La reacción de los restantes cuatro príncipes no se hizo esperar; luego de una breve discusión en el salón de la Mesa Redonda de su padre, el Rey Arturo, organizaron una batida general con la participación de cincuenta sirvientes y dejaron a la princesita en el castillo junto con las otras mujeres de la servidumbre, sus damas de compañía y los cocineros. Había que vengar la muerte de los príncipes y librar a Irlanda de tan nefasto demonio. Luego de otros dos días, una intensa llamarada surgió a la distancia más allá de los bosques del Este y como pasaron cinco días más sin que los integrantes de aquella batida regresaran, la valiente princesita vistió de armaduras, se hizo con la espada de acero de su padre y protegida con el escudo de San Patricio, salió a combatir al dragón en la explanada frente, montada sobre su yegua mora.
Una fuerte brisa antecedió a la llegada de la bestia, tan grande como el castillo mismo, pero la valiente pelirroja no se amilanó y soportó el vendaval de tierra y borrasca que producía el dragón con su aletear. Desde las glorietas del castillo, las mujeres de su servidumbre y sus damas de compañía observaban ateridas de espanto la brutal diferencia entre la inmensidad de aquel demonio de los infiernos y la insignificante presencia de la valiente y hermosa princesita, pero he aquí que cuando todos pensaban que el dragón azul iba a lanzar una bocanada de llamas, quedaron demudados al escucharle hablar:
.- "Hermosa princesa de este castillo, ¿Por qué sales a combatirme? ¿Acaso he hecho yo algo que justifique tu actitud?”
La voz retumbó en las paredes de las murallas estremeciendo sus milenarios cimientos, pero la princesita agarró fuertemente las riendas de su montura, asió contra su pecho el escudo de San Patricio y a pesar del rechazo de su bestia, hincó espuelas y se le acercó al dragón azul a menos de cinco codos de su garra derecha, cuya pezuña era tan alta como el portalón de acceso del castillo. Con un leve y basculante movimiento de su enorme cuello, el dragón azul inclinó su intimidante cabeza de cuernos para escuchar con curiosidad y atención lo que su pequeña y hermosa oponente le contestaba:
.- "Has asesinado a mis hermanos y a todos los hombres de mi servidumbre. Mis dos hermanos mayores fueron en tu búsqueda y tan solo regresaron sus cabalgaduras. Hace cinco días mis otros cuatro hermanos también fueron a por ti, acompañados por nuestros soldados pero tan sólo divisamos un resplandor en el bosque. Así que si algo más quieres de nuestra dinastía lo obtendrás del mismo modo en que te has llevado el resto: Combatiendo".
Pero cuando la hermosa princesita valiente se disponía a lanzar su primera estocada, un bullicio proveniente del bosque atrajo su atención. A la distancia de unas quinientas varas se levantaba una cortina de polvo que se acercaba con violencia, y cuando estuvo a menos de cincuenta, la visión que percibió la princesita valiente le heló la sangre y presa de un calambre generalizado que le paralizó, no pudo sostener más la espada del Rey Arturo, que cayó a un costado de su cabalgadura. Entonces, una lágrima se le asomó por sus cristalinos ojos azules al identificar al frente de la turba, los potentes brazos y la sonrisa perfecta de su hermano mayor.
Me encantó este relato, qué bueno poder trasladar mi imaginación con sus relatos maravillosos. LUCIA
ResponderEliminarBellísimo Andrés, es como viajar en el tiempo, una narración exquisita
ResponderEliminarExcelente relato, un fial muy distinto del acostumbrado, me gusto mucho, muy buena tu tactica de colocar una parate en una re e invitarte a leer el final en tu blog, un abrazo
ResponderEliminarLeerte siempre es un boleto premium,el viaje es tanto maravilloso y excitante,como recreativo y de aprendizaje,encantada siempre de tu magia.
ResponderEliminarFué un viaje perfecto alamundo de los Dragones y los principes,pero me he quedado en ayunas esperando otro desenlace.¿que pasó con el Dragón?
ResponderEliminarque hizo la princesa después?...le dió un beso y se transformó en un delicado y rubio doncell??
para su felicidad?...me fascinó todo lo que escribes me dobla...un abrazo...Norma