sus espaldas. Antonio le sonrió como sólo un patriarca puede hacerlo y esperó algunos segundos con las manos extendidas hacia la mujer, que con lágrimas en los ojos le entregó la campana de cristal con la trinitaria blanca de Adonay Jinnú. Finalmente una lágrima brotó desde aquellos ojos verdes y cayó en la mano de Antonio cuando Rosi le entregó la campana de vidrio. No sería la última pero si la primera que Antonio recordaría como la que más le impactó.

No quedaban en la fila de embarque más pasajeros que ellos tres y el recargo había venido un par de veces para confirmar el abordaje de los únicos pasajeros que faltaban, cuando Antonio le entregó la campana de vidrio con la trinitaria blanca de Adonay Jinnú al Oficial Praxton. Fue un instante. Un momento casi imperceptible, pero cuando el Oficial Praxton iba a recibir ‘el espécimen’ Antonio lo dejó caer y de la miríada de vidrios que saltaron por doquier recogió la flor, la sacudió y se la colocó a Rosi en el ojal.

.- Disculpe, Oficial... Un accidente lo tiene cualquiera, y como ahora que no existe contenedor, la flor deja de ser ‘un espécimen’ para convertirse en un ‘corsaige’.

Se esfumaba definitivamente para Bob Lerner la oportunidad de tener aquel mágico ramo de trinitaria blanca, que surgió de la transfiguración de Adonay y que permaneció fresco, fragante y lozano, como lo pudo comprobar Bianca, muchos, muchísimos años después.


Este capítulo forma parte de la Novela "El Ocaso de los Tulipanes" ® Depósito legal lf06120088001562 del 18/abril/2008 - ISBN 9789801231615 / Radicación internacional Nº 7571 del 21/abril/2008 - Todos los derechos reservados © Andrés Simón Moreno Arreche Editorial Eróstanus

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