A la primera campanada, todos los alumnos de la escuelita rural se abalanzaron hacia el patio y desde allí, una riada de muchachos se desgranó por el camino real y las veredas adyacentes, interrumpiendo la modorra de la una de la tarde y salpicando de alegría multicolor la solemnidad del bosque de robustos arces que rodea la escuela.
Agarradas de la mano, dos niñas se alejan del bullicio y se dirigen hacia una vieja mina abandonada. En el trayecto conversan animadamente y al llegar a la entrada introducen sus breves cuerpecitos por entre el mohoso maderamen que clausura el acceso. Varios niños se han perdido por el bosque y la asamblea de vecinos ha discutido acaloradamente la conveniencia de trasladar la escuela hacia una locación más próxima al poblado.
Agarradas de la mano, dos niñas se alejan del bullicio y se dirigen hacia una vieja mina abandonada. En el trayecto conversan animadamente y al llegar a la entrada introducen sus breves cuerpecitos por entre el mohoso maderamen que clausura el acceso. Varios niños se han perdido por el bosque y la asamblea de vecinos ha discutido acaloradamente la conveniencia de trasladar la escuela hacia una locación más próxima al poblado.
Después de transitar por entre las peligrosas estructuras de los pasadizos internos de la mina, las niñas llegan a un rellano y logran dar con dos de los niños perdidos. No hay sorpresa en el rostro de las niñas y tan sólo una interrogante retumba en la oquedad de la cueva con la inocencia angelical de la voz de Marielys:
.- ¿A cuál de los dos matamos primero?
Este relato forma parte del Volumen I de "Relatos Para Contárselos a La Muerte" ® Depósito legal lf06120088001563 ISBN 9789801231622 / Radicación internacional Nº 7572 del 21-04 2008 - Todos los derechos reservados © Andrés Simón Moreno Arreche Editorial Eróstanus™
Escalofriante infancia...
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