Editorial Eróstanus C.A.

Editorial Eróstanus presenta en este blog la producción literaria de Andrés Simón Moreno Arreche. Cada uno de los relatos, poemas, cuentos y novelas poseen depósito legal, ISBN y radicación internacional a través del Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual de Venezuela (www.sapi.org.ve) y además están registrados en Safe CREATIVE. Es inaceptable la reproducción parcial o total de los textos posteados, sin la formal autorización de la casa editorial y del autor.

Bienvenidos

Bienvenido a mi blog "Las Narraciones de Eróstanus". Aquí podrás encontrar relatos breves, que hallarás agrupados en el mes de noviembre 2010, y 22 capítulos de la novela "El Ocaso de los Tulipanes", colgados en orden decreciente en el link del mes de diciembre 2010.

Los relatos breves, la gran mayoría de menos de 2.000 palabras, a excepción de tres, fueron publicados en una compilación en el año 2008 con el título "Relatos Para Contárselos A La Muerte"(ISBN 978-980-12-3162-2). Una segunda edición está en la imprenta de la casa Editorial Eróstanus C.A. patrocinadora de este blog.

La novela "El Ocaso De Los Tulipanes" es una narración de largo aliento. Se trata de 23 capítulos (22 de ellos colgados aquí) en los que se desarrolla una trama compleja que expone al lector las aparentemente imposibles, pero muy reales asociaciones entre las insurgencias latinoamericanas, el terrorismo internacional y los avatares de un presuntamente próximo cisma de la Iglesia Católica romana.
La primera parte comprende los 5 primeros capítulos. En ellos, la aparición de 'El Ángel de la Palabra' (Adonay Jinnú) antecede al inicio de una gran cruzada de concienciación mundial.
La segunda parte ('Los presagios de la Trinitaria Blanca') la integran tres intensos capítulos en los que Bianca, K'bar y muchos otros personajes del primer capítulo colocan al lector en una vorágine de eventos que se desarrollan en Europa, África y Oriente Medio.
Cierra la novela con los acontecimientos que desencadenará un tenebroso y escurridizo personaje, Absalón, su discípulo (Ehud Weizman) y los mercenarios de éste. Bogotá, Tierra Santa y los Montes vascos de Irún son los escenarios del desenlace de una historia densa, rica en personajes y ambientes, y apasionante de comienzo a fin.

Siéntate en tu butaca preferida y ponte cómodo para sumergirte en mis relatos y en mi novela. Sé bienvenido a mi mundo.

Andrés Simón Moreno Arreche

viernes, 3 de diciembre de 2010

CAP 13 - El Ocaso de los Tulipanes / La vasija rota

La petición de Antonio no se hizo esperar. Habían transcurrido dos horas y necesitaba tiempo, mucho más tiempo y más soledad. Y una computadora de última generación, con acceso inalámbrico de banda ancha a la novísima supranet.

.- Su Santidad, debo asimilar esto con más calma. Deme cuatro horas y…

.- Todo lo que necesitas lo tienes en la recámara de al lado. Haz lo que debas hacer. Vamos a descansar un poco, ahora que tú estás aquí. Amigo mío, recibe la bendición de Dios Todopoderoso: Pater... Fili…

Antonio se inclinó como un templario, abrazando en su regazo el atajo de documentos y temiendo que esta visita se prolongaría más de lo esperado.

.-…et Espiritu sancti…

.- Amén.

Entre otras muchas herencias del Vaticano, la Iglesia Episcopalística Cristiana recibió de sus cofundadores una estructura operativa excesivamente burocrática, que año tras año se depuraba por el empeño de Antonio, la tenacidad de Xosé Osteicoechea y el esfuerzo solidario de los ocho Secretarios Generales. La tecnología digital, la computación con programas de punta y una bien administrada post modernidad eran las herramientas fundamentales para un ‘aggiornamiento súbito’ y permanente de la Santa Sede. Aún así, las decisiones y las órdenes se deslizaban hacia la feligresía a velocidad de caramelo espeso, a través de los apretadísimos intersticios y los blindados compartimientos estancos de una burocracia integrada por cincuenta y nueve comisiones, pastorales, causas, consejos, sociedades, comités, tribunales, cámaras, prefecturas, oficinas y dos docenas de instituciones vinculadas a la Vicaría. Antonio advirtió de inmediato la gravedad de los hechos descritos en el dossier. Una gravedad que sabía, olfateaba y divisaba que tenía su epicentro en lo más profundo de la nueva iglesia cristiana, que surgió espontáneamente desde el ascenso a los cielos del ‘Ángel de La Palabra’, pero que se reafirmó en la fe y la esperanza de la feligresía a partir de las reencarnaciones espectaculares de Rosa Trockembrodt y las curaciones igual de milagrosas, de sus lágrimas colectadas durante los cinco días de cada reencarnación.

En el rústico mesón de su habitación privada fue colocando, una a una, las página del dossier, y a medida que profundizaba en su lectura, el texto iba asumiendo nuevas dimensiones hasta atornillarlo involuntariamente a cada palabra por venir. Antonio tenía una cualidad poco común: Podía pensar en tres cosas al mismo tiempo. No de manera lineal sino simultáneamente en tres escenarios distintos y por si ello no fuera suficiente portento, podía tejer en paralelo un cuarto escenario mientras calculaba con matemática precisión las probabilidades estadísticas de cada factor interviniente. El suyo era un cerebro privilegiado que potenció sus capacidades y desarrolló más sus habilidades desde que tocó por primera vez las lágrimas milagrosas de Rosa Trockembrodt. Junto con la expansión de su densidad cerebral y mental, Antonio se fue hundiendo en una paz espiritual indetenible. Primero experimentó el nirvana místico del Ayurveda, luego recibió el ‘bhodi’ iluminado del budismo. Estimuló su ‘chi’ al transitar la vía de la virtud taoísta y ratificó su fe en Jesús de Nazareth a través de la Teología del Perdón, el fundamento teosófico de la adopción de una nueva forma de vida, aprovechando la fuerza secreta y muchas veces ignorada de la naturaleza divina de la clemencia y la compasión.

En las reuniones trimestrales de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Antonio sostenía que era necesario alcanzar el ‘saber vedado’ a la mente y lograr reformas prácticas con base al ideal de una reunión fraternal de la humanidad, para lo cual la Iglesia Episcopalística Cristiana no podía considerarse a sí misma como la única vía para llegar a Dios, sino un escenario de encuentro e identidad para todas las religiones monoteístas de la humanidad. Una especie de casa antroposófica, donde la naturaleza, la historia y la fe se unen en diversas tesis sociológicas para la reorganización de la humanidad, con la inspiración de La Palabra pronunciada por Jesús y la Teología del Perdón como sustrato filosófico.

A estos planteamientos se oponían argumentos conservadores, como los de Ruperto Bolinaza, Prepósito de la Compañía de Jesús y Director de Culto y Disciplina de los Sacramentos, una de las doce congregaciones administrativas de la Secretaría General de la Fe, quien sostenía que el conservadurismo en la simpleza de los ritos y la consolidación de los Autos de Fe era necesario para la Iglesia Nueva. El hermano Ruperto siempre temió por el espionaje religioso del Vaticano en contra de los intereses de la Iglesia Episcopalística y vio en las avanzadas ideas teológicas de Antonio la puerta franca para sembrar, muros adentro, varios ‘caballos de Troya’. El espionaje vaticano se remonta a muchos siglos atrás, antes incluso de la edad media, cuando la figura de la iglesia no tenia tan sólo competencias religiosas sino que también ejercía su poder en el ámbito militar y defensivo. Desde siempre, las organizaciones religiosas han asumido el poder político en muchos procesos históricos, por tanto es hasta cierto punto de vista lógico que manifiesten un claro interés por asuntos estratégicos y relativos a la inteligencia. Este conocimiento en profundidad y la experiencia que de él se deriva se ha transmitido de generación en generación hasta el punto de que algunas organizaciones como el Vaticano han tenido a su servicio estructuras de inteligencia.

Las instituciones públicas de inteligencia siempre han tenido un especial interés en conocer todo aquello que sucede en el entorno de organizaciones religiosas, porque es de su competencia crear perfiles, detectar movimientos y potenciales riesgos, elaborar informes sobre tendencias sociales y peligros potenciales para trazar perfiles sobre grupos de poder. Pero es en el Vaticano, la célula madre de la Iglesia Episcopalística, donde se pueden encontrar detalladas referencias históricas sobre las actividades del espionaje religioso. Muchos investigadores aseguran que el Vaticano dispuso siempre de su propia división de espías y que además es, aún hoy día, una de las más eficientes y profesionales. Formada por una autentica red internacional de contactos, sus enlaces y ramificaciones actúan desde Roma hasta las pequeñas iglesias en municipios de todo el. Esta red, comúnmente conocida como Sodalitium Pianum, se formó en el año 1909 por decisión del Papa Pío XII y su función es aportar inteligencia de fondo a las decisiones del Papa, Sodalitium elabora de manera frecuente informes y explicaciones de todo tipo sobre las actividades de la iglesia en todo el mundo. Son los agentes papales de la inteligencia.

El perfil de cada Papa es profundamente analizado por servicios de inteligencia de todo el mundo, la pertenencia a una u otra nacionalidad será de gran interés estratégico pues como todos hemos visto cada Papa tiene sus propias preferencias. Por ejemplo Karol Wojtyla (Juan Pablo II) tuvo una clara influencia sobre gobiernos comunistas y ha tenido una notable capacidad para incidir en temas relacionados con la natalidad, la sexualidad, el control de la natalidad con una influencia que en muchos casos ha estado por encima de los mismos gobiernos. La fuerte influencia diplomática que tiene un Papa para impedir guerras, influir sobre gobernantes y crear estados de opinión afecta a naciones enteras y son capaces de influir sobre grandes grupos de población. Es por eso que la elección de un nuevo Papa dispara todas las alarmas de la inteligencia. Por ejemplo la elección de Juan Pablo II en el año 1978 causó una notable preocupación entre los partidos comunistas de varios países especialmente en de Polonia y el de la antigua Unión Soviética.

El espionaje religioso puede adoptar muchas formas diferentes dependiendo el momento histórico y el contexto político del momento, por ejemplo los guardias civiles papales (lo que podría entenderse en cierto modo, como la policía del Vaticano) llegaron a realizar investigaciones criminales en momentos históricos en los que sacerdotes o papas eran sospechosos de haber sido envenenados. La iglesia también ha sido victima de acciones ofensivas, traiciones, asesinatos y envenenamientos han sido frecuentes en la historia del Vaticano.

Cada vez que se procede al cónclave se disparan en la Roma Vaticana las más estrictas medidas y contramedidas destinadas a frenar cualquier intento de espionaje o fugas de información hacia el exterior. Incluso en nuestra época actual, cada vez que el Vaticano escoge al Papa enfrenta numerosos problemas relacionados con cámaras ocultas, micro sensores o chips capaces de detectar lo ocurre en el interior de los muros. El Vaticano dispone de sistemas anti espionaje como muros de plomo, inhibidores de frecuencias que imposibilitarían el envío de comunicaciones hacia el exterior pues el proceso de elección del Papa debe realizarse con la máxima discreción posible.

En el hermético mundo del espionaje internacional se da por sentado que los católicos romanos poseen la tecnología de micrófonos láser de alta definición, capaces de captar las vibraciones existentes en las ventanas y cristales interpretando los sonidos y palabras que se generan en el interior de salas. Es así como los agentes de inteligencia del Vaticano pueden anular los esfuerzos de contrainteligencia cada vez que se realiza un Cónclave o alguna audiencia privada del Papa, esfuerzos que han llegado muy lejos, como por ejemplo la ‘siembra’ de micrófonos situados en el interior de las almohadas de los cardenales y del propio Papa, que ha obligado a que los servicios de inteligencia del Papa realicen periódicamente minuciosos barridos manuales y electrónico.

Bolinaza siempre aludió a la corresponsabilidad compartida del silencio y la reserva, y por ello combatió tenazmente las ideas de Antonio relacionadas con la apertura teológica hacia otras religiones, en especial su tesis de la ‘casa antroposófica’. Fue Bolinaza el propulsor de la obligación de guardar secreto absoluto como juramento ante Dios en todos los hermanos directores, una medida que en cierta medida se llevó hasta el personal de la Santa Sede Episcopalística sometiéndoles a un estudio profundo de antecedentes y actividades., desde cocineros hasta personal de limpieza y mantenimiento, quienes además de permitir tales investigaciones se deben someter a un juramento de silencio perpetuo bajo el riesgo de ser excomulgados si divulgan el más mínimo dato de cualquiera de las conversaciones o informaciones que fluyen por dentro de los muros de la Santa Sede. Pero las competencias del Vaticano no sólo se dedican a la inteligencia sino que se extienden a lo militar con La Guardia d’Onore, también llamada Guardia Palatina, que desde sus inicios ha tenido funciones militares en la defensa de un Estado Pontificio legal, si las circunstancias así lo requieren.

El hermano Ruperto argumentaba lo mismo siempre: que a lo largo de la historia de la iglesia de Roma se produjeron numerosísimos escándalos, como el de aquel sacerdote polaco del entorno del Papa, que tenia como función coordinar la estancia de peregrinos y seguidores, y que fue identificado como un agente secreto que trabajaba para el gobierno polaco. De hecho se sabía de memoria las muchas historias de sacerdotes disfrazados que actuaban realmente como espías infiltrados en la Santa Sede, como aquellos sacerdotes que tenían el doble trabajo de impartir bendiciones y al mismo tiempo detectar los diferentes secretos del Papa. Siempre comentó que el Estado pontificio disponía de un servicio de espionaje propio capaz de detectar cualquier movimiento subversivo.

Bolinaza escribió muchísimo sobre el tema como también otros, tal vez no tan apegados como él a la veracidad histórica, como por ejemplo El Código Da Vinci o “La Santa Alianza, cinco siglos de espionaje Vaticano”, que fueron obras de ‘best-seller’ en las que aseguraron esos autores, sin el rigor investigativo del hermano Ruperto, la presunta relación entre la iglesia y las actividades relacionadas con la inteligencia. También aparecieron en la prensa alemana artículos en los que se asegura que han existido relaciones entre la CIA y el Vaticano, con referencias directas a las numerosas e injustificadas visitas de directores y ejecutivos de alto nivel de la CIA entre comienzos de la década de los años 80 y el 2020.

Los casos más conocidos de espionaje religioso fueron los protagonizados por las organizaciones secretas interesadas en actuar como lobby de presión en el entorno del Papa, entre ellas el Opus Dei y la francmasonería, acusadas permanentemente de realizar actividades de inteligencia en el entorno de organizaciones religiosas a modo una protección para ellos. Las logias masónicas se han extendido por todo el mundo, especialmente en Europa, especialmente luego que el Papa Clemente XII prohibió las reuniones o asociaciones formadas por masones. Las Grandes Logias y otras organizaciones religiosas secretas han sido motivo de fuertes escándalos políticos pues muchos Primeros Ministros y Presidentes de gobiernos del llamado ‘primer mundo’ han permanecido activamente en estas organizaciones facilitándoles su proyección política y su influencia económica. El Opus Dei, las curias, las organizaciones masónicas han sido objeto de profundas investigaciones por parte de la inteligencia vaticana, pues algunas de ellas han llegado a tener entre sus seguidores a cardenales directamente involucrados en organizaciones y logias como Los Legionarios de Cristo, Los Caballeros de Colón y la Orden de Malta, como se pudo comprobar en el año 1998, cuando dos miembros de la Guardia Suiza del Vaticano aparecieron asesinados y uno de los asesinados habría sido un informador.

El amanecer del día siguiente se coló sin aviso ni protesto por el ventanuco de madera y sorprendió a Antonio con una centena de papeles, agrupados y preseleccionados con notas y disgregados por toda la habitación: En la mesa, sobre la cama, colgados en la cartelera de corcho, y en la pared opuesta a la puerta, un pliego blanco sobre el que dibujó un mapa mental de contenidos, con acotaciones de colores y una críptica señalización que sólo él podría interpretar. El suave y melódico repique de campanas le anunció el primer servicio de meditaciones del día, pero prefirió el rigor de la investigación a la acción de gracias de los maitines.

Temía que se enfrentaban al monstruo de la pesadilla peor, al engendro de las vilezas más abyectas, a la quimera astuta y engañosa, a un nuevo y más temible beso de judas, algo que podría hundir a la Iglesia Nueva que se definía a sí misma como…’El camino hacia la Verdad’, y no como la Iglesia de Roma, la esencia y residencia de ‘la única verdad’. Esta posición ecuménica de la Iglesia Episcopalística estaba amenazada, seriamente intimidada por todos aquellos tristes acontecimientos sucedidos en Irán, Egipto y Marruecos, organizados, al parecer, por una célula terrorista cristiano-israelí, con presuntas conexiones con la Iglesia Nueva. De llegar a confirmarse esta teoría, y si llegara a dominio de la opinión pública mundial, el resultado sería devastador, no sólo para el movimiento episcopalístico, sino para la humanidad entera, que se vería bajo el fuego cruzado e inextinguible de una guerra, en la que los límites nacionales y las organizaciones internacionales poco o nada podrían hacer para evitarla. Una Jihad islámica global se enfrentaría a una nueva cruzada cristiana y las nuevas Trompetas del Rey David sonarían en una desgastante y prolongada guerra santa, en la que las estrategias y las tácticas se impondrían al diálogo y al perdón.

El asistente personal de Antonio, fray Nélsido, llegó hasta la puerta de su habitación con el corazón en la boca y la hábito arremangado, con un tropel de pisadas que fueron reduciendo su intensidad a medida que se acercaba a la sólida puerta de fresno contigua a las habitaciones privadas de Su Santidad. La prisa del fraile tenía varios motivos. En primer lugar, no había estado presente cuando Antonio llegó a la Santa Sede por estar en el jardín de las flores, revisando el progreso de una nueva variedad de tulipán, un tulipán índigo que era el resultado de veinticinco años de experimentación en sus plantas liliáceas bulbosas, fundamento investigativo para su Doctorado en Botánica. En segundo lugar, tampoco le asistió en su encuentro con el Vicario Santiago Tomás I, por lo que desconocía la agenda que llevaría don Antonio, como se le conocía en toda la Santa Sede, y tercero, pero no menos importante, producto de sus olvidos y de su obstinada dedicación a las flores, había descuidado la atención a la recámara de don Antonio.

Sabía de memoria que las instrucciones del hermano Xosé eran precisas e ineludibles: La habitación de don Antonio tiene que estar preparada y lista siempre. Aunque no venga o no la use, se debe limpiar todos los días, una jarra con té de tilo tiene que estar preparada y fría en su nevera, la cual debe surtirse diariamente con frutas frescas y agua mineral. La computadora portátil, la impresora láser y la conexión a supranet deben estar en perfecto estado y operativas, a pesar de ser equipos antiquísimos como la TV de plasma y el IPod nano de su agenda calendario. Todas estas responsabilidades recaían en el octogenario pero dinámico fraile y por todas estas infracciones y su incorregible costumbre de llegar siempre tarde, fray Nélsido tocó la puerta de la habitación de Antonio con un ahogo entre pecho y espalda. Tocó suavemente dos veces y el tiempo de espera lo utilizó para recomponer su sotana y recobrar el aliento. Pasado el primer minuto de espera tocó de nuevo, ahora más fuerte, y la pesada puerta de madera se abrió lentamente, permitiéndole ver la cara de Antonio que reflejaba en sus profundas ojeras el trasnocho de una amanecida reciente. La invitación de Antonio, amable y gentil, le disipó sus angustias; aún así no se disculpó como siempre, como tantas veces, expresando un sincero arrepentimiento, sino que sorprendió a Antonio con una petición:

.- Excelencia, de más está prometerle que voy a cambiar. Estoy viejo y cada día que pasa estoy más olvidadizo de mis deberes y más dedicado a... A otras cosas. - evitó mencionar a sus amados tulipanes índigo - ¿Por qué me mantiene como su ayudante? En la vicaría hay cientos de hermanos más dispuestos y mejores que yo para servirle.

Antonio sonrió mientras se dirigía al ventanuco del cuarto. Asomó al sembradío de rosas, margaritas, girasoles, geranios y tulipanes que se extiende desde el pie de su ventana hasta las camineras que comunican el edificio principal de la Santa Sede con la Biblioteca General y el Centro Audiovisual. La visión era sobrecogedora: Más de dos mil metros cuadrados de un espléndido huerto floral multicolor que perfumaba todas las mañanas y las tardes a la Santa Sede; se trataba de un cuidado jardín surcado por un camino de piedras en espiral que conduce a una pequeña meseta, donde el enjundioso fraile expone a la admiración de todos dos docenas del más hermoso y extraño de todos los tulipanes: El tulipán índigo. Mientras Nélsido esperaba por la dispensa y mentalmente compilaba las virtudes y las competencias de tres o cuatro de los mejores candidatos a sucederle, Antonio le invitó a sentarse junto a él en el tosco camastro de ladrillo y tablas.

.- Nélsido, ven y siéntate a mi lado que te quiero responder con una historia que escuché por ahí, un día que ya no recuerdo.

Antonio era famoso por ‘las-historias-que-escuché-por-ahí’. A través de ellas daba profundas lecciones, como lo hicieran los patriarcas del viejo testamento, como acostumbraba Lao Tsé con sus alumnos, a la manera de Aristóteles en el Liceo de Atenas. Una aureola de serenidad envolvía a su audiencia y el tono de su voz tomaba un timbre, único, cálido, embrujador.

.- En una zona reseca del Norte de África, donde la arena del desierto carcome lentamente la piedra del granito de las montañas del Atlas, un labriego bajaba todos los días hacia el único pozo de agua con dos grandes vasijas de barro atadas a cada lado de su camello. Una de ellas estaba recién cocida y mantenía la frescura del agua hasta muy entrada la noche. La otra era muy vieja. Tenía rajaduras de antigua data por donde derramaba, gota a gota, la mitad del agua que almacenaba. A pesar de ello, el labriego nunca la cambió y continuó transportando el agua hasta su casa, ubicada en lo alto de las montañas del Atlas, en aquellos dos cántaros. Un día la vasija rota le habló:

‘Labriego ¿No ves que ya estoy vieja y rota? Ya no te sirvo. Derramo por el camino la mitad del agua que me colocas ¿Por qué no me cambias por otra vasija mejor, más nueva, más grande? Así verás que tu esfuerzo de todos los días se compensará con más agua para tu casa’.

El labriego se le quedó viendo a la vasija y le contestó:

‘Tú eres la mejor vasija que tengo. No te cambiaría por ninguna’.

La vasija, perpleja, le respondió:

‘Pero ¿Cómo puedes decir eso? ¿Acaso no te importa que derrame la mitad del agua por el camino?’

El labriego sonrió:

‘Eres tú quien no se ha dado cuenta de la importancia de tu existencia. Te lo voy a develar: Como por tus grietas derramas, gota a gota, la mitad del agua, sembré semillas de trigo por la orilla del camino de regreso y gracias a ti he podido regarlas convenientemente y cosechar todos estos años alimento para mi familia. Y además, mi querida vasija vieja, eres tan generosa que todos los días llegas con suficiente agua para amasar la harina de nuestro pan y lavar nuestras caras y pies. Si no fuera por ti, vasija rota, sólo tendríamos agua para la saciar la sed.’

Se hizo un silencio. Tal vez dos. Pasados algunos segundos fray Nélsido echó a llorar con el rostro cubierto por sus dos encallecidas manos morenas.

.- Por eso no te cambio, vasija rota… -dijo Antonio paternalmente- porque sin darte cuenta eres el único asistente que honra a su superior con un jardín de flores debajo de la ventana. ¿Te parece poco ese esfuerzo?

Recompuesto el ánimo del capuchino salieron de la recámara y atravesaron el largo pasillo hasta donde los dos gigantescos y silenciosos monjes tienen la alcabala de acceso. De allí cruzaron a la derecha, rumbo al mausoleo de Rosa Trockembrodt, y nuevamente a la derecha, por el larguísimo pasillo de las doce oficinas de la Secretaría de La Fe, para bajar por ‘La Escalinata de la Gula’ hacia el comedor y las cocinas de la Santa Sede. Después de un merecido desayuno, Antonio se dirigió a la Cámara Apostólica, el epicentro informativo de la Santa Sede, por donde discurrían diariamente todos los cuentos, las intrigas, las tramas personales, las gestiones de los micro feudos de poder, no sólo de los veinticinco mil empleados y laicos en servicio, también de los más de tres mil hermanos que ocupan puestos de todo nivel en las cincuenta y nueve oficinas del vicariato.

La Cámara Apostólica era, con el comedor, la cocina y la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede, la fuente informal del sotto-voce, las infidencias y las traiciones. Si Antonio deseaba reconfirmar algún dato, alguna deslealtad, uno que otro desliz venal, la Cámara Apostólica era el lugar indicado: Más de cincuenta secretarios, ayudantes, traductores, auxiliares, edecanes y agregados de todo tipo orquestan un sub-mundo como el de los eunucos de Palacio en las Mil y Una Noche. Allí, el dato, la primicia y la novedad se confunden con la intriga, el falso testimonio y la ubicuidad de las versiones. Antonio tenía varios informantes infiltrados, una especie de contra inteligencia que le mantenía bien informado. Como siempre, después de su llegada y de su primera entrevista con Su Santidad, dispensaba una visita informal a varias oficinas vicariales, comenzando y terminando ese periplo en la Cámara Apostólica, con una reunión privada con el Prelado Camarlengo.



Este capítulo forma parte de la Novela "El Ocaso de los Tulipanes" ® Depósito legal lf06120088001562 del 18/abril/2008 - ISBN 9789801231615 / Radicación internacional Nº 7571 del 21/abril/2008 - Todos los derechos reservados © Andrés Simón Moreno Arreche Editorial Eróstanus


1 comentario:

  1. Había intentado abstenerme a comentar hasta terminar la lectura de todos los capítulos,hago una pausa,rompo mi intento para decirte mago que no imagine mal,hasta este punto,mucho más que atrapada,reitero,eres un excelente escritor y magnifico narrador...el viaje continua.

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